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4. Los Rayos Raciales


El lector debe recordar que tres rayos están ocultamente inactivos y cuatro en diversos grados de actividad. Recapitulemos brevemente a fin de que esta idea se fije con claridad en nuestras mentes.

Los rayos primero, cuarto y sexto están actualmente fuera de la manifestación y, aunque la influencia del sexto rayo empezó a declinar hace sólo trescientos años, su potencia puede aún sentirse en forma muy débil.

Los rayos segundo, tercero, quinto y séptimo son aún muy potentes. La siguiente afirmación puede dar una idea de los “valores” relativos de la influencia de estos rayos.

El tercer rayo ha estado más tiempo en encarnación, pero en 1875 ocultamente “terminó de salir y empezó a dar vuelta sobre sí mismo para retornar”. Por eso ya comienza a menguar. Cuando esto ocurre con cualquier tipo [i349] de energía, el efecto producido es siempre de naturaleza cristalizadora y propende a producir “formas fijas que exigen su rápida destrucción”, lo cual causa condiciones mentales de naturaleza estática y fija. De ello se infiere con claridad que en etapas posteriores de la actividad de este rayo tendremos la demostración de las actitudes dogmáticas, sectarias y teológicas que marcan, por ejemplo, la decadencia y la consiguiente inutilidad de las diversas escuelas de pensamiento que en su tiempo han personificado las ideas de los seres humanos y bastaron para ayudarlo durante el período de crecimiento.

Los ciclos del segundo rayo se repiten rápidamente, debido a su excesiva potencia. Por ser uno de los rayos mayores de nuestro sistema solar (los demás rayos sólo son aspectos) podría decirse que nunca está fuera de manifestación. Sin embargo tiene constantemente ciclos de potencia creciente y menguante, resultado de la interacción de los rayos que producen, lo que se denomina en los antiguos archivos, “la intromisión de uno u otro de los siete Hermanos que obstruyen la puerta de donde emerge la fuerza” y “la desaparición de ese Hermano radiante que sigue Su camino, dejando abierta tras de sí una puerta por la cual otro Hermano puede pasar a cumplir Su misión pre-ordenada”. El simbolismo es claro. Los ciclos del segundo rayo son dinámicos y se suceden en forma rítmica y regular en esta época y durante los veinticinco mil años que dura un ciclo zodiacal, en secuencias de quinientos años. Por eso en 1825 la potencia de este rayo empezó a declinar cuando alcanzó la cumbre de sus doscientos cincuenta años de existencia. El retiro gradual de este rayo acrecentó la separatividad en el mundo trayendo como resultado las guerras europeas y la gran Guerra Mundial. Este rayo seguirá declinando durante ciento cuarenta años más, lo cual no significa que aumentará la violencia física y prevalecerá la guerra. Debido a que la humanidad responde ahora mucho más [i350] a las influencias de rayo, la Jerarquía observadora (por medio del estímulo egoico y la sensibilidad de ciertas naciones a ser guiadas internamente) puede neutralizar los efectos más evidentes. Esto traerá una interesante variación respecto a la gran importancia de estos acontecimientos cíclicos.

El quinto rayo, el último de los rayos que entra en actividad, solamente está en proceso de entrar en el poder. Aumenta constantemente su potencia, y el resultado de su influencia llevará a la humanidad a un acrecentado conocimiento. Su energía golpea la mente de los seres humanos y causa ese estímulo que reside detrás de todo acercamiento científico a la verdad, en todos los sectores del pensamiento humano. Por ser el rayo que rige el aspecto de la personalidad del cuarto reino de la naturaleza y uno de los rayos que determina o condiciona nuestra raza Aria, su actual potencia es excesiva. Este punto debe ser bien recordado porque explica gran parte de lo que ocurre en el mundo del pensamiento.

El séptimo rayo se halla también en manifestación desde el año 1675. Lo consideraremos más detalladamente cuando nos ocupemos del quinto punto, titulado: Los Rayos que se hallan en Manifestación Cíclica.

