¿Dónde Encontramos la Esperanza? - Marzo de 2022


Debido a que estamos viviendo tiempos difíciles y desafiantes, la pregunta de dónde encontrar la esperanza llega a las profundidades de nuestro ser. ¿Hasta qué punto miramos hacia el futuro a través de unos lentes de color rosa? ¿Qué parece ser realista y posible? Muchas cosas a nuestro alrededor parecen caóticas, desorientadas, divididas y confusas. El ruido de la crítica y las quejas puede fomentar el cinismo y abrumar nuestro sentido de lo que es correcto y bueno.

Es precisamente por esto que necesitamos buscar las simientes de esperanza plantadas en lo profundo de nuestro ser. Sólo cuando les prestamos atención podemos hacer contacto con una vibración de esperanza real, y sólo así puede resonar esa vibración a través de nuestros pensamientos e interacciones. A través de este trabajo interno silencioso, nuestras meditaciones pueden irradiar las energías esenciales de esperanza en nuestros Triángulos y en toda la viviente red de Triángulos, revitalizando la esperanza y la fe en el futuro en todo el campo de la conciencia humana.

Triángulos trabaja con las causas en lugar de los efectos, y la red distribuye energías inspiradoras por medio de la luz y la buena voluntad. La esperanza, como la fe en el futuro, y la visión de las posibilidades futuras, viene del alma, esa parte esencial e iluminada de nuestro ser, a menudo conocida como la naturaleza de Buda, o como “Cristo en ti, esperanza es de gloria”. En este sentido, la esperanza es la evidencia de cosas no vistas. Independientemente del camino que recorramos en nuestro viaje espiritual, la meditación de Triángulos nos lleva a enfrentarnos con el área más profunda de la psique donde la luz sagrada de todas las tradiciones espirituales se conecta con todos los aspectos mentales, emocionales y de voluntad del yo personal encarnado.

La esperanza brota eterna de ese centro iluminado.  Fluye de la percepción del ser humano de la realidad, tanto como alma y como personalidad, porque el alma siempre está presente. La potencia redentora de la conciencia del Cristo interno es una parte de la naturaleza humana y también parte del mundo de los asuntos y relaciones humanas.

La narrativa de estos tiempos difíciles puede considerarse como una preparación para el siguiente paso de evolución espiritual de la humanidad, una iniciación colectiva en un nivel u otro. La prueba es que cada uno de nosotros encuentre el temple interno, la fuerza inherente para comprometerse con la integración del alma y la personalidad, orientando conscientemente la mente y el corazón a la capacidad del alma para sanar, redimir y transformar. Estas vibraciones caracterizan el servicio que los Triángulos de luz y buena voluntad distribuyen para el bien mayor de todos los reinos de la Tierra.