Boletín 2019 #2 - La Dignidad del Trabajo


“Tenemos que re-imaginarnos el trabajo – no podemos seguir hablando de empleos. No podemos suplicar empleos ni la esperanza de un empleo. Y tenemos que reconocer que los empleos durante el período industrial fueron, de hecho, una forma de fragmentar nuestra humanidad. Empezamos a depender de sueldos más altos y de bienes de consumo para compensar nuestra deshumanización. Tenemos que crear formas de trabajo que creen comunidad y expandan nuestra humanidad.” Grace Lee Boggs

El proceso de la evolución espiritual se ha descrito a veces como el “Trabajo Uno”: formas, técnicas e interpretaciones pueden diferir, pero el propósito interno es uno. Es interesante que se designe como “Trabajo” – y las enseñanzas del Agni Yoga mencionan a menudo la importancia y la alegría del trabajo. La clave es que esto no debería realizarse exclusivamente para uno mismo, sino por el Bien Común. Es aquí donde el concepto del trabajo se conecta con el servicio mundial, porque ¿qué es el servicio mundial si no el Bien Común? Ser capaces de ampliar constantemente nuestro entendimiento del Bien Común requiere paciencia, persistencia y compasión inteligente. De ese modo, podemos avanzar desde la tradicional etapa del aprendiz, a través de la del esforzado trabajador, hacia la del maestro – la persona o grupo capaz de producir una obra maestra que contribuya al Bien Común. De manera que, a fin de cuentas, el verdadero valor, la dignidad del trabajo, reside en cómo podemos contribuir a la evolución general de toda Vida y, al hacerlo, el ser se ennoblece y dignifica.

Estos conceptos tan elevados parecen tener poco que ver con la experiencia vital de la mayoría de los trabajadores, porque ¿quién de nosotros puede afirmar que su trabajo cotidiano le permite la plena expresión de sus dones en el servicio al Bien Común? Normalmente, la persona media sólo pretende que al menos una pequeña porción de sus capacidades tenga salida en el nicho que tan duramente ha conquistado en el mundo laboral; y, ya de paso, cubrir sus necesidades básicas de cobijo, manutención y seguridad.  Presentarles con la imagen del párrafo anterior parecería el idealismo más ingenuo. Esto se debe, en parte, al significado excesivamente estrecho que la humanidad ha otorgado a la palabra ‘espiritual’, considerándola exclusivamente en relación con el fervor de los rituales religiosos o con la experiencia personal de una conexión mística con el Universo. Pero cada forma de vida, cada actividad (y ¿qué es el trabajo si no una actividad?), puede designarse correctamente como espiritual cuando logra que tanto lo individual como lo social estén un paso más cerca de conectar, comprender, e interrelacionarse libremente con cualquier manifestación de la Vida Una. Reflexionar sobre esta definición más amplia, y cómo aplicarla a nuestra situación laboral, es un ejercicio útil.

Trabajo y Sociedad

Si trasladamos esta perspectiva al nivel de nuestras necesidades más básicas, podemos recordar la fascinante imagen del libro del Génesis: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan…” Este pasaje revela el vínculo esencial entre trabajo y sostén que ha caracterizado a la sociedad a lo largo de los tiempos. La sociedad, esto es, nuestros congéneres, nos proporciona los medios para sobrevivir físicamente: a cambio, se espera que todo miembro adulto realice algún tipo de contribución a su mantenimiento, de acuerdo con las necesidades de esa sociedad y a los talentos de los individuos que la componen. Lo que quizá nunca haya existido es una sociedad en la que ambas cosas hayan estado perfectamente reconciliadas: donde cada persona haya podido contribuir en la medida de sus posibilidades, y haya sido recompensada justamente; y donde la sociedad haya medrado en igual medida. Puede que haya habido momentos de una tranquilidad relativa, pero acompañados de flagrantes desigualdades e injusticias: por ejemplo, la rica cultura intelectual de la antigua Grecia, donde sólo cierto número de varones adultos disfrutaba de plenos derechos políticos, y la mayoría del trabajo era desarrollado por esclavos y trabajadores semi-libres.

Desde los sencillos imperativos de una vida de cazador/cosechador, pasando por el surgimiento de una agricultura establecida, la creación de gremios de artesanos (estrechamente relacionados con las ciudades-estado medievales), la producción masiva y la urbanización, el mundo del trabajo y el tipo de sociedad que produce, están estrechamente vinculados. Lo que se evidencia es un nivel cada vez mayor de complejidad y organización: y uno de los principales avances en este proceso fue la creación, en el siglo XIX, del movimiento laborista, que remite a dos vías diferentes pero interdependientes. En primer lugar, está el movimiento sindicalista, que consiste en la organización del colectivo de los trabajadores, y que fue creado para representarles y luchar por una mejora en las condiciones laborales y en el tratamiento recibido por parte de los empleadores; y para la implementación de leyes laborales y de empleo, por parte de sus gobiernos. La unidad estándar de organización es el sindicato. En segundo lugar, está el movimiento político laborista de numerosos países, que incluye un partido político que representa los intereses de los trabajadores, a menudo conocido como ‘partido laborista’ o ‘partido de los trabajadores’.

Alice Bailey sugiere que la creación del movimiento laborista fue uno de los intentos más exitosos de la historia por despertar a las masas a la idea de una mejora general. Comenta que, “Junto con el desarrollo del movimiento laborista vino a la existencia la educación masiva, con el resultado de que –desde el ángulo de la inteligencia desarrollada– todo el nivel del conocimiento consciente fue universalmente elevado”. (Ext. p.546, Ed. Fundación Lucis)

Continúa sugiriendo que el futuro del movimiento laborista depende de que se espiritualicen las ideas de este movimiento en todos los países, y las de los industrialistas, orientándoles al objetivo de un compartir correcto como paso fundamental hacia las correctas relaciones humanas. En el tema del correcto compartir están los desafíos   del trueque y el intercambio, la significancia del dinero, el valor del oro, la generación de actitudes correctas respecto a la vida material, y todo el proceso de una correcta distribución. Los capitalistas (como Bill Gates y George Soros) y los líderes laboristas, los economistas (como Thomas Piketty y Gabriel Zucman), los banqueros y los representantes de instituciones multilaterales (como Christine Lagarde), los trabajadores reflexivos, y los miembros de las distintas ideologías que existen hoy en el mundo están explorando estas cuestiones de forma colaborativa. Cuando este trabajo se rige por una intención correcta, y por el impulso hacia un servicio inteligente y abnegado, puede constituir una gran contribución a la evolución espiritual de la humanidad. Puede revolucionar nuestra actitud respecto al mundo físico, produciendo un materialismo más iluminado. Un enfoque significativo a este problema es el concepto de la economía del don, definida por pensadores como Charles Eisenstein en su trabajo, Sacred Economics: Money, Gift, and Society in the Age of Transition.