Por lo tanto, la interacción y la belleza de las energías fusionadas son actualmente muy grandes, porque hay muchos rayos que se manifiestan simultáneamente o están saliendo, y, por consiguiente, se los debe tener en cuenta o están muy cerca de la manifestación a fin de continuar su trabajo cíclico. Sólo un rayo se halla hoy realmente fuera de manifestación y actúa totalmente detrás de la escena, el primer rayo. En lo que a la humanidad concierne hace sentir su presencia y su potencia predomina cuando se ha alcanzado la etapa del discipulado aceptado. Acrecienta su poder a medida que se progresa en el Sendero. De este modo comienza a reunirse en el aspecto subjetivo de la vida un creciente grupo de quienes pueden actuar bajo [i351] la influencia de este primer rayo. Cuando suficientes hijos de los seres humanos puedan actuar de este modo, su respuesta conjunta constituirá un canal a través del cual el primer rayo podrá venir a la manifestación. Ésta es una de las principales actividades y objetivos de la Jerarquía, y por la correcta comprensión de los resultados de la respuesta de la humanidad a las influencias de rayo, llegaremos a reconocer una ley de la naturaleza hasta ahora desconocida. Esta ley particular se relaciona con el sector del Regidor del mundo, el Manu.

Será interesante observar aquí que el sexto rayo rige el Sendero de probación y nutre en el aspirante los fuegos del idealismo.

El segundo rayo rige el Sendero del discipulado, trasmuta el conocimiento en Sabiduría y nutre similarmente la vida crística en cada discípulo.

El primer rayo rige el Sendero de Iniciación, produce el desapego de la forma, destruye todo lo que obstaculiza y fomenta esa voluntad dinámica que le permitirá al iniciado dar los pasos necesarios que lo conducirán hacia el Iniciador.

Se observará que los rayos se dividen en dos grupos, por ejemplo:

1. Los Rayos de Aspecto . . . . Rayos 1, 2, 3.  Los rayos mayores

2. Los Rayos de Atributo . . . . Rayos 4, 5, 6, 7.  Los rayos menores.

La diferencia entre ambos grupos está muy bien resumida en algunas frases del Antiguo Comentario:

“Los siete hermanos son todos hijos del mismo Padre, pero los tres mayores participan de la naturaleza del Padre. Los cuatro menores se asemejan a la Madre. Los tres hijos mayores se dirigen al universo de estrellas y allí representan al Padre, Los cuatro menores se dirigen al universo de estrellas y demuestran la naturaleza de aquél a quien el Padre amó.”

Los ciclos de los rayos de aspecto son más prolongados que los rayos de atributos, y su curso es ocultamente lento y de efecto [i352] acumulativo y -a medida que transcurren las épocas- aumenta constantemente su impulso. Los ciclos de los rayos de atributo son breves y producen un constante latido cardíaco y un ritmo regular en el sistema solar. Los tres rayos de aspecto podrían considerarse como la personificación de la voluntad y del propósito del Logos encarnado. Los rayos de atributo pueden, análogamente, considerarse como personificaciones de la cualidad y del carácter del Logos encarnado. Simbólicamente hablando, los tres rayos mayores son expresión (durante la manifestación) del aspecto egoico del Logos solar, mientras que los cuatro rayos de atributo personifican el aspecto de Su personalidad. Sin embargo, debe recordarse que los siete expresan en la forma lo que es Dios y la medida de la divina intención. Los estudiantes deben tener esto presente a medida que estudian los rayos y sus influencias cíclicas sobre la humanidad. Si recuerdan que la intención divina, el propósito universal y el Plan, emergen con más claridad cuando está en manifestación un rayo mayor, entonces estarán a la expectativa y esperarán grandes acontecimientos en el desarrollo racial. Si un rayo menor está en manifestación, tendremos el acrecentamiento de la sensibilidad psíquica y el surgimiento de una forma de vida, la cual expresará la naturaleza divina más poderosamente que el Plan divino.

Esta verdad puede también ser aplicada al desarrollo del individuo, y regirá y determinará su progreso evolutivo, sea desde el punto de vista del propósito o de la cualidad.

Las vidas que se entregan al desarrollo de un propósito, serán de distinta calidad y naturaleza que las que se dedican a desarrollar el carácter y la cualidad. Éste es un aspecto psicológico de real importancia.

La afirmación que acabo de hacer es una de las más significativas e importantes que he hecho hasta ahora en este tratado, y bien merece una cuidadosa consideración.

La importancia que tienen lógicamente es muy difícil de captar, pero su significado general puede ser reconocido [i353] y apreciado por el estudiante investigador. Los rayos de aspecto desarrollan primordialmente el Plan. Los rayos de atributo desarrollan las cualidades de la Deidad. Esto es aplicable al Logos solar y a un ser humano, a la Deidad planetaria y a la humanidad como un todo.

