Dag Hammarskjöld – Ética en la cooperación internacional

Marco Toscano-Rivalta*

conferencia para el Fórum de Buena Voluntad Mundial, Sede de la ONU, Ginebra, 28 de Octubre de 2016

 

 

Es un gran placer estar aquí en el Palacio de las Naciones para compartir con ustedes algunas reflexiones personales sobre Dag Hammarskjöld y su contribución a la ética en:

  • la cooperación internacional,
  • el papel de las Naciones Unidas, y
  • la administración pública internacional.


Me parece una coincidencia muy interesante por varias razones:

  • Tenemos un nuevo Secretario General, Sr. Antonio Guterres,,
  • La primera Década del desarrollo de la ONU lanzada el 25 de Septiembre de 1961 y el precursor de la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible y los ODS, están conectados a su legado;
  • Las próximas deliberaciones de la Asamblea General sobre la cuestión de la investigación sobre la muerte de Dag Hammarskjöld y colegas;
  • La revitalización del día del Personal de la ONU, iniciada por Dag Hammarskjöld en  1953, que se celebró esta semana el 25 de octubre, justo después del 24, que es el día de la ONU.


Dag Hammarskjöld y la ONU en su contexto

Dag Hammarskjöld fue elegido segundo Secretario General de las Naciones Unidas en 1953. En la noche del 17-18 de septiembre de 1961, durante sus esfuerzos para conseguir un alto el fuego en la crisis del Congo, él y otros quince perecieron en el cumplimiento del deber en un accidente de avión cerca de la frontera entre la actual República Democrática del Congo y Zambia. Un accidente que dejó abiertos muchos signos de interrogación, y que de hecho, el año pasado la Asamblea General reconoció que “serían necesarias una nueva comisión o investigación para finalmente establecer los hechos”.

Durante la dirección de Hammarskjöld entre 1953 y 1961, el número de miembros de la ONU se incrementó de 60 a 110 estados a raíz de la descolonización. Se llevaron a cabo avances importantes en su funcionamiento, incluyendo el establecimiento del sistema de representaciones permanentes de los Estados miembros en la ONU, la consolidación de las funciones políticas de la Secretaría General y de administración pública internacional, la creación de las operaciones de mantenimiento de la paz y de los Enviados del Secretario General, así como el desarrollo de programas de cooperación técnica para los países.

Estos cambios se hicieron posibles gracias a la estrecha cooperación que Hammarskjöld inspiró y que fue utilizada por algunos de sus colegas visionarios dentro de la ONU y fuera en los gobiernos, las instituciones académicas, instituciones científicas y organizaciones de la sociedad civil, así como en las artes.

Apenas un mes antes de su muerte,  en  su  último  Informe  Anual  sobre  la  labor  de  la Organización, pidió a los países que escogiesen una opción sobre la dirección en que la ONU debería ir, incluyendo el papel del Secretario General de la ONU y los poderes políticos que le   fueron   concedidos   la   Carta,   ya   fuese   como   pura   maquinaria   para   conferencias diplomáticas  o como un instrumento ejecutivo para la paz y el desarrollo. Una elección que sería importante en la relación entre la organización y sus Miembros, y entre los Miembros. La práctica posterior parece apuntar al hecho de que se eligió un instrumento ejecutivo y un pleno reconocimiento de los poderes políticos de la función del Secretario General.

Evolución de la Gobernanza de las Naciones Unidas

Desde la época de Hammarskjöld, el mundo ha pasado por enormes cambios en términos sociales, económicos, culturales, políticos y científicos. Estos incluyen el aumento de las organizaciones públicas, privadas, con o sin ánimo de lucro, competentes, comprometidas y activas en todos los ámbitos de la cooperación internacional, y legítimamente esperando jugar plenamente su papel por el bien de la humanidad y la mejora de las condiciones de vida en la Tierra, en cooperación con las Naciones Unidas.

Como consecuencia, los Estados miembros se encuentran en la progresivamente desafiante posición de dejar de   ser los "dueños" de las Naciones Unidas, sino más bien ser los “administradores” en nombre de los "pueblos de las Naciones Unidas" en la consecución de los Objetivos y la práctica de los Principios, consagrados en la Carta de la ONU.