La OIT y el Trabajo Digno

Otro paso significativo en la historia del laborismo fue la creación en 1919, durante la Conferencia de Paz de París que constituyó la Liga de Naciones, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). La OIT celebra su centenario este año, dado que siguió activa incluso tras la disolución en 1946 de la Liga de Naciones, convirtiéndose después en la primera agencia especializada de la ONU. En este artículo se ha incluido un artículo sobre la historia y agenda actual de la OIT. Es interesante comprobar que en la Declaración de Filadelfia de 1944, realizada antes del final de la segunda Guerra Mundial y adjuntada a la Constitución de la OIT, aparece la siguiente aspiración:

“el empleo de trabajadores en las ocupaciones en las que pueden tener la satisfacción de dar la plena medida de su habilidad y logro y realizar su mayor contribución al bienestar común” (énfasis añadido)

Esto vuelve a referirse a la noción de la dignidad en el trabajo, que también está relacionada con el énfasis actual de la  OIT sobre el Trabajo Decente – tanto ‘decente’ como ‘dignidad’ se derivan de la misma raíz proto-indoeuropea que alude a la riqueza o valor. Lograr plenamente un sistema en el que los talentos de cada persona se utilicen no solo para su satisfacción personal, si no también para el mayor beneficio de la sociedad es, sin duda, un desafío significativo. Requeriría un cambio profundo pero sutil en la educación y entrenamiento de los jóvenes, en el que se prestase mucha más atención a la psicología del individuo para identificar realmente el verdadero potencial de una persona. Después, el currículo educativo podría determinarse para reforzar las oportunidades para el desarrollo y, siempre que fuese posible, solucionar los desafíos y dificultades de la psique, permitiendo así la plena maduración de los talentos y habilidades para actuar en sociedad. También habría que tener en cuenta el hecho de que distintos tipos de persona maduran a diferentes ritmos – ello es de especial importancia para las personas con dificultades de aprendizaje y/o discapacidades. Y sólo una vez que finalizase esta educación altamente diferenciada, estaría el individuo en posición de integrarse plenamente en el mundo laboral, convirtiéndose en un contribuyente productivo para la sociedad, un ciudadano en el sentido más pleno.

En este punto, también habría que considerar toda la cuestión de una orientación profesional cuidadosamente diseñada – y en general, la naturaleza e importancia de la orientación profesional en los ciclos de secundaria y terciaria sería, en semejante sistema ideal, mucho más importante y estaría mucho más integrada en el currículo de lo que actualmente está en los países más avanzados. De hecho, toda la noción de lo que significa una ‘carrera’, y del control que tiene el individuo sobre la trayectoria de su vida laboral, merece examinarse detenidamente. ¿Existe algún camino intermedio entre una libertad de elección absoluta para el individuo (si es que realmente existe algo así) y la imposición por parte del estado de cupos laborales y de la producción de bienes que caracterizaron ciertas formas de comunismo? ¿Podría realizarse esto mediante una mayor sensibilización, tanto por parte de los individuos como de la sociedad, respecto al ideal del Bien Común? Tal y como están las cosas, lo que asigna el trabajo en la mayoría de las sociedades es el ‘mercado libre’, y es lo que establece qué trabajos son los más valiosos, y por tanto los mejor pagados. Y, para la mayoría de la gente, son los empleadores quienes suelen dictar los términos y condiciones del empleo, constriñendo así el grado de libertad de acción y creatividad que el empleado podría mostrar. Por supuesto, los empleadores más progresistas están buscando formas de liberar esa creatividad, como investigaremos en el artículo Principios Acuarianos emergentes en el lugar de trabajo.

Otra dimensión de la carrera es que las condiciones de la mayoría de las economías industrializadas actuales implican que las personas tengan que someterse a una situación mucho más variable a la de las décadas anteriores, con la idea de un ‘trabajo de por vida’ casi desaparecida. Ahora tenemos el concepto propuesto por Charles Handy del trabajador de microempleos, en el que la persona desarrolla habilidades móviles para trabajar en proyectos para distintas organizaciones en diferentes momentos de su vida. En cierto sentido, el actual mercado laboral en muchos países, caracterizado por la prevalencia de contratos a corto plazo o trabajos autónomos en contraposición a un trabajo fijo (a veces denominada economía de bolos o de microempleo) es una aproximación rudimentaria a algunos aspectos de esto, pero parece reducir las cosas al mínimo común denominador, con los derechos de los trabajadores recortados, y el poder en manos de las organizaciones empleadoras. Es aquí donde los crecientes debates sobre el Ingreso Básico Universal (1) cobran importancia, dado que hay quienes lo consideran un medio de dar al trabajador la seguridad que él o ella necesita para tener cierta capacidad de elección respecto a su empleador, o para poder combinar un trabajo a tiempo parcial con sus proyectos personales, una idea explorada con más detalle como ‘trabajopropio’ por el escritor James Robertson. (2)

Condiciones Humanitarias del Trabajo  

Incluida también en el preámbulo a la Constitución de la OIT está la significativa observación de que “si cualquier nación no adoptare un régimen de trabajo realmente humano,  esta omisión constituiría un obstáculo a los esfuerzos de otras naciones que deseen mejorar la suerte de los trabajadores en sus propios países”. Esta reflexión está estrechamente vinculada con la actual crisis migratoria mundial, y destaca cómo la naturaleza y condiciones del trabajo en el mundo ejercen un efecto directo sobre la sociedad global. Así, por ejemplo, ciertas formas de trabajo, principalmente las peligrosas – dos ejemplos destacados son el desguace naval y el reciclaje de residuos contaminados – han sido ‘subcontratadas’ por las naciones ricas a otras más pobres; aunque ahora hay indicios de que esta tendencia está empezando a encontrar resistencia. Y en algunos países, existen sistemas de trabajo que son difíciles de distinguir de los trabajos forzados (3), y que explotan principalmente a trabajadores migrantes de países más pobres. Es un hecho que, cada año, muchas personas se enfrentan a la difícil decisión de abandonar su país de origen a fin de encontrar trabajo en otro lugar, porque creen que las oportunidades de empleo en su país no les permitirían mantener a sus familias. Puede haber muchas razones para ello: ­ violencia constante o inestabilidad política; las secuelas de la guerra o de un desastre natural;  corrupción sistémica; discriminación racial o religiosa; y/u otros factores políticos y sociales que pueden ejercer un impacto sobre el mercado laboral, incluyendo la falta de seguridad y normativa laboral citada anteriormente. De manera que etiquetar a cada persona que emigra buscando trabajo como ‘migrante económico’ simplifica excesivamente un complejo conjunto de cuestiones, todas las cuales requieren atención urgente de la ONU y otras instituciones multilaterales. Y para complicar más las cosas, se está produciendo una tendencia creciente en la actualidad a que algunas naciones reduzcan, o incluso intenten bloquear por completo, casi cualquier forma de inmigración.

