La Belleza - Marzo de 2019


El papel de la humanidad en la vida planetaria es el de agente de unión entre los reinos superiores e inferiores, y esto influencia todo lo que transpira en nuestro mundo. Este trabajo vinculador se hace posible gracias a nuestra inteligencia creativa que construye puente y facilita el flujo de la energía. La meditación de Triángulos tiene la creatividad en su centro y este trabajo de Triángulos está transformando las estructuras del pasado, creando un mundo nuevo y más iluminado.

Un antiguo mantra pide que seamos conducidos de la oscuridad a la luz, de lo irreal a lo Real, de la muerte a la inmortalidad. Pero el viaje espiritual incluye otra necesidad, quizás menos conocida, que se expresa en la petición de que seamos conducidos “del caos a la belleza”. En un comentario acerca de esta frase, se describe a los trabajadores espirituales como creando sutilmente una belleza en medio del caos de la realidad objetiva. Trabajando detrás de la escena, están introduciendo nuevos y sutiles colores y desarrollando planes que reflejan la belleza de los planos internos y los lleva a influir sobre las estridentes e incipientes estructuras que muy a menudo definen nuestro mundo de hoy. Los trabajadores de Triángulos de todas las nacionalidades y temperamentos diferentes están contribuyendo colectivamente a esta necesaria transformación, convirtiéndose en parte de este paradigma emergente que está liberando un sentido de vivencia y renovación.

Esta urgencia para extraer belleza del caos es innata en un número creciente de personas que ahora están respondiendo al impulso acuariano.  Las formas creativas resultantes son cada vez más simples en diseño – una simplicidad que sin embargo lleva una potencia espiritual y que conducirá a la creciente revelación de la luz interior que en la actualidad está velada por una multiplicidad de formas.

Esta tendencia iluminada prueba el crecimiento espiritual de la humanidad y su habilidad para acceder al propósito divino.  Se dice que el propósito que está emergiendo es una función del dolor que es tan característico de la experiencia humana, y que ningún otro reino de la naturaleza siente de la misma forma.  El dolor en el que la humanidad está encerrada se debe al hecho de que estamos atrapados dentro de los confines del tiempo y del espacio y a que podemos distinguir entre la causa y el efecto. Este apego al mundo material conduce a estados negativos de consciencia tales como el miedo, el dolor y el arrepentimiento. Sin embargo, se dice que algo verdaderamente asombroso se está desplegando en este planeta como resultado de este dolor: estamos aprendiendo a ser agentes redentores, cooperando con los reinos espirituales supriores, procesando y purificando el dolor para, en cambio, liberar amor y belleza. A medida que nos liberamos de estos apegos, aparece el sol espiritual interno y nos damos cuenta que nuestro destino colectivo es ser un vehículo a través del cual el Plan de amor y luz pueda realizarse.