Boletín 2014 #2 Hacia una Era de Luz


En la primera década del siglo XIX, la primera luz eléctrica surgió vacilante en el laboratorio de Sir Humphrey Davey. ¿Podrían él y sus colaboradores haber visualizado, más de 200 años después, el dinámico paisaje urbano de la imagen? ¿Sabían que sus esfuerzos tendrían un efecto global tan profundo? Porque hoy, la actividad de la sociedad es casi inconcebible sin la ubicua presencia de todas las tecnologías que han surgido de ese sencillo experimento. Iluminación obtenida con energía solar ilumina hogares que están muy lejos del alcance de la red, mientras que en el corazón de las grandes ciudades, pantallas luminosas impulsan el comercio y la diversión las 24 horas, alimentadas por la red troncal de láser de Internet.

Indudablemente, existieron técnicas de iluminación antes de que la humanidad adquiriera cierto grado de control sobre la electricidad. Pero ninguna ofrece los mismos niveles de flexibilidad, seguridad y potencia. Y la combinación de electricidad y luz parece excepcionalmente adecuada para transmitir la luz del conocimiento. Puede que la verdadera pregunta para la humanidad, a medida que nos adentramos en una Era de Luz, sea si la electricidad y la luz pueden empezar a transmitir la luz de la sabiduría. La respuesta no reside en las tecnologías en sí, porque son instrumentos neutros, sino en los corazones y mentes de quienes las manejan. ¿Podemos, como especie, desarrollar formas de compartir el conocimiento y la cultura por medio de la luz que no nos degraden, sino que nos ennoblezcan? ¿Podemos construir una sociedad global que no sólo brille físicamente, sino que además sea iluminada en cuanto a sus valores?

Para reflexionar sobre este tema, Hacia una Era de Luz, Buena Voluntad Mundial celebrará su seminario anual en Londres, Nueva York y Ginebra el 25 de octubre de 2014. Se realizará  en apoyo a, y en preparación de, el Año Internacional de la Luz y de las Tecnologías basadas en la Luz de la ONU, en 2015. Todos están amablemente invitados, y si no le es posible asistir, los encuentros de Londres y Nueva York serán transmitidos online en vivo ese día. Consulte www.worldgoodwill.org  para más detalles. Los artículos que se incluyen en este número, sobre láseres, la luz en la medicina, y el simbolismo de la luz en las tradiciones espirituales del mundo, están todos relacionados con el tema de estos encuentros.

El Láser: Agente y Símbolo de Coherencia

Puede que el símbolo más significativo de los que han presagiado una nueva Era de Luz en la vida humana sea el láser. Creado inicialmente en 1960, y apostillado en sus principios como “una solución en busca de un problema”, estos potentes instrumentos de luz se utilizan actualmente en multitud de formas. Concretamente, están íntimamente ligados al almacenaje, recuperación y transmisión del conocimiento, porque el Internet está formado en su mayor parte por cables de fibra óptica activados por láseres, y cada aparato de CD y DVD contiene un láser. Es fácil olvidarse de su casi ubicua presencia porque la luz generada por estos artefactos se mantiene oculta, mientras que la imagen popular en la mente del público es la de un rayo mortífero empleado por un villano de Bond. No es ninguna sorpresa que una herramienta tan poderosa tenga el potencial de usarse tanto creativa como destructivamente, porque la luz puede cegar e iluminar por igual. Como siempre, la responsabilidad de un empleo correcto recae en manos humanas.

¿Qué da al láser su especial potencia? Todo el mundo sabe que la luz de un láser es sólo de un color, y que esta luz puede proyectarse como un haz sumamente estrecho. Lo que posiblemente cueste más entender es que estas dos cualidades son aspectos distintos de la característica fundamental, esto es, de la coherencia. En pocas palabras, esto significa que cada onda luminosa individual, cada fotón, está en sintonía con todas las restantes, como soldados avanzando en formación cerrada. Esto otorga a la luz su extraordinaria pureza, intensidad y poder de proyección enfocada. Podría realizarse una analogía interesante con la mente de un meditador entrenado, que puede penetrar en áreas de consciencia previamente desconocidas. Otra analogía que resulta especialmente instructiva a medida que nos adentramos en una era en la que la consciencia grupal está cada vez más instaurada, es la que puede establecerse entre la coherencia y dos de los principios identificados por Alice Bailey como esenciales a nuestros tiempos: los principios de unanimidad y de divinidad esencial.