Bloqueando la inmigración, estas naciones pretenden preservar (hay quien lo llama fosilizar) la identidad nacional – pero una identidad preservada o fosilizada luchará por oponerse a cualquier otro cambio que las fuerzas sociales y económicas estén produciendo. En la naturaleza, los ecosistemas sanos y resistentes constan de una amplia variedad de organismos, y hay motivos de sobra para suponer que lo mismo debería suceder con el reino humano. Como se observó anteriormente, el objetivo debería ser aumentar la conexión, el entendimiento mutuo y una interrelación libre.

El Trabajo y la Transformación del Planeta

En términos energéticos, el trabajo es la principal manera que tienen los humanos de transformar un conjunto de recursos o circunstancias en otro. Este proceso de transformación hace hincapié en el hecho de que la humanidad está ejerciendo un gran impacto sobre el planeta entero: sus tierras, sus mares, su flora y fauna, su aire. Así, el mundo del trabajo está conectado explícitamente con la sostenibilidad, y con los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), mucho más allá del hecho de que exista un Objetivo, el número 8, que atañe específicamente al empleo. Dado que vivimos una época de emergencia climática, está claro que un cuidadoso re-imaginar del mundo del trabajo es esencial para asegurar nuestra supervivencia planetaria.

Los economistas sugerirían que el trabajo se realiza principalmente para añadir ‘valor’, lo que habitualmente se mide con dinero. Dejando de lado que exista alguna forma sencilla de traducir ‘valor’ a dinero, puede que sea oportuno considerar qué cantidad del trabajo colectivo de la humanidad empleado en transformar recursos de materias primas a bienes de consumo es verdaderamente ‘valioso’, es decir, sirve a los valores que genuinamente enriquecen el espíritu humano. ¿Cuánto de lo que producimos actualmente expresa o facilita la buena voluntad, la belleza, la comunidad, la libertad, el compartir, la confianza, la compasión o la verdad, y cómo podemos avanzar hacia sociedades donde nuestro trabajo promueva estos valores? Pensadores visionarios como Handy, Robertson y Eisenstein han señalado el camino hacia tales futuros positivos – dependerá de que todas las personas de buena voluntad ayuden a salvar la brecha entre visión y realidad, y dignifiquen el trabajo con el rol que les corresponde de contribuir a la evolución social y espiritual de la humanidad y del planeta.

(1) El Ingreso Básico Universal es un pago periódico en metálico que se entrega a todas las personas a título individual independientemente de sus medios económicos y sin requisitos laborales.

(2) Ver por ejemplo el libro Future Work, disponible en jamesrobertson.com como descarga gratis (under Books)

(3) La servidumbre por deudas es el compromiso de los servicios de una persona como garantía para la devolución de una deuda u otra obligación, en el que los términos de la devolución no están clara o razonablemente especificados, otorgando al propietario de la deuda, que nunca admitirá que esta ha sido reembolsada, cierto control sobre el trabajador. Los servicios requeridos para pagar la deuda, así como la duración de estos, pueden no estar definidos, lo que permite al acreedor exigir servicios indefinidamente. La servidumbre por deudas ha sido descrita por Naciones Unidas como una forma de “esclavitud moderna” y la Convención Suplementaria sobre la abolición de la esclavitud pretende eliminar su práctica.

 

Principios Acuarianos Emergentes En El Entorno Laboral

Una de las cosas que une a los lectores de este boletín es el reconocimiento de que a medida que Acuario asciende, una fuerza vital electrizante late a través de la comunidad humana. Aunque esto podría darnos una noción positiva del futuro, ahora mismo significa que los principios de unidad, cooperación e interdependencia están en plena fricción con las ideas profundamente arraigadas de competencia y separación, produciendo una época caótica y difícil. Las antiguas escrituras describen estas épocas como iniciáticas, proporcionando todos los requisitos para la transformación.

A fin de orientarnos a los potenciales transformadores de estos tiempos es importante identificar evidencia auténtica y sólida de dónde están expresándose y en qué personas, comunidades, culturas y civilizaciones arraigan las facultades acuarianas superiores. ¿Dónde podemos identificar un pensamiento y una práctica basados en el reconocimiento de la unidad, el pensamiento universal, el servicio a la totalidad y un trabajo grupal abnegado? ¿Dónde encuentran los seres humanos formas creativas de expresar su buena voluntad natural?

Se trata de algo complejo, porque mucho de lo que hablamos acerca de lo que está pasando en el mundo está coloreado y estructurado por lenguaje y eslóganes diseñados para dar un barniz Acuariano a todo – tanto si representa un pensamiento viejo, desfasado y divisorio, como si se trata del concepto más reciente de espíritus libres alineados con el bien mayor de la totalidad. Es más, algunas de las expresiones populares respecto a las energías entrantes que aparecen en las redes sociales siguen siendo abstracciones vaporosas, carentes de la sabiduría práctica surgida de esfuerzos pioneros por centrar las relaciones en torno al reconocimiento de la unidad, de forma que impacten en los asuntos de la vida real y en los problemas a los que hoy se enfrentan las personas y el entorno natural.

En ningún lugar es esto más cierto que en el mundo del trabajo y el empleo. Las relaciones entre capital y trabajo no son las únicas que están atravesando tiempos difíciles y debatiéndose en los titulares periodísticos politizados; es algo mucho más profundo. Avanzar más allá de los eslóganes visionarios para crear un mundo donde el compartir y la cooperación formen parte de las relaciones laborales depende de la voluntad de las personas, a menudo reservada y silenciosa, de trabajar duramente para construir algo nuevo. `  Los entornos laborales positivos con un equilibrio sano entre capital, dirección y trabajo no se crean de la noche a la mañana. Son el resultado de una inversión importante de creatividad, sudor y trabajo que suelen aportar libremente personas con la inspiración de crear algo nuevo en el mundo laboral.