Se espera que los Estados miembros garanticen que las decisiones y acciones tomadas por la ONU reflejan los mejores conocimientos e intereses compartidos, amplían la zona de puntos en común, constituyen un poderoso pragmatismo visionario, son justos y respetan la ley, y que todos aquellos que pueden contribuir a su formulación y aplicación están habilitados para hacerlo - enotras palabras, decisiones que fomenten una decidida cooperación en todos los grupos de interés y el apalancamiento de su potencial.

Dependiendo de  los temas en  juego, tales grupos de interés cambian y, utilizando una terminología   de   ingeniería   mecánica,   hoy   tenemos   que   hablar   de   la   cooperación internacional con una "geometría variable".

Esto plantea retos importantes para la toma de decisiones de las Naciones Unidas, que cada vez más, ve la participación de otros interesados en las discusiones y deliberaciones, aunque la decisión formal final continúa siendo de los Estados miembros.

Tales procesos son más complejos, a veces frustrantes,  por un sentido de dilución de los problemas reales, pérdida de propósito y pérdida de tiempo, mientras que fuera, las necesidades del mundo aumentan rápidamente. Sin embargo, estos procesos pueden también ser muy potentes y visionarios. El pensamiento de los participantes toma forma poco a poco y, a veces, van más allá del compromiso y dibujan un nuevo panorama, un nuevo terreno común y una meta compartida.

Un ejemplo muy positivo es el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres adoptado en 2015, que, al tiempo que reconoce la responsabilidad primaria de los Estados para gestionar el riesgo de desastres, señala que esta responsabilidad es "compartida" con otras   partes   interesadas,   como   las   empresas   y   la   sociedad   civil.   Se   trata   de   un reconocimiento político del espacio y roles que otros interesados puedan jugar, y por lo tanto de su responsabilidad de intervenir y jugar su parte en el trabajo uno. Esto creará muchas oportunidades y tendrá importantes implicaciones  en la responsabilidad.

El Corazón de las Naciones Unidas

Las Naciones Unidas fueron concebidas para ser un agente para el cambio, dotado de los órganos necesarios.  No la causa del cambio, que de  hecho  depende  de  la  creciente conciencia de la humanidad. Las Naciones Unidas son más bien “un punto focal de esfuerzo para guiar el difícil y delicado desarrollo para que este progreso se pueda lograr en paz y se convierta en un medio para reforzar la paz”.

El ser un agente para el cambio implica ser un modelo de cambio, y esto debe reflejarse en un ajuste continuo de cómo se utiliza la Organización, incluyendo sus métodos de trabajo. Este es un punto fundamental, que lejos de ser puramente académico, tiene implicaciones muy prácticas.

Hammarskjöld invirtió mucho tiempo en expresar, explicar y practicar el potencial de los preceptos contenidos en la Carta de la ONU sobre el papel de las Naciones Unidas y la Secretaría, y cómo las normas existentes ofrecían una base fuerte y podían ser interpretadas para abordar los siempre emergentes nuevos temas y servir las necesidades de los pueblos.

Una pregunta legítima es si él y sus colegas en ese momento desvelaron todo en la Carta, o si hay algo más que buscar. Incluso hoy, Hammarskjöld es de ayuda.

Sus incansables esfuerzos en la interpretación y la práctica de los Artículos relativos a la función de la Secretaría, incluido el Secretario General y su poder político, nos indican otra disposición clave de la Carta de las Naciones Unidas que se ha mantenido hasta hoy un poco en la sombra: y ésta es el párrafo 4 del artículo 1.

El Artículo 1 trata de los Propósitos de las Naciones Unidas. Realmente entramos en el corazón de la Carta de la ONU, de la visión que hay detrás de la creación de las Naciones Unidas. Permítanme leérsela:

1.1 Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz;
1.2 Fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y tomar otras medidas adecuadas para fortalecer la paz universal;

1.3 Realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivo de raza, sexo, idioma o religión;

Y el artículo 1.4 sobre el que quiero llamar su atención:

1.4 Servir de centro que armonice los esfuerzos de las naciones por alcanzar estos propósitos comunes.

En una primera lectura, su contenido parece bastante obvio, una "obviedad". A través de los trabajos preparatorios de la Conferencia de San Francisco, se observa que este artículo fue objeto de discusiones y modificaciones de escasa importancia. Fue aprobado casi como se había propuesto.  Además, muchos comentarios sobre la Carta de las Naciones Unidas dedican muy poco espacio a este párrafo.