¿Cómo actúan estos principios en un grupo? En el caso de la unanimidad, podríamos decir que sucede cuando el grupo está esforzándose conscientemente por encontrar el punto de acuerdo común más elevado respecto a un curso de acción específico. Esto lo diferencia del tan difamado ‘pensamiento grupal sectario’, donde la gente está de acuerdo con cualquier cosa que piensen los demás con tal de minimizar el conflicto. En su lugar, los que se esfuerzan en pos de la unanimidad buscan la armonía que reside más allá del conflicto, evaluando críticamente todas las ideas sin dar importancia alguna a su procedencia. Sólo eliminando la dimensión estrictamente personal puede sopesarse la cualidad subyacente en las ideas y puede empezar a emerger el punto de acuerdo común más elevado, creciendo sutilmente en fuerza a medida que el grupo lo percibe con más claridad. El principio de divinidad esencial actúa de forma similar, a medida que los miembros de distintas tradiciones espirituales de un grupo reconocen gradualmente las cualidades esenciales del Espíritu comunes a sus respectivas creencias, permitiéndoles participar en un acercamiento compartido al origen de toda Luz y Amor, llámese como se llame.

Aparte de su extendido empleo en aparatos de consumo, también se emplea el láser en muchos campos distintos de la investigación científica. Por ejemplo, la espectroscopia, que es el estudio de la interacción entre la radiación electromagnética y la materia, utiliza láseres para muchas de sus técnicas. Otra intrigante aplicación del láser es la creación de condensados de Bose-Einstein, un estado de materia que sólo existe a temperaturas muy bajas, en las que muchos átomos actúan efectivamente como un único y gran ‘súperátomo’. Determinados tipos de estos ‘súper-átomos’ pueden entonces ser utilizados para ‘congelar’ brevemente la luz. De nuevo, surge una analogía con la meditación grupal, en la que las mentes de los participantes pueden fusionarse en torno a un patrón de pensamiento coherente, que puede capturar y mantener una elevada inspiración espiritual durante mucho más tiempo que el pensamiento normal.

Los distintos tipos de láser pueden actuar en distintas frecuencias de luz, incluyendo las que están más allá de nuestro campo visible, como los infrarrojos (IR) y los ultravioletas (UV). El láser de infrarrojos se utiliza a menudo en robótica, para corte y soldadura de precisión, por ejemplo en la industria del automóvil. Debido a que la luz ultravioleta tiene la capacidad de provocar reacciones químicas y de excitar la fluorescencia en ciertos materiales, tiene una cantidad enorme de aplicaciones útiles en las comunicaciones electrónicas. Un ejemplo interesante es la parte integral que desempeña en el procesamiento de información. Los diminutos circuitos de un chip de ordenador se crean con una técnica llamada fotolitografía. Una vez que se ha escrito el patrón del circuito, se realiza una máscara de éste –el equivalente a un negativo fotográfico. Entonces se dirige un rayo láser de UV a la máscara, encogiendo el patrón y enfocando la luz sobre una placa de silicona. Mediante esta técnica, la capacidad de procesar información queda inscrita en la materia, y la electricidad, al pasar a través del complejo patrón de circuitos de un chip de silicona, entra en un movimiento coherente y ordenado, al combinarse con la luz organizadora de la mente, que le proporciona instrucciones a través del código del ordenador. Este movimiento electrónico ordenado puede entonces ser re-traducido a los patrones de luz de la pantalla del ordenador. En este sentido, es interesante observar la sugerencia de Alice Bailey respecto a que la séptima cualidad de la consciencia, que es la organización rítmica, se desarrollaría crecientemente a lo largo de las próximas décadas.

Aparte de su extendido uso para el micromecanizado y en la producción de artefactos microelectrónicos, la luz ultravioleta también es bien asimilada por la materia biológica y los compuestos orgánicos. Más que quemar o cortar un material, un rayo láser ultravioleta añade únicamente la cantidad de energía necesaria para interrumpir los vínculos moleculares del tejido superficial y desintegrarlos en el aire. Estos láseres pueden eliminar capas excepcionalmente finas de material de superficie con muy poco calentamiento o alteración del material restante, lo que les hace sumamente adecuados para operaciones delicadas como la cirugía ocular.