Es más, al reconocer la ausencia de un espíritu de cooperación en el lugar de trabajo, es esencial que no olvidemos el enorme número de entornos laborales en los que un espíritu cooperativo sí que prospera. De hecho, algunos grandes empresarios son conocidos por el nivel de buena voluntad que aportan a la relación con sus empleados. Matthew Gonnering, director de la compañía de tecnología de marketing global Widen, por ejemplo, apareció en un artículo de la revista Forbes: “Por qué este director general lidera con Eudaimonia: un compromiso con la felicidad, salud y prosperidad de todos”. Widen se centra en construir relaciones en la empresa que animen a todo el personal a “buscar una felicidad sostenible logrando la excelencia al tiempo que se emprenden acciones que demuestran un magnífico sentido de propósito”. (http://bit.ly/WGLead) Pero, más allá de este y de otros ejemplos destacados de liderazgo, necesitamos afirmar que numerosos lugares de trabajo (grandes y pequeños) de todo el mundo están impregnados de un espíritu de cooperación y respeto que es el resultado de la buena voluntad de trabajadores, directores y empleadores vanguardistas. Este espíritu es la semilla del futuro.

Sin embargo, hay problemas que requieren atención. El desempleo, el subempleo, el empleo en trabajos mal pagados, y la erosión de las redes sociales básicas en la economía sumergida, reflejan un desprecio colectivo por la vida enérgica y con propósito de los seres humanos. Son una señal de la anarquía de los tiempos, y del menosprecio del bienestar de los ciudadanos. La situación es especialmente desesperada para los trabajadores poco cualificados. Como observa el Stanford Center sobre Pobreza y Desigualdad:

Si el primer tipo de “problema laboral” es que sigue no habiendo bastante, el segundo es que los trabajos disponibles no siempre proporcionan las condiciones de horas, sueldo o seguridad necesarias para poder salir de la pobreza. Como resultado, las personas poco cualificadas no sólo trabajan menos si no que, incluso cuando están trabajando, no hay garantía de que sus trabajos puedan sacarles a ellos y a sus familias de la pobreza”. https://stanford.io/2YauCFa

Como recientemente comentó el filósofo Kwame Anthony Appiah en The New York Review of Books (1), el objetivo “no es erradicar la jerarquía y reducir cada montaña a una llanura de sal”. Después de todo, “vivimos en una plenitud de jerarquías inconmensurables y la circulación de la estima social siempre beneficiará al mejor novelista” y así sucesivamente. Pero la identidad de clase heredada ejerce un efecto nocivo sobre la autoestima y, si no se controla, las clases más ricas tienen ventajas para asegurar su hegemonía constante. Como observa Appiah: “Un esfuerzo colectivo que sigue siendo urgente es revisar la forma en que pensamos sobre la valía del ser humano en el servicio a la igualdad moral”. 

El potencial para el futuro Acuariano es que el trabajo se organice cada vez más a lo largo de líneas que fomenten el desarrollo de los trabajadores y de las comunidades en las que estos viven. En la visión de Rudolf Steiner de un triple organismo social, los adultos en un mundo de relaciones sanas organizarían la actividad social en torno a tres dominios independientes: económico, legal y cultural. El propósito de la actividad económica sería satisfacer las necesidades de todo ser humano sobre el planeta, y todos contribuirían con su trabajo a esta tarea, recibiendo un salario por el valor que contribuyen. En palabras del economista inspirado por Steiner, Stephen E. Usher: “Para percibir la vida económica, es necesario imaginar a cada asalariado al frente de un pequeño negocio que genera valor e interpretar el salario como el precio que se paga por ese valor”.  (http://bit.ly/WGRSEcon)

Esto puede parecer poco realista, especialmente en una época en la que cada vez más trabajadores están pasando a ser autónomos y perdiendo la protección de una normativa laboral lograda con mucho esfuerzo. Pero la realidad es que pensar sobre entornos laborales responsables y éticos (o economía asociativa en el sentido de Steiner) está implícito en una amplia variedad de enfoques al desarrollo y la práctica de negocios sostenibles y regenerativos que está ganando adeptos en todo el mundo. Los cuantificadores tradicionales del desarrollo como el PIB o la productividad están siendo reemplazados por nuevas medidas de resiliencia, cooperación y bienestar. Ello está sucediendo a niveles locales, nacionales e internacionales; en los mundos industrializados y en los que están en vías de desarrollo. Ahora tenemos muchos ejemplos de prácticas idóneas en los que se está poniendo en práctica nuevos enfoques con buenos resultados; y hay institutos de investigación, comités de expertos y similares proporcionando un cuerpo de vibrante reflexión y análisis que conduce a una comprensión completamente nueva del mundo laboral.

El movimiento de desarrollo de Sri Lanka que comenzó en 1958 se ha convertido en la red de organización de desarrollo comunitaria más arraigada del país, vinculando a más de 3.000 sociedades rurales legalmente independientes. En la actualidad presume de una amplia gama de servicios para apoyar a los habitantes locales en sus esfuerzos por construir comunidades ‘sin pobreza, sin riqueza’ con oportunidades laborales serias y sostenibles, sanidad, y educación para todos. Inspirado por Gandhi y Buda, el movimiento se hizo famoso por todo el país organizando enormes redes de voluntarios en campamentos para compartir trabajo con cientos de personas de la nación insular uniéndose a los habitantes de comunidades rurales empobrecidas para construir algo necesario para el desarrollo de la comunidad –a menudo una carretera. En el proceso de construir la carretera, el espíritu de comunidad del pueblo empezaba a cobrar vida. Como dice el movimiento: “Nosotros construimos la carretera y la carretera nos construye”. Así funcionan estos nuevos enfoques al trabajo –al cambiar el entorno laboral para fomentar la libertad, dignidad y creatividad de la mano de obra, empieza a verse cómo crece el espíritu de cooperación y buena voluntad a lo largo de todas las líneas que traban las relaciones en una comunidad.

Cooperativas

Uno de los efectos de las energías acuarianas que afluyen a la humanidad será una creciente sensibilidad al espíritu cooperativo en todas las áreas de relación. La competencia ha sido el patrón dominante en las relaciones económicas a lo largo de la era pisceana. La cooperación requiere una noción de propósito común y de responsabilidad por el bienestar de la totalidad que está en gran medida ausente en las relaciones industriales. Pero está lejos de faltar por completo. El modelo de empleo cooperativo es uno de los indicios más claros de una sed creciente por la cooperación en el entorno laboral. Para que nadie piense que es un modelo ‘marginal’, hay que decir que el 10% de la población mundial empleada trabaja en cooperativas. Las cooperativas propiedad de los trabajadores pueden ofrecer un modelo eficiente de hacer negocios. La federación de cooperativas de trabajadores mayor del mundo, la  Corporación Mondragón, es una multinacional que empleó a 74.000 personas en 2015. Es un buen modelo de transición, representando una combinación saludable de trabajadores-propietarios y empleados. No todos los trabajadores son miembros de la cooperativa (trabajadores propietarios). De las 261 compañías de la corporación, 101 son cooperativas, y la mayoría están localizadas en el País Vasco, donde comenzó el movimiento, que es una fuerza económica dominante. En la actualidad hay plantas de producción activas en 33 países y no hay cooperativas fuera de España. La compañía informa de que una de las razones de ello es que “el establecimiento de cooperativas requiere miembros de la cooperativa que estén acostumbrados a trabajar en una cultura de cooperación, y esto lleva tiempo”. Construir un espíritu de cooperación en cualquier área de relaciones, incluidos el empleo y el trabajo, requiere tiempo. No es una cuestión de eslóganes políticos rápidos. Hace falta educación.

