Ban Ki-Moon Habla en Tel Aviv sobre la Batalla Mental en el Mundo de Hoy

Del Secretario General de la ONU

Palabras del Secretario General de la ONU en la Universidad de Tel Aviv
Tel Aviv, Israel, 27 de junio de 2016

Shalom. (Saludo de paz)

Me complace visitar la Universidad de Tel Aviv y me siento profundamente honrado de recibir la Medalla George S. Wise de este prestigioso foro académico. Sé que este reconocimiento simboliza objetivos comunes de nuestras instituciones: progreso, prosperidad y paz. Lo acepto en nombre de todas las mujeres y hombres de las Naciones Unidas que trabajan para promover la paz, el desarrollo y los derechos humanos en todo el mundo y en todo momento.

Espero con interés las presentaciones innovadoras que seguirán hoy en la mañana dentro de esta ceremonia. Durante los últimos diez años como Secretario General de las Naciones Unidas he sido testigo de innumerables ejemplos del poder de la ciencia y la tecnología para transformar vidas humanas y a nuestras propias vidas. Los avances en salud han ayudado a las madres a sobrevivir a sus partos y asegurar un futuro más saludable para sus hijos. La revolución en la energía es el preludio de un futuro de sostenibilidad. Las tecnologías de comunicación global están conectando a la gente como nunca antes en redes de comercio, cultura e interconexión. 

Nuestro reto es aprovechar la innovación que se está llevando a cabo en los laboratorios de investigación de este campus y en todo el mundo para afrontar los desafíos que vive la humanidad, desde la lucha contra el cambio climático y la enfermedad hasta la prevención de delitos cibernéticos, fomento de la seguridad alimentaria y mucho más. Me complace saber que la cooperación entre las Naciones Unidas e Israel en estas cuestiones continúa creciendo.

En diciembre pasado, la Asamblea General aprobó una resolución iniciada por Israel sobre tecnología agrícola. En 2014, los Estados Miembros de la ONU adoptaron otra resolución patrocinada por Israel que promueve el espíritu empresarial. La ONU se basa en el consejo de las organizaciones israelíes que trabajan para promover los derechos humanos, mejorar el socorro en casos de desastre y ampliar las oportunidades para las personas con discapacidades. Dos de estas ONG, Zaka y Access Israel, han recibido un estatus especial en la ONU.

Y justo este mes, por primera vez en la historia, el Representante Permanente de Israel, Su Excelencia el Embajador Danny Danon, fue elegido presidente de una de las seis comisiones primarias de la Asamblea General compuesta por todos los Estados miembros. Estos son ejemplos del creciente reconocimiento de la contribución que Israel puede hacer, y ha estado haciendo, y cómo Israel y las Naciones Unidas pueden trabajar juntos por el bien común mundial.

Más allá de la investigación científica y tecnológica, sé que la Universidad de Tel Aviv es también un lugar de aprendizaje e innovación en humanidades, historia y mucho más. Es un recordatorio de que cualquiera que sea la disciplina, las universidades ofrecen sobre todo un espacio para pensar, debatir y soñar. Por eso me encanta visitar las universidades. Siempre salgo estimulado por su energía, su creatividad y sus ideas frescas. Me complace que la primera parada de mi visita a Israel sea un lugar de enseñanza superior con quienes moldearán el futuro de este país.

Empecé este viaje en particular el jueves en La Habana. Fui a testificar y apoyar la firma de un acuerdo de paz provisional entre el gobierno de Colombia y los rebeldes de las FARC. Han estado luchando durante más de medio siglo. Las batallas cobraron miles de víctimas y muchas familias destrozadas en ambos lados.

La semana pasada, estos viejos y amargos enemigos dejaron sus armas. Fue una ceremonia muy conmovedora, impensable hace pocos años. Y ofrece un rayo de esperanza a nuestro turbulento y atribulado mundo. Hay un forcejeo de guerra en nuestro mundo actual, un tira y afloja entre sociedades del norte y el sur, y del este con el oeste.