Por contraste, el extraordinario poder que el láser puede concentrar sobre un punto hace que también se emplee en experimentos de fusión nuclear, en los que numerosos rayos coinciden sobre una diminuta cápsula de hidrógeno. El láser también tiene aplicaciones en el arte, donde su rayo de precisión permite los veloces contornos oscilantes de los shows de luces láser, las imágenes 3d de los hologramas, y la creación de intrincadas esculturas con cristal.

Poder y precisión mediante un foco grupal coherente –esta es la naturaleza del láser, y su significado simbólico. Debemos esperar que este significado pueda asimilarse adecuadamente en la consciencia humana para que el láser, junto con otras tecnologías basadas en la luz, pueda seguir expandiendo la capacidad de la humanidad para unas correctas relaciones. 

Manejando el Poder Sanador de la Luz

Naciones Unidas ha declarado 2015 Año Internacional de la Luz. Incluso una sucinta exploración de la luz revela lo apropiada que resulta como umbral a la Nueva Era. La investigación sobre las tecnologías de la luz ha florecido en la última década, indicando la creciente consciencia y exploración de la luz que está teniendo lugar en la mente de la humanidad. La luz es un componente necesario para la vida, afectando a las hormonas metabólicas del cuerpo que mantienen el crecimiento y funcionamiento sano de las células. Se están desarrollando nuevos programas de educación de postgrado sobre tecnologías de luz, y la Asociación Médica de Luz ha establecido la curación con luz como un campo especializado de la medicina. La Asociación Médica de Luz llama a la luz “una de las dinámicas más importante para la vida”.

La terapia de luz empleó inicialmente luz blanca o de ‘espectro total’ para la curación. Quizá aún más interesante sea el reciente descubrimiento sobre los efectos curativos de dosis de un sólo color o luz monocromática en enfermedades y dolencias específicas. Además, aunque  las terapias de luz empezaron con el espectro visible, ahora han avanzado a las partes del espectro que no son visibles al ojo humano, trasladando la ciencia médica a una exploración consciente de los mundos sutiles de energía más allá de lo físico denso.

Hace ya mucho tiempo que los científicos saben que toda vida biológica sobre la Tierra está íntimamente conectada a los ritmos del sol y del planeta. Frecuentemente denominados el ‘reloj biológico’, los ritmos internos del cuerpo humano se basan en la luz y la temperatura del entorno que se relacionan con funciones tan básicas como el sueño, los estados de ánimo y el apetito. Uno de los componentes más importantes del reloj biológico es la glándula pineal en el cerebro, que sintetiza la hormona melatonina como respuesta a la exposición a la luz. La melatonina comunica información sobre la luz del entorno al resto del cuerpo y sincroniza los ritmos biológicos. Las interrupciones de ritmos normales, como las provocadas por el jet lag y por el trabajo por turnos, tienen efectos negativos sobre la salud. Por ejemplo, los turnos nocturnos están relacionados con diversos efectos negativos para la salud a corto plazo que incluyen síntomas gastrointestinales, mayor riesgo de accidentes y heridas, insomnio, un empeoramiento de la calidad de vida, y una sensación general de malestar. Hay efectos sobre la salud a largo plazo y graves, como enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad, depresión y alteraciones del estado de ánimo, y enfermedades gastrointestinales, que también se han relacionado con los turnos laborales nocturnos.

Una vez comprendido el poder de la luz para mantener la salud, conseguir aprovechar su poder activo sanador era sólo cuestión de tiempo. Desde los principios del siglo XX, la psicología ha utilizado el poder subjetivo de la luz, la percepción de la luz, para curar la enfermedad mental mediante las técnicas del psicoanálisis, y más recientemente, mediante la terapia cognitiva. Lo más reciente es el desarrollo de técnicas que emplean terapias basadas en la concienciación, que han dado como resultado estabilidad de ánimo, ecuanimidad y compasión, así como la sanación.