Lo que distingue a Mondragón de otras grandes empresas y lo que la convierte en un modelo útil para un enfoque Acuariano del trabajo es que está organizada en torno a un conjunto de principios sociales, más que impulsada por el móvil de los beneficios de quienes proporcionan el capital. Estos principios incluyen:

  • La organización democrática de cooperativas mediante una asamblea general de miembros-trabajadores que eligen los órganos rectores y colaboran con los órganos de gestión;
  • La Soberanía del trabajo, con el reconocimiento de que “El trabajo es el factor principal para transformar la naturaleza, la sociedad, y a los seres humanos”. Los Principios Básicos del grupo afirman que “la riqueza creada se distribuye en función del trabajo realizado y hay voluntad de ampliar las opciones de trabajo disponibles a todos los miembros de la sociedad”.
  • El capital se considera necesario para el desarrollo de la empresa, y por tanto merecedor de una remuneración justa, pero se considera subordinado al trabajo y al desarrollo de la empresa.
  • ‘Solidaridad retributiva’, es decir salarios suficientes y justos por el trabajo realizado.
  • La Transformación Social requiere una expansión de la empresa para que pueda contribuir a la reconstrucción económica y social… y a una sociedad más libre, justa y solidaria. El principio añadido de Universalidad proclama “solidaridad con todos cuantos trabajan por una democracia económica”.
  • A fin de promover los principios y desarrollar negocios sólidos y rentables, se destinan importantes recursos humanos y financieros a la educación cooperativa, profesional y de los jóvenes; estos incluyen una universidad cooperativa (Universidad Mondragón) abierta a todos; junto con departamentos de investigación y desarrollo y centros tecnológicos que en 2013 emplearon a 1.700 personas.

 

Cooperativas Sindicales

El éxito empresarial de Mondragón está emergiendo como modelo para lograr un trabajo digno. Reconociendo esto, el Sindicato de la Unión de Trabajadores del Acero en EE. UU. celebró un acuerdo en 2008 con la corporación española para establecer nuevas cooperativas sindicales. En este modelo, la Asamblea General de todos los trabajadores-propietarios elige un consejo de administración que designa un equipo directivo para operar la empresa; también designan un comité sindical que negocia los acuerdos con la dirección para salarios, horas y condiciones laborales; y el comité sindical representa a los trabajadores de la cooperativa en sindicatos nacionales mayores que, debido a su tamaño, dan acceso a una sanidad favorable y planes de jubilación, y que permiten a los trabajadores-propietarios cooperar con otros trabajadores fuera de la compañía. Pueden verse ejemplos de compañías aplicando diferentes formas del modelo de cooperativa sindical por todo EE. UU. en 1worker1vote.org, que se autodescribe como “una red nacional de ecosistemas híbridos, de propiedad compartida, regionales y municipales comenzando con empresas cooperativas sindicales pertenecientes a los trabajadores para superar las desigualdades estructurales de oportunidad, movilidad e ingresos”. Los partidarios de las cooperativas sindicales alegan que ofrecen un modelo fuerte y viable para que la pequeña y mediana empresa privada realice la transición cuando sus propietarios estén dispuestos a jubilarse. Vender a corporaciones mayores a menudo implica que el capital social construido por estas firmas (incluida la memoria organizativa de trabajadores) se pierda, mientras que pasarse a una cooperativa sindical aporta un fuerte incentivo para desarrollar la integridad de la firma, fomentar su competitividad y ampliar las oportunidades de empleo aprovechando la experiencia de la mano de obra en una relación reimaginada con la dirección.

Plataformas Cooperativas

Uno de los principales problemas en el entorno laboral actual es el creciente número de personas que están viéndose obligados (por falta de trabajo formal) a invertir sus hogares, vehículos, dinero y trabajo para ofrecer servicios a través de nuevas plataformas online. En países industrializados y en vías de desarrollo, crecen las cifras de personas autónomas o trabajando en economía sumergida, con escaso amparo legal y poca seguridad.

La mayoría de las plataformas digitales utilizadas por trabajadores autónomos están financiadas y controladas por capital riesgo, centrado en maximizar los beneficios de los inversores. El enfoque cooperativo se centra en la propiedad colectiva (y el control democrático) de la plataforma por quienes la usan para su trabajo (conductores de taxi, diseñadores, informáticos, etc.) bajo una amplia variedad de formas. Los ejemplos incluyen cooperativas de productores conocidas como Stocksy, en la que fotógrafos autónomos utilizan una plataforma de propiedad cooperativa para encontrar clientes y aumentar los ingresos de los miembros. Cooperativas de participación múltiple como Fairmondo, que comercializa productos de origen ético de compañías de comercio justo, comparte una misión común dirigida a elevar la calidad de las relaciones humanas. La cooperativa SMart, con base en Bélgica y más de 35.000 miembros por toda Europa (sobre todo procedentes de campos creativos), ofrece un modelo interesante. Los miembros obtienen los beneficios y protecciones de un contrato de empleo cuando facturan a sus clientes a través de la plataforma SMart. Los contratos con el cliente son negociados por el miembro, y el pago se recibe entonces a través de SMart como si fuese un salario – SMart se ocupa de realizar todos los pagos de los miembros relativos a seguros, sanidad, impuestos y seguridad social.

Modelos Sostenibles y Regenerativos

Los Objetivos del Desarrollo sostenible de la ONU, comúnmente acordados, son quizá el indicio más destacado de que el bienestar de la humanidad y del planeta están amenazados por los actuales patrones de desarrollo económico (capitalista y socialista) que fomentan desigualdades inmensas en las naciones y entre naciones y que amenazan la salud de los sistemas naturales. Los enfoques sostenibles de la economía, respaldados por muchas grandes corporativas, gobiernos y por redes de la sociedad civil, buscan reemplazar la relación de explotación que mantiene la humanidad con la naturaleza con un equilibrio entre las personas y el ecosistema que permita que ambos medren.