Esta escasa importancia realmente llamó mi atención.

Para mí, ésta es la disposición  más  misteriosa y  fundamental de  la Carta.  Contiene un enorme eufemismo. Es la única disposición que habla de "ser" en lugar de "hacer", y define lo que las Naciones Unidas es, su naturaleza. Todos los demás tratan acerca de lo que las Naciones Unidas tienen que hacer y cómo.

Pero intentando entender lo que algo es, su naturaleza, ¿no es decisivo comprender mejor cómo funciona, cómo usarlo, cómo liberar su potencial en la máxima medida?

Dejadme que os diga algo más.

El artículo 1.4 de la Carta parece decirnos que, hasta que, y a menos que, se cree un centro para armonizar los esfuerzos de las naciones,  no es posible hacer frente con eficacia a los desafíos identificados en los tres párrafos anteriores del mismo artículo, incluyendo la garantía de paz y seguridad, el respeto a los derechos humanos, la igualdad de género, las relaciones de amistad entre los estados y los pueblos, y el logro de la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario.

El artículo 1.4 parece indicar una "conditio sine qua non", una condición necesaria para lograr resultados previstos.

Por lo tanto, el fomentar un centro de este tipo parece ser una prioridad fundamental que merece atención completa y requiere la mejor calidad y habilidades de todos los seres humanos que constituyen los pueblos de las Naciones Unidas e intentan fomentar la cooperación internacional y servir a la humanidad.

El párrafo 4 parece proporcionar una clave interesante para además imaginar y materializar la labor y el funcionamiento de las Naciones Unidas, sus órganos principales, incluyendo la Secretaría y su jefe, el Secretario General, y así llevar a cabo nuevas formas de cooperación internacional.

Los estudios psicológicos indican que la voluntad es esencial para armonizar nuestras fuerzas y partes internas. También se sugiere que en una persona plenamente desarrollada, la voluntad no solamente es fuerte, sino también sabia y amorosa, y a más allá de los intereses de la propia persona.

Razonando por analogía, las Naciones Unidas, a través de la Asamblea General, el Consejo de Seguridad y el Consejo Económico y Social, es un mecanismo para apalancar, catalizar y manifestar la voluntad que en sí misma, actúa como un “armonizador” de las acciones que las naciones deben realizar para el logro del bien común. Las Naciones Unidas es un catalizador de la voluntad al bien. Por lo tanto, es importante estudiar con determinación cómo funciona la voluntad, incluyendo mediante los grupos, y con este objetivo hay un libro muy interesante por Roberto Assagioli denominado “El Acto de Voluntad”.

En particular, una lectura conjunta de los artículos sobre la Secretaría (97-101) y el artículo 1.4 sugiere que la Secretaría, y principalmente el Secretario General, es un instrumento de esta “armonización” de las acciones que entonces son llevadas a cabo por los demás. Y las acciones  no  son  sólo  las de los gobiernos, sino de "naciones", es decir, las personas  y organizaciones que viven y actúan en todos los Estados en apoyo de la paz, la seguridad, el desarrollo económico y social, ayuda humanitaria, los derechos humanos, y las relaciones correctas.

Es crucial reflexionar y entender lo que es este centro para armonizar las acciones   y sus características; lo que implica y requiere; la forma en que se supone que funciona; y cómo se supone que tienen que actuar las diversas partes interesadas, como los representantes de los estados, las ONG y las empresas, y cómo esto condiciona y define el trabajo de los funcionarios de la ONU.

En otras palabras: ¿están obligados los individuos que con diferentes capacidades se ocupan y contribuyen a la labor de las Naciones Unidas, a hacer algo específico a la luz de lo que dice el artículo 1.4? Cuando uno contribuye a la labor de algo que se supone es armonizar los esfuerzos de las naciones por el bien común, ¿necesitan él o ella hacer algo en particular, o de una manera en particular? ¿Cómo, él o ella, debe abordar el trabajo? ¿Cómo necesita prepararse,  él o ella, incluso  a nivel personal? ¿Qué actitud personal?