La primera incursión en el poder curativo de la consciencia lo realizó Freud, cuando descubrió que llevando a la luz de la consciencia las memorias inconscientes reprimidas, empleando la técnica del psicoanálisis, curaba la parálisis psicogénica. Resulta interesante que estos trastornos son mucho menos preponderantes desde el descubrimiento de Freud. En los años 40, el Dr. Aaron Beck descubrió los ‘pensamientos automáticos’ que subyacen en la ansiedad y la depresión, y desarrollo la Terapia Cognitiva-Conductual. Se trata de una técnica empleada para traer a la luz los pensamientos negativos automáticos y frecuentemente inconscientes que se asocian con los estados de ánimo de ansiedad y depresión. La terapia conductual, también empleada para la depresión, emplea la técnica ‘como si’ (bien conocida por los meditadores) para movilizar el tipo de actividades asociadas con estados de ánimo sanos, creando situaciones y relaciones positivas. Hoy en día, por ejemplo, la gravedad de una depresión puede evaluarse tanto por la funcionalidad del individuo (comportamiento) como por la severidad del ‘pensamiento depresivo’, incluyendo pensamientos de impotencia, victimismo, ausencia de autointerés y falta de autoestima. Trasladando estos pensamientos a la percepción consciente, la terapia cognitiva enseña al individuo a evaluar objetivamente el efecto que ejercen sobre su estado de ánimo, para después elegir trabajar con el pensamiento de una forma más hábil que realce su ánimo. Se ha probado ampliamente que la terapia cognitiva es tan efectiva como la medicación antidepresiva en el tratamiento de desórdenes depresivos importantes.

En 1979, el biólogo molecular Jon Kabat-Zinn fundó la Stress Reduction Clinic en la facultad de medicina de la Universidad de Massachusetts, donde desarrolló un curso estructurado de ocho semanas llamado Reducción del Estrés Basada en la Atención Plena (REBAP). El curso combinaba los efectos de la antigua práctica oriental de la atención plena con el hatha yoga. Kabat-Zinn investigó los efectos de esta técnica sobre individuos con desórdenes del estado de ánimo no tratables y con enfermedades crónicas y terminales, para quienes las terapias médicas tradicionales habían resultado inútiles. Las personas que participaron en las 8 semanas de este curso de reducción del estrés lograron resultados notables, incluyendo efectos positivos en cuanto a estado anímico, resistencia, sueño, funciones inmunes, dolor, y relaciones. Ciertamente, a lo largo de los últimos treinta años se ha producido una floreciente investigación que demuestra el poder sanador de la atención plena. La evidencia de los resultados de la atención plena se ha expandido hasta incluir efectos sobre el enfoque mental, cambios significativos de la actividad cerebral, efectividad y creatividad en el trabajo, salud en general, y reducción de la angustia y los síntomas relacionados con una amplia gama de enfermedades. Se están diseñando, implementando y desarrollando estudios científicos sobre meditación, prácticas contemplativas y la compasión en grupos que abarcan una amplia variedad de edades, trasfondos y problemas de salud.  Los efectos de la atención plena sobre la salud y la sanación han llegado a estar tan bien investigados y establecidos que el Instituto Nacional de la Salud en los EEUU ya no financia este tipo básico de estudio de resultados. Lo que ahora le  interesa es investigar formas específicas de aplicar la atención plena como técnica de sanación. Así, el poder de la mente iluminada y consciente, y sus efectos sobre los estados de ánimo, el cerebro y la fisiología, se ha convertido en toda una nueva área de exploración, mostrándose enormemente prometedora para ayudar a la humanidad a dar el siguiente salto de consciencia –trabajar conscientemente con la consciencia.

En algún lugar entre la sanación psicológica y la puramente física está el empleo de luz física para afectar a los estados de ánimo. En 1980 el Dr. A.J. Lewey, un investigardor en el Instituto Nacional de Salud Mental, empleó terapia de luz intensiva para demostrar la liberación de la hormona melatonina en la glándula pineal en el cerebro. Un año después, un ingeniero se acercó al Dr. Lewey para pedirle que emplease luz para tratar su depresión. El ingeniero, Herbert Kern, había observado que su depresión se manifestaba en otoño y remitía en primavera. La extensión de su día en dos horas mediante terapia de luz de espectro completo resultó efectiva para tratar su depresión. Este trastorno está ahora reconocido como trastorno afectivo estacional (TAE), y la terapia de luz es el tratamiento aceptado. Desde ese momento, la terapia de luz ha sido reconocida como un tratamiento efectivo para otros tipos de depresión y trastornos afectivos. De hecho, la luz es tan efectiva que debe emplearse con cuidado en las personas con trastorno bipolar, porque puede provocar una sobre-estimulación que resulte en un episodio maníaco.