Esto impacta en el entorno laboral de diversas formas. Quizá el mayor impacto esté en la creación de nuevos trabajos y profesiones que ayuden a desarrollar, comprender y gestionar prácticas sostenibles en energía, industria, negocios y gobierno. La gente joven que desee contribuir a la creación de un mundo mejor tiene infinidad de oportunidades para dedicar su vida profesional a este fin gracias al enfoque de la sostenibilidad. Más allá de esto, las compañías están aprovechando la reciente asunción de sus misiones de sostenibilidad para vincular el éxito de su empresa con el desarrollo exitoso de un mundo sostenible. Unilever, por ejemplo, ha actualizado su propósito original de “hacer de la limpieza un hábito” con el nuevo objetivo de “hacer de la vida sostenible un hábito”. Aunque es fácil mostrarse escéptico ante los móviles de tales compañías, después de todo siguen estando motivadas por la necesidad de maximizar sus beneficios, también es cierto que los trabajadores tienden a encontrar más satisfacción en un trabajo que enfatice objetivos sociales positivos, y por tanto se entregan más a su trabajo. Y aunque algunas compañías adoptan misiones de sostenibilidad como meras herramientas de marketing, otras descubren que a medida que los miembros clave del personal son inspirados por la misión, la compañía misma empieza a transformarse.

El pensamiento económico está cambiando en respuesta a la visión de sostenibilidad. Una de las señales más claras de ello es lo que se ha designado como ‘economía regenerativa’. Nuevas empresas se han organizado alrededor del modelo de ecosistemas naturales con el fin de producir riqueza al tiempo que aumentan la salud y vitalidad de la comunidad y del entorno circundantes. En un informe titulado Capitalismo regenerativo, el grupo de expertos de USA, Capital Institute, propone una visión del mundo económico centrada en la interdependencia de los sistemas holísticos. En lugar de proponer una solución a los problemas de desigualdad, abuso del trabajador y degradación ambiental, el informe enfatiza el valor de una amplia diversidad de empresas con base local centradas en la innovación y la adaptabilidad. Las comunidades están formadas por un “mosaico de pueblos, tradiciones, creencias e instituciones con un diseño único generado por las presiones a largo plazo de la geología, la historia de la humanidad, la cultura, el entorno local, y los cambios en las necesidades humanas”. El informe resalta una infinidad de iniciativas sostenibles locales que incluyen a inversores socialmente responsables, empresas ‘B’, y compañías responsables, lo que visto en su totalidad, proporciona la prueba de que una nueva economía regenerativa está emergiendo”. (http://bit.ly/WGRegen)

Otra señal de que emerge un nuevo modelo es la red con base en EE. UU. donde sindicatos, grupos comunitarios, y organizaciones de justicia social están trabajando juntos para desarrollar un frente común en las negociaciones laborales con el objetivo de beneficiar no sólo a los trabajadores sindicales, sino a la comunidad en su conjunto.

Empresas ‘B’‘

Las empresas ‘B’ son un nuevo tipo de empresa privada certificada para satisfacer unos estándares rigurosos de rendimiento social y medioambiental que incluyen el diálogo con los trabajadores, la implicación con la comunidad y la estructura de gobernanza. En la actualidad existen más de 2.500 empresas certificadas como ‘B’ en más de 50 países. Incluyen conocidas compañías como Patagonia, Ben & Jerry’s, y Seventh Generation. Una señal del entorno laboral positivo en las empresas ‘B’ es que los índices de retención de empleados son altos – una buena señal de un entorno laboral sano. Como dijo el CEO de una empresa ‘B’: “A nuestros empleados les encanta trabajar aquí”, y como resultado podemos “atraer talento de la generación del milenio y mantener un índice de retención de empleados superior al 98%”. (http://bit.ly/WGBcorps) Las sociedades sin ánimo de lucro son un desarrollo adicional de las empresas ‘B’. son formas legales de incorporación que difieren de las compañías regulares en que tienen capacidad legal de buscar un impacto positivo en todos los grupos de interés (stakeholders) además del beneficio. Están de acuerdo, voluntariamente, en informar sobre los beneficios públicos creados por la compañía para la comunidad.

Principios Acuarianos

Es evidente que por todo el mundo se está invirtiendo cantidad de energía creativa y de voluntad en el desarrollo de nuevos enfoques al trabajo. Los principios Acuarianos de unidad, cooperación y compartir están encontrando expresión en multitud de formas diversas de gestionar la relación entre capital y trabajo. Como resultado, cada vez es más posible imaginar un futuro en el que personas de todas las edades, capacidades y trasfondos sociales puedan encontrar un trabajo con propósito y digno en empresas viables que contribuyan al desarrollo personal de los trabajadores como seres humanos, así como al desarrollo de la comunidad en la que viven.

  1. “The Red Baron” by Kwame Anthony Appiah en The New York Review of Books, October 11 2018 – www.nybooks.com (posiblemente necesite una suscripción).

 

 

La Organización Internacional Del Trabajo: Programas Y Principios

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), una de las agencias más antiguas de la ONU, sirve como custodio de la dignidad humana en el entorno laboral abogando por la justicia social y los derechos de los trabajadores en sus 187 estados miembros, en más de 40 países. Con sede en Ginebra, la OIT actúa como entidad organizadora a través de la cual tres órganos–gobiernos, empleadores y trabajadores– pueden abordar cuestiones de derechos humanos en el trabajo.

Entre las principales preocupaciones de la OIT está mantener un diálogo productivo entre estos tres órganos, asegurando protecciones sociales para los trabajadores, y estableciendo estándares acordados entre todos para un trabajo digno a nivel global. Al hacer frente a estas cuestiones, la OIT cumple una función vital sentando las bases para una paz duradera y promoviendo la buena voluntad en el mundo.

Una parte fundamental del trabajo de la OIT es la promoción de un trato equitativo para todos los trabajadores, independientemente de edad, clase, etnicidad, o género. La OIT hace hincapié en que unas condiciones laborales equitativas son necesarias a nivel global para lograr un intercambio justo y pacífico entre naciones; una paz duradera entre naciones no será posible si cualquier miembro de la familia humana sufre explotación o humillación a manos de empleadores o gobiernos.

Historia de la OIT

Debates públicos sobre cómo debía tratarse a los trabajadores se originaron a mediados del siglo XIX, cuando poblaciones desfavorecidas en las naciones de rápida industrialización sufrieron penosamente debido a condiciones laborales inhumanas en fábricas y talleres clandestinos. A principios del siglo XX, la explotación de trabajadores emergió como una crisis de derechos humanos, empeorada por la interdependencia económica entre todos los países. La OIT se creó como respuesta a esta crisis.

