La Confianza: La Expresión Externa de la Fe Interna


Aplomo, seguridad, audacia, coraje, firmeza, temple, dominio de sí mismo, autosuficiencia, son algunos de los muchos sinónimos de confianza, una cualidad positiva y admirable. Se ve en los expertos de toda clase. En el mejor de los casos, es una cualidad radiante que brilla incluyendo a los demás en una alegre e iluminada seguridad de que todo está y estará bien. Como un poderoso imán, la confianza atrae a todos a su paso.

Su fuente puede surgir de un abundante talento natural, buena fortuna o experiencia y habilidad acumuladas. Sin embargo, si se basa en estas condiciones externas favorables, esa confianza es susceptible a los cambios interminables de la vida moderna, y entonces lo que era una presencia constante y firme puede convertirse en una ilusión pasajera, en un deterioro inquietante y en inseguridad. También es cierto que, para algunos de nosotros, la confianza siempre ha sido y sigue siendo una experiencia relativamente rara, mientras que la inseguridad no lo es. En entornos competitivos, los perdedores superan con creces a los ganadores, y las circunstancias desfavorables, ya sean leves o graves, también contribuyen a la falta de seguridad, por muy confiado que uno pueda parecer a los demás.

Puede que no sea tan evidente, pero la confianza no tiene por qué depender de estas condiciones exteriores. Hay fundamentos espirituales para una confianza mucho más fiable, pero esta requiere de un cambio de perspectiva que nos da otro de los sinónimos de confianza. Esa palabra es fe. En el uso común, fe ya no es un término tan popular como era antes, y no parece ejercer la luminosa atracción de la confianza. Una definición del diccionario dice que fe es creer (sin pruebas). Tales definiciones sugieren una visión del mundo que depende de los sentidos físicos e implica tácitamente que el espíritu no puede dar origen a la manifestación, o que la creencia es una simple doctrina sin fundamento o una confianza irreflexiva.

En contraste con esto, el servicio de Triángulos considera que la conciencia espiritual es el medio para iniciar las consecuencias materiales. Esta es la base de la red de buena voluntad iluminada y de las enseñanzas espirituales, que resuena con la premisa de este pasaje bíblico: “La fe es la sustancia de las cosas esperadas, la evidencia de las cosas no vistas”. [Hebreos 11:1-6] El mundo del espíritu brilla a través de esto. Cada trabajador de Triángulos construye con esta confianza de que el pensamiento es creativo y que a través de este pensamiento iluminado se distribuye la buena voluntad. En este trabajo, tenemos toda la confianza. Con puntos de luz conectados, se construye una red para crear correctas relaciones humanas: en su centro, un alineamiento de corazones crea un sendero para el avatar esperado, Aquel que viene.

***

“En la quietud y en la confianza debe estar su fortaleza”. ¿Ha observado usted alguna vez el significado oculto de estas palabras? Esa quietud se refiere a la condición necesaria del cuerpo astral o emocional, y la confianza, expresión externa de una fe interna, describe la conducción de la mente... La quietud conduce a reflejar debidamente el tranquilo lago de la vida emocional, y esto se hace a la luz del alma. Confianza es la expresión de la fe de la personalidad puesta en la realidad del alma y el Plan. “Fe es la sustancia de las cosas esperadas, la evidencia de las cosas no vistas”. Estas realidades deseadas, cuando son reflejadas en la naturaleza emocional, evocan la aspiración y desarrollan la fe.

Discipulado en la Nueva Era, Tomo I, A.A. Bailey, p. 339 ed. Inglesa