Existe una larga historia del empleo de la luz solar para la curación física. Ya en el antiguo Egipto, Grecia y Roma, la luz solar natural se utilizaba en los tratamientos médicos. En 1903 el investigador danés Niels Ryberg Finsen obtuvo el Premio Nobel de medicina por su creación del primer aparato que generaba luz solar sintetizada, que empleó con éxito para tratar una forma de tuberculosis de piel. En 1958 se describió por primera vez el efecto de la luz en el tratamiento de la ictericia, y desde entonces la fototerapia con luz azul se ha convertido en una forma común y aceptada de terapia para los bebés con ictericia.

En la actualidad se reconoce que la luz es una poderosa fuerza con numerosas aplicaciones para la sanación y el crecimiento. El Marshall Space Flight Center fue pionero en el empleo de tecnología de luz roja para el crecimiento de plantas en la estación espacial. Esta misma tecnología de luz está siendo ahora empleada en pruebas clínicas. La terapía de casiinfrarrojo se muestra prometedora para diversas enfermedades, y los investigadores en el Medical College de Wisconsin están realizando pruebas de segunda fase empleando luz casi-infrarroja en la curación de heridas. Los doctores del College también están investigando los efectos de longitudes de onda específicas para penetrar las diferentes células como las de la piel, huesos y músculos. Se están utilizando diodos emisores de luz para promover la curación de heridas en pacientes con úlceras bucales causadas por la radioterapia y la quimioterapia. Se está utilizando luz ultravioleta (UV) en el tratamiento de psoriasis. La irradiación de la sangre con UV, llamada fotoféresis, se utiliza para inhibir el linfoma de células t y para otras condiciones. La terapia fotodinámica también ayuda a tratar pre-cánceres de la piel, esófago y pulmones. La terapia de luz de colores, llamada cromoterapia, emplea luz de color para trastornos diversos como insomnio, dolor, diabetes, impotencia y alergias. Pruebas recientes en animales muestran una inversión de los efectos de la destrucción progresiva de células nerviosas como equilibrio, visión y pensamiento, los mismos procesos que tienen lugar en la esclerosis múltiple.

Este breve paseo por la historia de la terapia de luz indica la tendencia cada vez mayor a explorar la luz y a desarrollar tecnologías terapéuticas que hagan uso de la luz para curar. Desde el empleo de la totalidad del espectro visible de la luz natural a la actual exploración de los efectos antimicrobianos del espectro UV, y el empleo de frecuencias monocromáticas de luz para enfermedades y tipos de célula específicos, el amplio alcance y poder de la luz se ha vuelto evidente. La totalidad del espectro de la luz –desde lo visible, a lo invisible, a la luz subjetiva de la consciencia– abarca la amplitud de la vida, la salud, la energía, e incluso el pensamiento. El reconocimiento de la importancia de la luz es una señal prometedora del futuro iluminado de la humanidad. La percepción y exploración del mundo sutil invisible de luz y energía conduce a una creciente percepción y expansión de la consciencia. Esta percepción y empleo de vibraciones y frecuencias más elevadas promete traer la sanación tanto al cuerpo como a la mente de la humanidad.

Luz e Iluminación

Desde el amanecer del tiempo la luz del sol ha sido reverenciada como la dadora de vida, la que elimina la oscuridad del mundo y personifica lo bueno, lo recto y lo verdadero. La luz siempre ha ocupado un lugar central en las muchas cosmologías de las religiones y tradiciones espirituales del mundo. Todas las cosas se entendían como saliendo de la oscuridad y eventualmente entrando en la luz. Todo lo que es, es el resultado de la interacción entre estas dos dualidades fundamentales y condicionantes. En Génesis 1 leemos: “Al principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba confusa y vacía y las tinieblas cubrían la faz del abismo, pero el espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de las aguas. Dijo Dios: “Haya luz”; y hubo luz. Y vio Dios ser buena la luz, y la separó de las tinieblas”. Las cosmologías orientales extienden la profundidad de entendimiento para incluir capas de mundos fusionándose en y entre sí. Por ejemplo, los cosmólogos hindúes plantearon más preguntas de las que contestaban. En el Rig Veda se dice: “ni el ser (sat) ni el no ser era todavía… ¿Quién sabe de dónde vino a la existencia? Nadie puede saber de dónde ha surgido la creación, o si él la ha producido o no. Aquel que la controla en los más altos cielos, sólo él sabe –o quizá no sabe”. (Rig Veda 10. 129) Las enseñanzas del budismo tibetano presentan la idea de que el origen de toda luz emana de la mente primordial. La condición original de todo fenómeno es un estado de claridad auto-luminoso y auto-engendrado que no ha sido creado por nadie. Esta luminosidad trascendente se identifica como el origen de todo fenómeno.