La actuación de esta verdad se advierte en la conexión que tiene con la raza Aria y con los dos rayos que rigen y controlan su destino. El tercer rayo de Actividad Inteligente o Adaptabilidad rige todo el curso evolutivo de la raza y, mediante este procedimiento, podemos ver cómo se desarrolla el plan de Dios y la definitiva fusión del espíritu y la materia por medio de la evolución del alma del ser humano. El resultado de esta fusión puede ser brevemente resumido en los tres enunciados siguientes:

1. El gran interés puesto sobre el alma conduce finalmente a reconocerla como resultado de tal fusión y mezcla.

2. La apreciación de la divinidad de la sustancia y el reconocimiento de que la materia es la vestidura externa de Dios, caracterizará la realización intelectual de la raza Aria.

3. El plan de Dios establece que la humanidad debería controlar la materia en el plano físico, lo cual llega a un elevado punto de perfección en la raza Aria. Un destacado ejemplo de ello lo tenemos en el control que ejerce el ser humano sobre las fuerzas eléctricas del plano físico.

Estos tres importantes desarrollos indican la actividad desplegada por el tercer rayo durante el período en que la raza Aria surge del trasfondo general racial, se desarrolla a medida que pasan las generaciones y luego desaparecerá como todas las razas. Mediante este proceso las almas que han aprovechado esta experiencia durante la manifestación racial pasan a otra raza superior, en este caso la sexta raza raíz. Tales los resultados principales. Existen otros menores que tienden a perfeccionar el divino propósito en favor de la raza, [i354] propósito que aspira únicamente a lograr la perfección relativa y no la últerrima culminación. La perfección racial que se logrará como resultado de la actividad de los rayos tercero y quinto, se verá sólo en forma parcial desde el punto de vista, por ejemplo, de la séptima raza raíz, aunque será mucho más avanzada que la alcanzada por la raza Atlante o cuarta raza raíz, que estaba bajo la influencia dominante del segundo y sexto rayos. La flor de cualquier raza y quienes garantizan su realización son los Maestros, Iniciados y Discípulos, que durante determinada raza alcanzan la meta impuesta por Sus almas. El lector debe recordar que la meta del adepto cambia continuamente, y que los adeptos de la raza Aria tendrán un desarrollo superior y de categoría más intelectual que los que alcanzaron esa etapa durante la raza Atlante. Por eso a medida que pasan los siglos le es muy difícil a la raza actual cumplir con los requisitos necesarios para hollar el sendero del discipulado. Análogamente, el conocimiento aplicado por el aspirante al tratar de alcanzar el discipulado se desarrolla constantemente y su preparación es cada vez más intensa, a fin de estar a la altura de la oportunidad ofrecida. De allí que los libros de Annie Besant, El Atrio Externo y El Sendero del Discipulado, indican los requisitos para iniciarse en el sendero de probación y no en el sendero del discipulado. El Tratado sobre Magia Blanca da la información necesaria para quienes en la actualidad recorren el sendero del discipulado. Estos tres libros contienen los requisitos necesarios para las dos etapas del sendero de desarrollo Consciente.

En la época lemuriana el primer rayo estaba activo en forma singular, lo cual se debió a una especial dispensación o esfuerzo, por parte de la Jerarquía planetaria. Con la ayuda del séptimo rayo se llevó a cabo el necesario trabajo. En la época de la individualización de la humanidad, entró en actividad el tercer rayo, el quinto, y el esfuerzo conjunto del [i355] primero, del séptimo y del quinto, efectuó la gran fusión entre los aspectos superiores e inferiores del género humano. Es interesante observar que actualmente en la raza Aria la influencia secundaria es la del quinto rayo, vinculando así las civilizaciones Lemuriana y Ariana. Fueron y son civilizaciones puramente materialistas, pero la lemuriana fue materialista porque toda la atención de la Jerarquía estaba dirigida al desarrollo del ser humano físico, mientras que hoy la atención no está dirigida al desarrollo físico del ser humano, sino al esfuerzo que le permitirá controlar las fuerzas físicas del planeta. Debe observarse aquí un ejemplo muy notable de la similitud de las fuerzas de rayo. En la época lemuriana, la yoga de esa época que produjo la necesaria unificación (previo al recibimiento de la iniciación de entonces) fue el Hatha Yoga, la yoga del cuerpo físico, que impartió al iniciado el control físico necesario, el cual se ha perfeccionado tanto actualmente en la raza que es automático, y ha quedado bajo el umbral de la conciencia. En las grandes recapitulaciones cíclicas que se hacen incesantemente, vemos hoy la enorme importancia que la raza Aria da a la perfección física: deporte, atletismo, danzas y cultura física, que es el efecto cíclico de las mismas fuerzas de rayo que actúan nuevamente sobre la humanidad. La meta iniciática de hoy consiste en la unificación mental. Sin embargo, la reacción física a las fuerzas de rayo produce una forma más elevada de Hatha Yoga o coordinación física, puntos que serán dilucidados más adelante.