En 1919, a finales de la Primera Guerra Mundial, los autores del Tratado de Versalles hicieron una declaración fuerte y progresista: El respeto a los trabajadores en todas partes es el eje de la justicia social, afirmaron, y la justicia social es, a su vez, la  base sobre la que puede erigirse una paz duradera entre naciones. Como parte del Tratado, siguieron diciendo, crearían la OIT, en aquel momento una agencia de la Liga de Naciones, para que se hiciese cargo del tratamiento respetuoso de los trabajadores de todas las naciones miembros.

Representantes de nueve países –Bélgica, Cuba, Checoslovaquia, Francia, Italia, Japón, Polonia, Reino Unido, y EE. UU.– redactaron la Constitución de la OIT, poniendo en su lugar la estructura, procedimientos y provisiones generales de la organización. Esta Constitución estableció unos estándares universales para muchas consideraciones prácticas sobre el trabajo y refleja los valores afirmados en el Preámbulo de la Constitución:

Considerando que la paz universal y permanente sólo puede basarse en la justicia social;

Considerando que existen condiciones de trabajo que entrañan tal grado de injusticia, miseria y privaciones para gran número de seres humanos, que el descontento causado constituye una amenaza para la paz y armonía universales; y considerando que es urgente mejorar dichas condiciones, por ejemplo, en lo concerniente a reglamentación de las horas de trabajo, fijación de la duración máxima de la jornada y de la semana de trabajo, contratación de la mano de obra, lucha contra el desempleo, garantía de un salario vital adecuado, protección del trabajador contra las enfermedades, sean o no profesionales, y contra los accidentes del trabajo, protección de los niños, de los adolescentes y de las mujeres, pensiones de vejez y de invalidez, protección de los intereses de los trabajadores ocupados en el extranjero, reconocimiento del principio de salario igual por un trabajo de igual valor y del principio de libertad sindical, organización de la enseñanza profesional y técnica y otras medidas análogas;

Considerando que si cualquier nación no adoptare un régimen de trabajo realmente humano, esta omisión constituiría un obstáculo a los esfuerzos de otras naciones que deseen mejorar la suerte de los trabajadores en sus propios países:

Las Altas Partes Contratantes, movidas por sentimientos de justicia y de humanidad y por el deseo de asegurar la paz permanente en el mundo, y a los efectos de alcanzar los objetivos expuestos en este preámbulo, convienen en la siguiente Constitución de la Organización Internacional del Trabajo.

A lo largo del tiempo, a medida que el mundo del trabajo y la comprensión de los derechos de los trabajadores han evolucionado, la OIT ha encontrado una causa para aclarar sus posiciones. Uno de sus pronunciamientos clave se produjo en 1944, durante la II Guerra Mundial, con La Declaración de Filadelfia. En esta declaración, la OIT adoptó varios principios nuevos que se referían específicamente al desarrollo económico y a los derechos humanos en el entorno laboral. Afirmaba que:

  • El trabajo no es mercancía.
  • La libertad de expresión y de asociación es esencial.
  • La pobreza en cualquier lugar constituye un peligro para la prosperidad en todas partes; y
  • La guerra contra las carencias se debe desatar con vigor implacable.

Tras el restablecimiento de la paz al finalizar la II Guerra Mundial, en 1946 la autoridad y las herramientas de la Liga de las Naciones se transfirieron a la recién fundada Organización de las Naciones Unidas, y la OIT se unió a Naciones Unidas como su primera agencia especializada.

La OIT pasaría a convertirse en un referente de los derechos de los trabajadores, ganando el Premio Nobel en 1969 con ocasión de su 50 aniversario. Y a lo largo del resto de ese siglo y hasta el siguiente, la OIT ha seguido suscitando la causa de unos estándares justos para el trabajo. Algunas de las mociones progresistas que la OIT ha promovido incluyen:

  • La Declaración sobre principios y derechos fundamentales en el trabajo en 1998, que afirmaba los derechos de los trabajadores a la negociación colectiva y presionaba para finalizar con el trabajo forzoso u obligatorio, la explotación de menores, y la discriminación injusta entre trabajadores;
  • La Declaración sobre justicia social para una globalización equitativa en 2008, que expresaba una visión contemporánea del mandato de la OIT para un mundo que se enfrentaba a los retos laborales relacionados con la globalización; y
  • La Agenda de 2030 para el desarrollo sostenible de Naciones Unidas en 2015, que enfatiza el trabajo digno para todos como un principio fundamental de las políticas para un crecimiento y un desarrollo sostenible e inclusivo.

 

Trabajo Digno como un Derecho Humano

Tal como se ha expresado en el último apartado, el concepto de la OIT de “trabajo decente” para todos los trabajadores tiene una especial relevancia en la actualidad dado que la humanidad puede mejorar la pobreza del mundo mediante un trabajo decente. Para que el trabajo se considere “decente”, según la OIT, debe satisfacer varios requisitos: ser productivo y proporcionar unos ingresos justos; ser seguro y ofrecer protección social a las familias; proporcionar posibilidades para el desarrollo personal y la integración social; permitir a los trabajadores expresar sus preocupaciones, organizar y participar en las decisiones que afectan a sus vidas; y ofrecer igualdad de oportunidades y de tratamiento para todas las mujeres y hombres.

Para promover globalmente el concepto de un trabajo digno, la OIT ha propuesto una agenda de cuatro pilares a sus afiliados. En primer lugar, gobiernos y empleadores deben apoyar las oportunidades para la creación de empleos, las inversiones, el espíritu empresarial, el desarrollo de capacidades y formas de sustento sostenibles en sus regiones. En segundo lugar, todas las partes de la OIT deben participar en un diálogo social esforzándose por aumentar la productividad, evitar disputas en el entorno laboral, y construir sociedades fuertes. En tercer lugar, todos los entornos laborales deberían ser seguros, permitir un descanso adecuado, y tener en cuenta las necesidades personales y sociales. El empleo debería también proporcionar acceso a sanidad y a una compensación en caso de desempleo. En cuarto y último lugar, los derechos de todos los trabajadores deben respetarse.

Durante la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2015, estos cuatro pilares de la agenda del trabajo digno de la OIT pasaron a formar parte de la Agenda de 2030 para el desarrollo sostenible de la ONU (pdf en español). Concretamente, el Objetivo 8 de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) reclama un compromiso permanente para establecer globalmente condiciones dignas de trabajo (para conocer los detalles sobre la implementación de esta iniciativa, ver el recuadro Metas del Objetivo 8).