Los escritos teosóficos proponen que hace muchos millones de años tuvo lugar en nuestro planeta un gran acontecimiento, llamado individualización. En aquel tiempo lejano, se produjo una poderosa efusión de la luz de la consciencia, que encendió la chispa de la mente en las formas animales de los seres humanos de la época. Así comenzó la evolución de la consciencia humana. La luz está relacionada con el segundo aspecto de la divinidad, el aspecto alma, aquello que cualifica, colorea y diferencia la pureza esencial del espíritu. Una de las formas en las que la humanidad ha manifestado esta diferenciación de la luz ha sido por medio de las creencias espirituales y religiosas que han brotado como respuesta a la necesidad humana. Es posible que los primeros atisbos de fe surgieran de la observación de la naturaleza con su flujo y reflujo, su aumento y mengua de la luz. Los antiguos cultos, como el de Mitra en el imperio romano, y Mitra, su contraparte hindú, mantenían como su piedra angular la adoración del sol y, especialmente, los puntos clave del ciclo anual –los equinoccios y solsticios. Estos ciclos del mundo natural coinciden con los ciclos del alma.

Cuando el sol en toda su majestad se hunde fuera de nuestra vista cada anochecer, otro tipo de luz, como una delicada filigrana, surge ante nuestra vista. Los pueblos antiguos estaban fascinados con la idea de descubrir los misterios de la luz plateada del cielo nocturno, desenmarañando sus historias y convirtiéndolas en mitos a través de los cuales los cielos podían revelarse. Se dice que toda la historia de la humanidad puede conocerse a través de las historias ocultas en estos sencillos mitos.

En las antiguas enseñanzas, la palabra que significaba luz a menudo se entendía como sinónimo de la palabra Dios. Esta luz, o dios, llegó a ser reconocida por la humanidad tanto en su forma trascendente como en la inmanente. La Humanidad siempre ha tenido sus Portadores de Luz, aquellos que vinieron a revelar la realidad trascendente en una forma adaptada a las condiciones de los tiempos. Estos instructores han enseñado y demostrado mediante su ser los medios con los que la luz podía contactarse, conocerse y expresarse en el crisol de la vida cotidiana. Las escuelas de pensamiento –filosófico y religioso– emergieron a lo largo de los siglos en diferentes centros del mundo, en Europa, Persia, Egipto, India y Tíbet, cada una contribuyendo a un vórtice de energía al que los buscadores espirituales se sentían atraídos en su búsqueda de luz. La enseñanza se transmitía de Maestro a discípulo mediante un riguroso sistema de disciplinas mentales y morales que facilitaban un progreso tremendo para unos pocos elegidos. El gran sabio Patanjali que, de acuerdo a ciertos relatos, vivió en el 10.000 a.C., fue la primera persona que puso por escrito las enseñanzas orales de la tradición yóguica que se habían transmitido a lo largo de los siglos para ayudar a la humanidad en su búsqueda de la luz. Más tarde, aproximadamente en el 1.500 a.C., empezó a surgir la literatura védica, proporcionando la base para la religión Hindú.

Uno de los instructores más importantes de la era pre-cristiana fue Platón. Sus alegorías del sol y de la caverna han ilustrado poderosamente la condición humana. Platón utilizó la imagen del sol para ayudar a definir el verdadero significado de lo Bueno. Lo Bueno, escribió, “arroja luz” sobre el conocimiento de manera que nuestras mentes pueden ver la realidad, libre de las distorsiones que normalmente controlan. Lo Bueno nos permite ver con el “ojo de la mente” trascendiendo las limitaciones de los ojos físicos. Platón creía que el sol nos entregaba su luz para que pudiéramos contemplar el mundo que nos rodea.