Ser parte de este tipo de procesos no sólo requiere la mejor actuación profesional, sino que también  plantea  una  crítica  demanda  en  el  individuo  como  persona,  en  términos  de apertura mental y auto-control sobre prejuicios y tendencias.

Me parece que este centro, aunque puede ser representado físicamente por la Asamblea General de las Naciones Unidas, sus consejos, órganos auxiliares y oficinas, definitivamente no está limitado a ello. Debe ir más allá de un lugar concreto y de un conjunto de procedimientos para consultas y negociaciones políticas. Es un espacio psíquico.

Y probablemente no es por casualidad que Hammarskjöld quisiera una sala de meditación en la sede de Nueva York.

Dag Hammarskjöld: Ética de la Función Pública Internacional

¿Cuál es el papel de los funcionarios de la ONU en este escenario? ¿Su contribución al “acto de voluntad” de las Naciones Unidas y al proceso de armonización?

A  lo  largo  de  sus  8  años  de  mandato,  Dag  Hammarskjöld  constantemente  expresó  y demostró las potencialidades del carácter ejecutivo de las Naciones Unidas, incluyendo las funciones del Secretario General.

Su trabajo llegó lejos, pero está claro que es un asunto sin terminar. Queda mucho trabajo por delante para continuar considerando con detalle el potencial de la función de Secretario General para la cooperación internacional.

Hammarskjöld era consciente de que los funcionarios públicos de la ONU juegan un papel decisivo para el éxito de la cooperación internacional y de sus resultados. Afirmó "El papel esencial de una administración pública internacional en un mundo irrevocablemente interdependiente".

Sin embargo, es necesario “confiar” en los funcionarios de la ONU para “confiarles” esta responsabilidad.    Es por esta razón que Hammarskjöld trabajó duramente para expresar y demostrar la independencia y la neutralidad del Secretario General y la Secretaría, y sus "responsabilidades internacionales", en oposición a las responsabilidades "intergubernamentales". Un corolario es que los funcionarios de las Naciones Unidas sirven y son responsables, no sólo ante los Estados miembros, sino también ante otras partes interesadas.

En  cierto  modo,  Hammarskjöld  no  sólo  ayudó  a  definir  y  demostrar  en  la  práctica  el potencial y las funciones del Secretario General, no sólo el potencial y las funciones de las Naciones Unidas, sino también el potencial y las funciones de la cooperación internacional.

Fue absolutamente una silenciosa revolución, o mejor, evolución, lo que él y sus colegas promovieron con visión, determinación y persistencia.

Para comprender mejor a Dag Hammarskjöld y su papel como Secretario General, es muy útil leer su diario personal y espiritual, “Marcas en el Camino”, y sus discursos públicos, incluyendo las reuniones de la Asamblea General de la ONU y los Consejos de Seguridad.

Para mí fue una revelación. La persona ética de “Marcas en el camino” se fusionó con la función política de Secretario General, instrumento de la “armonización” requerido en el artículo 1.4 de la Carta de la ONU. Ética y administración pública internacional se hicieron a mis ojos una sola cosa: Ética Viva.

Un ejemplo muy concreto que podría tratar de imitar en mi trabajo.

Hay tres pasajes que para mí son una especie de resumen de su orientación:

El servidor público está ahí para ayudar, por así decirlo desde el interior, a aquellos   que toman las decisiones que enmarcan la historia. Él debería - como yo lo veo - escuchar, analizar y aprender a comprender plenamente las fuerzas en movimiento y los   intereses en juego, de forma que sea capaz de dar el asesoramiento adecuado cuando la situación lo requiera. No piensen que él solamente tiene un papel pasivo en el desarrollo. Él es el más activo. Pero es activo como instrumento, como catalizador, tal      vez un inspirador – él sirve.
…Las cualidades que requiere son sólo las que siento que todos necesitamos hoy en día: la perseverancia y la paciencia, un firme control sobre la realidad, una planificación cuidadosa pero imaginativa, una clara conciencia de los peligros, pero también del hecho   de   que   el destino es lo que hacemos, y que el escalador más seguro es el que nunca se cuestiona su capacidad de superar todas las dificultades.