Nunca habíamos tenido tal capacidad de llegar al mundo y participar en él. Y al mismo tiempo, nunca en mis años como Secretario General había visto el surgimiento fuerzas tan poderosas en sociedades que instan a la gente a la retirada. Aprovechan la inseguridad. Ganan dinero con las divisiones. Promueven el miedo. “Nos replegamos dentro de nuestras fronteras”, dicen. Construyen barreras. Imponen: “O es a nuestra manera o no hay forma de hacerlo”.

Creo que quizás la guerra más grande que se está librando hoy no involucra armas, ni tanques, ni aviones de combate. La mayor confrontación es la batalla mental. Por un lado, hay quienes quieren dividir el mundo en "nosotros y ellos". Por otro lado, están los que ven a la humanidad, en palabras de la Carta de las Naciones Unidas, como: "nosotros los pueblos". Esta es una batalla que "nosotros los pueblos" simplemente no podemos perder.

Durante mi visita, continuaré transmitiendo el mismo mensaje: No permitan que los extremistas de ambos lados alimenten aún más el conflicto. Los líderes palestinos e israelíes deben mantenerse firmes contra el terror, la violencia y la incitación. Necesitamos un pensamiento y una acción innovadores para derribar los muros de la desconfianza. Insto a la "Nación Emergente" a que nos ayude a todos a iniciar la paz ... iniciar la comprensión ... iniciar la reconciliación para un mundo mejor. Sobre todo, los invito a ser ciudadanos globales.

Sean ciudadanos orgullosos de su país. Pero nunca olviden que los desafíos no conocen fronteras y que ustedes también son ciudadanos del mundo. Abracen esa comprensión. Vívanla en su cotidianidad. Tenemos una nueva Agenda que puede ayudar a realizar esa visión. Fue aprobada por unanimidad en septiembre pasado por Israel y los 193 países de las Naciones Unidas. Se llama la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y es un plan para construir un futuro centrado en las personas y respetuoso con el planeta.

Nuestra ambición es un mundo donde nadie se quede atrás. Nuestra meta es una vida de dignidad para todos. Es una agenda universal que se aplica a todas las personas y a todos los países. Es tan significativa para un aldeano en una comunidad distante como lo es para un joven disgustado por la creciente desigualdad e injusticia a la vuelta de la esquina.

Los insto a aprovechar al máximo esta agenda y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Utilícela para luchar contra la desigualdad. Para construir puentes y no paredes. Para asegurar los derechos humanos. Asegurar sociedades inclusivas. Quiero agradecerles una vez más por esta oportunidad. Durante los próximos dos días hablaré con los líderes responsables de traer la paz a israelíes y palestinos. Hablaré de acciones concretas en profundidad para hacer que estas palabras se vuelvan realidad.

A medida que participo, hay una palabra hebrea que ocupa un lugar crucial en mi mente. Se trata de la palabra “achrayut”, que significa responsabilidad. Me han dicho que se basa en la palabra "acher" - que significa "el otro, no yo, el que es diferente". En otras palabras, la responsabilidad. Más que mirar las propias acciones en forma autocentrada, implica verlas a través del prisma de las preocupaciones de otros y tratar de entender sus necesidades como si fueran propias. Esta sabiduría nos enseña que no podemos ser un mundo de "nosotros y ellos". Debemos ser un mundo de "nosotros los pueblos" como lo describe la Carta de las Naciones Unidas. Y todos tenemos la responsabilidad –un achrayut– de construir ese mundo.

Los líderes necesitan moverse más allá de repetir las mismas frases de siempre y esperar resultados diferentes. Eso es sinónimo de locura y no es digno del futuro que ustedes buscan construir. De hecho, esa repetitividad vacía es una burla de toda la tecnología e innovación que ustedes está alimentando aquí cada día. Creo firmemente que los miembros de la comunidad internacional deben ejercer su influencia colectiva e individual para ayudar a alcanzar el destino común: el fin de la ocupación que pronto entrará en su 50º aniversario y el establecimiento de dos Estados para dos pueblos que vivan el uno al lado del otro en paz, seguridad y reconocimiento mutuo.

Las universidades son un lugar de sueños, y no hay nada más grande o más noble que el sueño de la paz. Damas y caballeros, trabajemos juntos por el futuro de los israelíes y los palestinos y por su destino compartido en esta tierra compartida y en nuestro planeta compartido. Muchas gracias.