El Principio de Compartir - Junio de 2016

El compartir depende de la correcta circulación de energías y fuerzas. La salud del individuo depende de un buen sistema circulatorio y el mismo principio se aplica a la vida de una comunidad, una nación, la comunidad de naciones, nuestro hogar planetario, y también al sistema solar, de acuerdo con el aforismo “como es arriba es abajo”. Dondequiera que haya bloqueos o congestión, la circulación se inhibe y el resultado es un desarreglo en el sistema.

Compartir en la vida diaria no es un ideal descabellado; es evidente en los servicios públicos, en las grandes galerias y museos públicos, parques municipales y espacios públicos, y en muchas iniciativas comunitarias tales como los bancos de alimentos. Está demostrado en el trabajo de Triángulos donde grupos de tres personas invocan las energías de la luz y la buena voluntad y las visualizan circulando a través de los tres puntos focales de cada triángulo y a través de la red de triángulos que rodean el planeta. En una época de intensa competitividad, la idea de compartir está llegando a ser más de dominio público como una respuesta a la desigualdad económica y a la injusta distribución de los recursos. Los servicios públicos compartidos que sirven al bien común  llevan con nosotros muchos años y ahora el concepto de una economía compartida está surgiendo a través de las redes electrónicas y de comercio, el compartir de información a través de emplazamientos en redes sociales y de compartir archivos en internet.

El trabajo de los Triángulos está basado en la idea de que a través de la red etérica están circulando energías y fuerzas sutiles que vitalizan la forma física. El poder del pensamiento envía estas energías en esta dirección y ellas se convierten en un recurso compartido en el plano mental. Todas las numerosas iniciativas inspiradoras de compartir en el mundo son el resultado del pensamiento creativo de alguna mente o grupo de mentes cuyos corazones no tienen fronteras.

El cuerpo etérico o de energía que modela la forma humana es una parte integral del cuerpo etérico del planeta y del sistema solar.  De acuerdo con las enseñanzas de la Sabiduría Eterna “el campo del espacio es etérico en su naturaleza” y es una “entidad”. A través de esta red etérica cada ser humano está relacionado con cada una de las otras expresiones de la Vida divina.  Lineas de luz ciculan a través del campo etérico por los reinos humanos y subhumanos de la naturaleza; hay una circulación constante de energías que entran, cruzan y salen del cuerpo de manifestación. Sobre esta base todo está relacionado y es interdependiente y el cuerpo etérico planetario lo mantiene unido.

El destino de la Humanidad es ser el planetario portador de luz; el que restaura el divino flujo circulatorio en nuestro hogar planetario a través de todos los reinos de la naturaleza, incluido el humano.  El principio de compartir ayudará a que la humanidad cumpla este destino.