Además,

El peso que llevamos... Se basa únicamente en la confianza en nuestra imparcialidad, nuestra experiencia y conocimiento, nuestra madurez de juicio.


Además, al hablar de la neutralidad y la auto-conciencia,

El funcionario internacional debe mantenerse bajo la observación más estricta. No se le pide que sea neutro en el sentido de que no debe tener  simpatías o antipatías, que no debe haber intereses cercanos a él en su capacidad personal, o que no debe tener      ideas o ideales que le importen. Sin embargo, se requiere que esté plenamente consciente de esas reacciones humanas y meticulosamente se revise a sí mismo, para que no se les permita influir en sus acciones. Esto no es único.   ¿No están todos los jueces profesionalmente bajo la misma obligación?
Si el funcionario internacional se sabe libre de tales influencias personales en sus acciones y está guiado únicamente por los objetivos y las normas comunes establecidas por y para la organización que él sirve, y por los principios legales reconocidos, entonces él ha cumplido con su deber, y entonces puede hacer frente a las   críticas que aun así serán inevitables. ... y si la integridad en el sentido de respeto por la ley y respeto a la verdad, le condujesen a posiciones de conflicto con éste o ese interés, entonces ese conflicto es una señal de su neutralidad y no de su fracaso para observar la neutralidad – entonces, está alineado, no en conflicto, con sus deberes como funcionario público internacional.


La Cooperación Internacional en Evolución

Fortalecido por esta ética, Hammarskjöld se sumergió en las relaciones intergubernamentales y trabajó activamente para transformarlas desde la coexistencia a la cooperación internacional, en línea con la visión y los preceptos de la Carta de las Naciones Unidas.

Me gustaría hacer hincapié en esto: un cambio de "relaciones intergubernamentales" y “coexistencia” a la "cooperación internacional", que podrían ser descritas como "relaciones que sirven un plan planetario inspiradas por un propósito común". Esto no es poca cosa. Esto no es algo que pueda darse por sentado.

En 1945 fue la primera vez, por lo menos en la historia que se tiene registrada, que la humanidad, a través de algunos servidores visionarios y pragmáticos, hizo un compromiso así a escala planetaria: un compromiso de cooperación internacional para el desarrollo.

Aunque lo que esto es e implica, no es una cosa bien definida y continúa siendo un trabajo que está en marcha. Es muy importante tener en cuenta que las Naciones Unidas es un experimento. Hacer esto ayuda a mantener encendida la llama del entusiasmo y la búsqueda de nuevas oportunidades y potencial que pueden no ser visibles en el momento.

Estamos en una transición hacia un "sistema constitucional de cooperación internacional". La palabra "constitucional" no debe asustar a la gente o inducir una sensación de rigidez. De hecho, "el sistema institucional” incorporado en la Carta, ya ha demostrado la capacidad de innovación, de manera similar a la adaptación orgánica a las necesidades y experimentos. “Constitucional” como construido bajo el principio de legalidad en su sentido más amplio.

De hecho, tomar la iniciativa de la Carta de la ONU, el desarrollo y la codificación del derecho internacional, ha contribuido de manera espectacular a definir los parámetros de comportamientos que podrían facilitar un enfoque cooperativo. La obligación de cooperar es un principio bien establecido de derecho internacional. La ley internacional de los derechos humanos, ha definido estándares para las correctas relaciones humanas. La ley internacional del  medio  ambiente  y  la  reducción  del  riesgo  de  desastres,  están  guiando  a  los  seres humanos a tener una mejor relación con la Madre Tierra y sus otros reinos.

Junto al desarrollo del derecho internacional, se han desarrollado los programas de cooperación técnica, se han aprobado planes de acciones y se han emprendido iniciativas con el propósito de transformar las palabras en un cambio por lo mejor.

La  velocidad  y  la  suavidad  de  dicha  transición  hacia  un  "sistema  constitucional  de cooperación internacional" no depende de la Carta, sino más bien de la conciencia de los seres humanos y de su capacidad para comprender plenamente, abarcar y expresar tal dimensión más amplia, que va más allá de los intereses individuales, grupales, nacionales e incluso regionales. ¡Es todo un ejercicio de gimnasia para la conciencia!