La alegoría de la caverna de Platón es quizá la enseñanza más conocida de La República y destaca el tema de la luz y la condición general de espejismo y oscuridad en la que vive la mayor parte de la humanidad, viendo todas las cosas distorsionadas y deformadas. Aquellos que empiezan a emerger de la cueva y entran en la luz deben atravesar numerosas pruebas para aprender a ver en esta nueva realidad. Sócrates, el maestro de Platón, insistía en que los iluminados están obligados a volver a la cueva a fin de ayudar a liberar a los prisioneros, incluso si el resultado es la muerte. En este cuento, Sócrates está implicando que el filósofo iluminado debe descender de una constante contemplación inequívoca de lo bueno para participar en las vidas visibles de sus semejantes para bienestar de la totalidad.

El Buda apareció en una época en la que se produjo una afluencia tremenda de la luz del segundo aspecto de la Divinidad, identificado por Alice Bailey como el rayo de amor-sabiduría, que estuvo activo en el norte de la India alrededor del siglo 6 a.C. El Buda rompió con las tradiciones Vedanta de su época y también con las prácticas ascéticas que eran comunes entre los monjes errantes, buscando la luz de la liberación. Las Cuatro Nobles Verdades del Buda se centraron en el sufrimiento provocado por el deseo, y el Óctuple Noble Sendero proporcionó los pasos en el sendero hacia la meta de la iluminación.

El Cristo, el gran hermano del Buda, surgió con el segundo aspecto del segundo rayo, el aspecto amor, mientras que el Buda surgió con el primer aspecto, la línea de la sabiduría. Cristo fue descrito por San Juan como “la Luz del Mundo” y gran parte de sus enseñanzas se referían a hacer nacer esta luz. Enseñó la importancia del ojo interno, el tercer ojo, cuando dijo, “si tu ojo fuese único, todo tu cuerpo sería pleno de luz”. El Buda y el Cristo son los Avatares más importantes de todos los que han venido hasta ahora a nuestro mundo. Fueron los responsables de emplear la luz, junto con sus seguidores, para asestar un golpe esencial a algunas de las distorsiones e ilusiones de la consciencia humana.

En algún momento entre los siglos V y VIII d.C. apareció el gran Shankara en la India para iluminar la tradición védica, a fin de liberarla de algunas de las cristalizaciones que se habían formado a lo largo de los siglos transcurridos desde su concepción. Enseñó la vida monástica y se centró en una filosofía no dual. Según Shankara, sólo Brama es real y el mundo en el que vivimos es un mundo de Maya que comparó con un truco de magia. Su obra más famosa, La Joya de la Cresta de la Sabiduría, enseñaba que nuestra principal tarea como aspirantes espirituales es desarrollar la luz de la intuición. Enseñó que la verdad se conoce a través del razonamiento, y no a través de interminables rituales, abluciones y prolongados ejercicios respiratorios.

Uno de los mayores regalos a la humanidad a lo largo de los últimos 2.000 años ha sido los grandes avances logrados en el cultivo del intelecto. La luz ha entrado en la mente de la humanidad, resultando en una tremenda riqueza de expresión creativa. Esta luz creativa se expresó a lo largo de numerosas avenidas, incluyendo las ciencias y las artes. Por ejemplo, pinturas de Leonardo da Vinci, tales como La virgen de las rocas y la Mona Lisa, revolucionaron la forma en que los artistas percibían la luz y la empleaban en sus pinturas. En el campo de la ciencia, el gran Copérnico ayudó a desenmarañar los misterios que rodeaban al sol. Su tratado Sobre la Revolución de las Esferas Celestes, publicado justo antes de su muerte en 1543, inició una revolución científica al plantear el lugar central que el sol ocupa en nuestro sistema..

Los Senderos del Corazón y de la Cabeza

Hay muchos senderos que satisfacen las variadas necesidades de la humanidad, pero eventualmente todos los senderos conducen a la misma meta. Estos senderos diferentes pueden dividirse, en términos generales, en el camino del corazón y el camino de la cabeza. El pasado ciclo de 2.500 años, regido por Piscis, fue, por excelencia, la era del seguidor místico del sendero del corazón, aunque hubo numerosas excepciones, especialmente entre quienes provenían de una línea científica. El acercamiento al sendero místico del corazón se realizaba mediante la devoción al maestro y el despertar del corazón, el centro del amor. El sendero del corazón proporciona los cimientos seguros para el sendero de la cabeza, que a menudo es un desarrollo posterior en el ciclo evolutivo. Sin los firmes cimientos del corazón, la mente inferior puede bloquear la entrada de la luz del sol espiritual y convertirse en el “matador de lo Real”.