La influencia secundaria del quinto rayo de Conocimiento Concreto o Ciencia, lleva adelante a la raza Aria. Como vimos, éste fue uno de los rayos que produjo la individualización hace millones de años y lanzó al género humano al sendero de retorno. Vuelve ahora nuevamente al poder, y aunque ha tenido muchos ciclos de actividad desde los días lemurianos, en ninguno de los ciclos ha dominado [i356] con tanta libertad como en el actual. De aquí proviene el enorme poder de los individuos de esta época y de allí la dificultad y también la oportunidad. Este rayo es de cualidad, y estimula la adquisición de conocimiento y el desarrollo del intelecto humano, instrumento de excepcional sensibilidad que produce la acrecentada percepción de Dios.

Podría decirse que en la época lemuriana el efecto de este rayo fue estimular la naturaleza instintiva, permitiendo percibir la naturaleza forma de la Deidad. Durante los días atlantes, por la influencia del segundo rayo, el instinto empezó a fusionarse con el intelecto y desarrolló ese aspecto de la naturaleza del ser humano denominado en los libros teosóficos kama-manas, palabra que significa simplemente una mezcla de deseo, sentimiento y mente inferior -curiosa síntesis que caracteriza hoy al ser humano común- y da origen a su complicado problema. Este desarrollo confirió al ser humano otro tipo de percepción. Llegó a ser sensoriamente consciente del universo y también sensible al amor de Dios, y registró una innata reacción al corazón de Dios. Hoy, bajo la influencia del quinto rayo, el intelecto va despertándose rápidamente; el instinto va quedando bajo el umbral de la conciencia; kama-manas ya no es la característica sobresaliente de los discípulos del mundo. El intelecto (concreto y abstracto, inferior y superior) se desarrolla constantemente, y a medida que lo hace, la voluntad, el propósito y el plan de la Deidad, comienzan a tomar forma en las mentes de los seres humanos. Los efectos secundarios de este desarrollo son el poder de organizar y de trabajar individualmente con un propósito definido, demostrado hoy por los individuos en todos los campos de la actividad humana. Evidencian la capacidad de presentir el Plan de Dios y colaborar en él; ven el amplio delineamiento general del divino propósito y comprenden más que nunca el gran plan evolutivo. Los seres humanos construyen ahora para el futuro porque han vislumbrado el pasado y han hecho contacto con la visión.

[i357] Más adelante tendremos otro período de transición, análogo al período en que se desarrolló kama-manas, entonces la entera raza evidenciará una desarrollada síntesis del intelecto y la intuición, preparatoria para esa etapa avanzada que vendrá al finalizar la próxima sexta raíz. Esto nos ubica en un período que tendrá lugar dentro de diez millones de años, cuando el intelecto a su vez se haya deslizado bajo el umbral de la conciencia, como lo hizo el instinto. Entonces actuará automáticamente como lo hace la naturaleza instintiva del ser humano y la raza será intuitiva. Esto en realidad significa que se manifestará en la Tierra el quinto reino de la naturaleza, y que habrá llegado el reino de Dios –como lo denomina el cristiano. Constituirá un acontecimiento tan importante como el advenimiento del cuarto reino, cuando apareció el ser humano en la tierra. La próxima gran raza será regida por el segundo y cuarto rayos, demostrando así una relación entre la cuarta raza raíz, la atlante, y la sexta raza raíz. En términos de conciencia, esto puede expresarse como la relación que existe entre el desarrollo astral-emocional y el desarrollo intuitivo-búdhico. La última raza estará regida por el primero, el séptimo y el segundo rayo.

Creo haberles dado todo lo que podrán captar de este abstruso tema. La clasificación de los rayos que rigen a las razas podría decirse que es:

Raza Lemuriana ............................ Rayos 1, 7 y 5.

Raza Atlante .................................. Rayos 2 y 6.

Raza Aria ........................................ Rayos 3 y 5.

Sexta Raza ...................................... Rayos 2 y 4.

Séptima Raza .................................. Rayos 1, 7 y 2.