A través de la cooperación, el "bien común" continuamente adquiere un nuevo contenido y significado, y los ODS son sólo el último ejemplo. Y el nuevo bien común a su vez, requiere el continuo desarrollo de formas de cooperación. ¡Un ciclo virtuoso!

La cooperación para el bien común de la humanidad, requiere el compromiso inflexible y lo mejor que todos los países puedan expresar y ofrecer - un "nuevo nacionalismo"  como lo llamó Hammarskjöld .

Principios como "interés nacional", "jurisdicción interna" y la "autodeterminación" necesitan una nueva connotación e interpretación. Estos principios ya no pueden ser mal utilizados para justificar y perpetuar comportamientos egoístas y escaparse de los acuerdos marco. Son fundamentales para permitir el crecimiento del potencial que cada nación puede y necesita  para  contribuir  a  los  esfuerzos  colectivos  hacia  las  realizaciones  de  los  fines comunes expresados en la Carta de la ONU. Solamente con este significado e intención deberían ser invocados y respetados, ya que son fundamentales para una cooperación mundial cada vez mejor.

Además, la dimensión ética de la cooperación internacional es cada vez más evidente- la frase "no dejar a nadie atrás" de los ODS, es una expresión interesante.

Algo especialmente importante ocurrió el año pasado. Se alcanzaron cuatro grandes acuerdos, que son en gran medida coherentes en su suma total: el Marco de Sendai para la Reducción  del  Riesgo  de  Desastres,  La  Agenda  de  Acción  de  Addis  Abeba  sobre  la financiación para el desarrollo, la Agenda de 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, y el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático. Es posible argumentar que están estructurados jerárquicamente, con la Agenda 2030 y los ODS en  el vértice.

En mi opinión, este es un hito importante: si no estoy equivocado, esta es la primera vez que tenemos un plan acordado holístico de alcance planetario. Por supuesto, podríamos discutir durante  horas  si  es  lo  suficientemente  bueno,  y  es  importante  hacerlo  para  introducir ajustes en el curso subsiguiente a la acción. Pero en lo que me gustaría hacer hincapié, es en el hecho de que hemos sido capaces de llegar a un plan planetario, un plan de interés compartido a escala planetaria.

Nunca ha sucedido en la historia humana. Es una gran cosa. Creo que esto ha abierto una nueva página en la cooperación internacional.

La ONU ha sido fundamental para los países en el logro de este resultado. Y seguirá siendo fundamental para armonizar los esfuerzos de las naciones en su aplicación.

Es definitivamente una oportunidad increíble a la que todos tenemos que contribuir para su realización.

Conclusiones

Siguiendo el ejemplo de Hammarskjöld, es importante que el personal de la ONU, delegados, la sociedad civil, las empresas y otros, que de diversas maneras participan en fomentar la cooperación  internacional y en la "armonización de los esfuerzos de las naciones en la consecución de los fines comunes" reflexionen sobre el servicio internacional que necesita ser prestado, el papel de las Naciones Unidas a la luz de los principios de la Carta de la ONU, incluyendo el Artículo 1.4, y especialmente, cómo prepararse para ello personal y profesionalmente.

Hacer esto es una inversión esencial.

Y concluyo con unas palabras de Hammarskjöld: "Tal vez una generación futura, que conoce el resultado de los esfuerzos actuales, los mirará con cierta ironía. Ellos verán dónde fuimos torpes y les resultará difícil comprender por qué no vimos la dirección con mayor claridad y trabajamos de forma más consistente hacia el objetivo que indica. Siempre será así, pero esperemos que no encuentren ninguna razón para criticarnos a causa de una falta de esa combinación de firmeza de propósito y flexibilidad de enfoque que garantiza por sí solo que las posibilidades que estamos explorando habrán sido plenamente probadas. Trabajar en el borde del desarrollo de la sociedad humana, es trabajar al borde de lo desconocido. Gran parte de lo que se hace un día probará que  ha sido de poca utilidad. Eso no es excusa para el fallo en actuar según nuestra mejor comprensión, en reconocimiento de sus límites, pero con fe en el resultado final de la evolución creativa en la que tenemos  el privilegio de cooperar".

Muchas Gracias.

* Marco Toscano-Rivalta es miembro del personal de la ONU. Las opiniones expresadas son personales y no reflejan necesariamente la posición oficial de las Naciones Unidas.