Respecto al Objetivo 8, el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (PDNU) escribe, “Los Objetivos de Desarrollo Sostenible apuntan a estimular el crecimiento económico sostenible mediante el aumento de los niveles de productividad y la innovación tecnológica. La promoción de políticas que estimulen el espíritu empresarial y la creación de empleo son cruciales para este fin, así como también las medidas eficaces para erradicar el trabajo forzoso, la esclavitud y el tráfico humano. Con estas metas en consideración, el objetivo es lograr empleo pleno y productivo y un trabajo decente para todos los hombres y mujeres para 2030”.

Según la OIT, para 2030 habrá que crear más de 600 millones de nuevos trabajos –unos 40 millones al año– a fin de satisfacer la creciente demanda global de trabajo. Al mismo tiempo, en el mundo trabajan actualmente 780 millones de hombres y mujeres, pero por debajo de los niveles de subsistencia. Estas son las cuestiones laborales que el Objetivo 8 intenta reparar.

Aunque gran parte de las buenas noticias de la OIT se centran en los logros alcanzados respecto a la eliminación de la pobreza –las tasas globales de pobreza han bajado a la mitad desde 2000– la OIT observa en Time to Act for SDG 8: Integrating Decent Work, Sustained Growth and Environmental Integrity, un informe reciente para el Foro Político de alto nivel sobre Desarrollo sostenible de la ONU, que la mayoría de los países todavía no han conseguido lograr un trabajo digno e inclusivo para todos.

Es más, el progreso hacia el Objetivo 8 se ha ralentizado en algunas regiones. Cerca de la mitad de la población mundial sufre niveles de ingresos insuficientes, incluso en lugares con poco desempleo. “La continua falta de oportunidades de trabajo decente, la insuficiente inversión y el bajo consumo producen una erosión del contrato social básico subyacente en las sociedades democráticas: el derecho de todos a compartir el progreso”, dice la página de la ONU dedicada al ODS 8. “Aunque la tasa media de crecimiento anual del PIB real per cápita en todo el mundo va en aumento año tras año, todavía hay muchos países menos adelantados en los que las tasas de crecimiento están desacelerando y lejos de alcanzar la tasa del 7% establecida para 2030. La disminución de la productividad laboral y aumento de las tasas de desempleo influyen negativamente en el nivel de vida y los salarios”.

Así, lograr un empleo sostenible, equitativo e inclusivo para todos requerirá acción urgente, dice la ONU. Pero los beneficios humanitarios de semejante acción serán enormes: empleos de calidad que apoyarán el crecimiento económico sin dañar el medioambiente; acceso a servicios financieros e inversiones en todos los sectores sociales; y un empleo remunerado para todos independientemente de edad, género o etnia.

En reconocimiento al centenario de la OIT, el encuentro anual oficial de la OIT, la Conferencia Internacional sobre el Trabajo, ha adoptado una Declaración del Centenario que reafirma la importancia de sus principios básicos. Greg Vines, el subdirector general de la OIT para gestión y reforma, describe la declaración como “una afirmación breve pero crucial que se centra en los principales desafíos y oportunidades para el futuro del trabajo, desde la tecnología al cambio climático, desde los cambios demográficos a la necesidad de nuevas capacidades. Proporciona directrices para abordar estas apremiantes cuestiones y una plataforma para cooperar con otras organizaciones del sistema internacional. También es una fuerte reafirmación del mandato sobre justicia social que se nos dio hace 100 años, y el papel crítico que desempeñan el diálogo social y los estándares internacionales de trabajo. Resumiendo, la declaración reconoce nuestros éxitos, confirma dónde estamos ahora y, aún más importante, señala hacia donde tendremos que ir en el futuro”.

 

Semana Del Festival Del Nuevo Grupo De Servidores Del Mundo 2019

En diciembre de 2019, como parte de un festival celebrado cada septenio, meditadores de todo el mundo invocarán las energías de luz, amor y poder espiritual de los mundos superiores, y evocarán una respuesta a estas energías en el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo.

Engendrando un mundo de buena voluntad, unidad y correctas relaciones

Actualmente millones de personas comparten la convicción de una unidad espiritual interna entre la humanidad, trascendiendo toda diferencia externa de raza, nación y credo. Entre estos millones, un grupo mundial de servidores, proveniente de todos los campos de la vida humana, es precursor en las ideas y prácticas de una civilización espiritual emergente. Mediante la sustancia de sus vidas están engendrando un nuevo mundo de buena voluntad, unidad y correctas relaciones. El grupo es la evidencia de un puente vivo entre el cielo y la tierra.

En el siglo XX, una eminente pensadora del esoterismo occidental, Alice Bailey, señaló la emergencia de este grupo de gente diversa, como uno de los desarrollos más significativos en la historia de la humanidad, y clave para el alumbramiento de una Nueva Era. Llamó al grupo el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo.

Alice Bailey mencionó que cada septenio, en diciembre, se celebraría una semana como el Festival del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo. Durante la semana, tiene lugar un importante alineamiento cósmico, y la mente y corazón del grupo de todos los verdaderos servidores es energizado por la Luz, el Amor y el Poder Espiritual que afluyen desde los Grandes Seres, Santos y Ángeles de los mundos superiores.

Por favor, únase a otras personas durante la Semana del Festival este diciembre. Por medio de meditaciones y alineamientos concentrados, podemos visualizar unidos la entrada de las energías de la Vida Una evocando respuestas transformadoras en el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo – fortaleciendo las manos de todos cuantos aman y sirven.

Seminarios Online Mensuales (Webinars) sobre la Buena Voluntad

Como parte de las preparaciones para esta semana, Buena Voluntad Mundial está centrándose en un seminario online mensual sobre la energía de la buena voluntad, que está vinculada con el ritmo del Grupo de Meditación de Buena Voluntad. Los seminarios se celebran el último miércoles de cada mes, a las 12 del mediodía EST/5 pm BST. Para participar, por favor visite www.lucistrust.org/es/world_goodwill/goodwill_meditation_group1 y haga clic en ‘Registro en el Webinar’.

Una amplia red de grupos estará organizando eventos – el órgano rector de Buena Voluntad Mundial, Lucis Trust, ha creado una página web (www.festivalweek.org/es) dirigida a reflejar la red de actividades en toda su diversidad – por favor, infórmenos de sus planes para que puedan aparecer en la página web, con enlaces a su propia web y a las webs de los medios sociales.

 

Créditos de imágenes

Todas las imágenes excepto las que están en p.18 y 19 son ©ILO
fotógrafos: J Go (portada); A Mirza (p.2); M Crozet (pp. 3,4,7–9,11–14,17); S P Ouseph (p.5); A Mirza (p.16)
p.18 imagen de Kristopher Roller en unsplash.com

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