Las Metas de Desarrollo Sostenible y la Cultura de Paz

El 1º de septiembre de 2016, David Nabarro, Asesor Especial del Secretario General de la ONU en la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, habló en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York durante un Foro de Alto Nivel sobre la Cultura de Paz. Esta es una transcripción editada de su charla.

Veo las Metas de Desarrollo Sostenible (MDS) como un regalo al mundo hecho por los líderes mundiales, posiblemente el más preciado regalo que se le haya dado al mundo. Cuando ellos se reunieron y acordaron las MDS, le estaban ofreciendo al mundo un plan para el futuro, plan que cubre la totalidad de temas que interesan a la gente del mundo y al planeta, junto con un diseño para el desarrollo a través de la paz y las alianzas en los 17 objetivos y las 169 metas. Y no hay ningún otro plan para el futuro de nuestro mundo. Este es el único. Así como no tenemos un planeta de repuesto para reemplazar a la Tierra cuando hayamos hecho un desastre de ella, no tenemos otro plan para el futuro. Sólo las MDS. ¡Y de hecho son algo genial! Constituyen un gran plan porque es universal, aplicable a cada comunidad en el mundo. Nadie está al margen de ese plan. Y es un gran plan porque conecta las diferentes características de la humanidad y del planeta de una manera indivisible. Así que ya no se puede separar a la acción humanitaria del desarrollo, ni se puede separar a la paz del desarrollo, ni se puede excluir a las mujeres del desarrollo, ni dejar a un lado a las personas con discapacidad, nunca más. Y perentoriamente se tiene que tener en cuenta el factor del cambio climático y del medio ambiente. También es un renovado contrato social entre los líderes y su pueblo, por el que los líderes han acordado hacerse responsables. Y proporciona una función para todas las personas. De hecho refleja la base de un movimiento hacia lo que significa ser un ser humano.

¿Qué entendemos por ser humano en el contexto de las MDS? La base más importante de la agenda 2030 es que, como raza, no podemos tener un desarrollo sostenido para las futuras generaciones si no contamos con la capacidad de resolver las diferencias de tal modo que no se utilice el poder de una manera perjudicial. Tenemos que ser capaces de resolver las diferencias en forma pacífica. Y tenemos que hacerlo de manera sostenida para que incluso cuando haya fuerzas que tratan de socavar nuestra capacidad para resolver las diferencias pacíficamente, establezcamos la prioridad de mantener la paz. Esta es la labor de esta casa. Y eso es lo que trata de hacer la agenda 2030. Significa que no tenemos ninguna tolerancia con el odio, la agresión, la incitación a la violencia y la práctica de la violencia. Y tenemos que valorar el comportamiento no violento y premiarlo en la infancia, en la adolescencia y en la edad adulta: en todos los contextos y entre todas las personas. Y tenemos que evitar cualquier tipo de contextos o actividades que alimenten la violencia o que impliquen su aceptación, y tenemos que estar atentos a las situaciones que pudieran provocarla. Y entonces tenemos que reconocer que, como es bien sabido, los seres humanos se respetan a sí mismos mucho mejor cuando pueden tratar a los demás con respeto y cuando no ejercen violencia entre sí.

¿Cómo ponemos en práctica este tipo de principios? Tiene que ser a través de la educación. Tiene que ser en el gobierno, en todos los empleadores, en la sociedad civil, en las religiones, reconociendo básicamente que la confianza y el respeto hacia otros seres humanos y a la madre tierra se tienen que valorar y estar en el centro de todas nuestras acciones. El único tipo de poder que es aceptable es el poder suave. Y el poder suave tiene que ser compartido para que pueda ser utilizado para el bien de todos a través de las metas de desarrollo sostenible. Y esto, señoras y señores, es la clave. Está incluida dentro de esta hermosa Declaración y Programa de Acción hacia una Cultura de Paz. Sin ello no lograremos las Metas de Desarrollo Sostenible y no tendremos un mundo apto para las generaciones venideras. Los pueblos indígenas en este país hablan de siete generaciones. Y recordemos que el mejor criterio para mirar cualquier actividad es: ¿Perdurará a lo largo de siete generaciones?