El sendero del corazón, al estar alineado energéticamente con la naturaleza emocional, a menudo va acompañado de experiencias trascendentales que pueden surgir espontáneamente. He aquí unos cuantos ejemplos individuales:

“Cuando tenía diez u once años y vivía en Kamarpukur, experimenté el samadhi por primera vez. atravesando un arrozal, vi algo y me sentí abrumado. Existen ciertas características de la visión de Dios. Uno ve luz, siente alegría, y experimenta la subida de una enorme corriente en el pecho, como si explotase un cohete.” Sri Ramakrishna (The Gospel of Sri Ramakrishna, p. 176)

Plotino, un filósofo del siglo III, vino para revigorizar y proporcionar un testamento vivo a la visión platónica del mundo. Con su vida demostró que el camino de la cabeza y el del corazón pueden sintetizarse. Plotino afirmó que había tenido varias “experiencias iluminadas”. Escribió: “ha sucedido muchas veces, elevado fuera del cuerpo y a mi interior, volviéndome externo a todas las demás cosas… contemplando una maravillosa belleza, entonces más que nunca, seguro de la comunidad con el orden más elevado, representando la vida más noble, adquiriendo identidad con lo divino, posicionándome en su interior”.

El Dr. Richard Bucke, amigo de Walt Whitman, contaba así la comunión mística de éste con la naturaleza. Escribió: “Su ocupación favorita parecía ser pasear o dar caminatas sólo, al aire libre, contemplando la hierba, los árboles, las flores, las vistas de luz, los diversos aspectos del cielo, y escuchando a los pájaros, los grillos, las ranas arbóreas, y los cientos de sonidos naturales. Era evidente que estas cosas le daban un placer muy superior al que le dan a la gente normal… todos los objetos naturales parecían tener encanto para él. Todas las visiones y sonidos parecían agradarle. Parecían gustarle ( y creo que le gustaban) todos los hombres, mujeres y niños que veía (aunque nunca le oí decir que le gustase nadie)”. (Walt Whitman,  Dr. Richard Bucke)

El sendero, sea de la cabeza o del corazón, conduce eventualmente a un estado de consciencia nuevo y expandido, a menudo llamado iluminación. Pero sería un error ver la iluminación como un fin en sí porque, en realidad, es el comienzo del interminable camino de la liberación. La palabra iluminación se define como “volver luminoso, brillar”. La transformación que llamamos iluminación se produce eventualmente mediante la firme apropiación de la luz y la creciente habilidad para dejar que esa luz brille.  Se cree que las enseñanzas Vajrayana del budismo tibetano contienen algunas de las instrucciones más avanzadas sobre los pasos –la forma y medios– que llevan a la iluminación. Las enseñanzas también proporcionan pasos para ayudar al individuo a atravesar los muros del ‘aferramiento al ego” y fusionarse con la infinita extensión de consciencia en la que todo es posible.

En esta breve discusión sobre la importancia espiritual de la luz, puede que sea apropiado concluir con la historia del emperador romano Juliano, que llegó a Antioquia el 362 d.C. para organizar su campaña contra los persas. Juliano era un ardiente estudiante de la filosofía y las religiones, así que invitó a todos los filósofos y hombres sabios de la ciudad a una audiencia. Cuando estaban todos reunidos, les hizo una pregunta: “¿Cuál es la naturaleza de la realidad?” Ellos conversaron entre sí en graves susurros y, después de un tiempo, asintiendo con sus cabezas de común acuerdo, uno de ellos dio un paso adelante y contestó: “La Luz difusa que veis por todas partes es la encarnación de la Mente Pura”. Julián después escribió a su amigo: “Los fenicios, que por su sagacidad y conocimientos poseen una gran percepción de las cosas divinas, sostienen la teoría de que esta irradiación que se difunde universalmente es parte del ‘Alma de las Estrellas’”.

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