Triángulos: Un Camino de Servicio - Diciembre de 2018


Hace muchos años, durante la guerra mundial, el trabajo de Triángulos se describió como “un simple proceso vital, expresado en la vida diaria, implementado por corazones bondadosos y amorosos y motivados por una visión mundial de correctas relaciones humanas”.  Aunque el mundo ha cambiado desde entonces, más allá de toda medida, esta amplia y magnética visión todavía  es válida.

Triángulos está ayudando a perfilar una nueva era, y a evocar el alma de la humanidad, de tal manera que los principios espirituales se desarrollen en el escenario mundial por el poder del pensamiento enfocado y amoroso.  La humanidad está despertando a sus profundas responsabilidades como custodio del planeta. El amanecer de una nueva era está sobre nosotros, aparecen las influencias acuarianas, las crisis abundan y la humanidad está entrando en aguas inexploradas, pero cuando las nubes de tormenta hayan pasado, será capaz de absorber mejor los impulsos más elevados, tales como el poder constructivo de la buena voluntad, que están abriéndose paso hacia los niveles externos.

La buena voluntad es la expresión de amor más elevada que la humanidad puede demostrar actualmente. Se revela a través de las correctas relaciones, de una habilidad para hacerse cada vez más consciente de las muchas partes o vidas que conforman el Todo mayor: divino, humano o dentro del mundo natural.  Nadie es una “isla”. Todos tienen expresiones particulares e individuales, pero comparten una humanidad, un viaje y un objetivo común. Y aunque hay tantos caminos que llevan a Dios como seres humanos, ningún camino es mejor o peor que otro, sólo diferente, con sus propias peculiaridades, idiosincrasias y comentarios.  Como seres humanos, tenemos nuestro único y propio dharma  y karma, sin embargo colectivamente somos una parte intrínseca del reino humano que evoluciona, el discípulo mundial.

Si la buena voluntad ha de tener éxito debe tener una base mental, así como espiritual. Espiritual, porque este es el origen, la fuente de la que emana, el depósito universal de energía. Los mundos amorfos son una medida del canon subyacente o plan para los mundos externos, y sus impresiones están tomando forma en la consciencia colectiva de la humanidad. La buena voluntad necesita elaborar iniciativas y proyectos constructivos y con propósito. Esto sólo se puede hacer cuando una mente o grupo de mentes son instrumentos para llevar a cabo la visión a fin de abordar los problemas subyacentes y bien asentados en el mundo de hoy y del futuro.

Probablemente todos estaríamos de acuerdo en que la condición humana es un viaje extraordinario de auto descubrimiento, una aventura interna y externa, y progresa de un foco en el mundo exterior de percepción y experiencia sensual a una creciente conciencia de la belleza, complejidad y sutiles impresiones de los mundos más internos. Uno sólo tiene que considerar la belleza y profundidad de la filosofía, el arte, la música y la literatura que nos eleva al cielo para vislumbrar fugazmente la mano de Dios en todas las cosas. A través de su creciente creatividad espiritual en la consciencia, la familia humana actúa como un vasto puente que abarca y une los mundos interior y el material: el Reino de Dios y los otros reinos del mundo natural.

Nuestro trabajo reúne a personas de buena voluntad de todo el mundo que se unen cada día en un espíritu de amor y servicio. A medida que la red se expande por la adición de nuevos triángulos, se hace cada vez más energética con la luz y la buena voluntad, y ayuda a anclar estas energías más directamente en la conciencia humana.  Al mismo tiempo la red se introduce más y se entrelaza con la sustancia material del plano físico, y por tanto se “aproxima” más a la conciencia humana.

En tanto que atraemos y evocamos luz y buena voluntad en el magnético campo etérico planetario cada día, la relación entre el Cristo, la Jerarquía y la Humanidad se refuerza. Y todos y cada uno de los triángulos juega su único e indispensable papel en el trabajo del servicio y renovación planetaria en curso. El servicio es la contribución más destacada del alma al Todo mayor y e describe como “la espontánea  afluencia de un corazón amoroso y una mente inteligente”.  Por tanto, qué propósito mayor puede haber que vivir una vida de servicio a la familia humana, al Plan de Dios en desarrollo, y a todas las grandes almas iluminadas que guían e inspiran a la humanidad.  Qué mayor alegría puede haber que devolver al gran Todo aquello que hemos tomado de él en el curso de nuestra evolución y aprender a servir por siempre.