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CAPÍTULO XVII - LAS DIFERENTES INICIACIONES

CAPÍTULO XVII

LAS DIFERENTES INICIACIONES

Iniciaciones Mayores y Menores

 

[i176] Al tratar las distintas iniciaciones, será de valor para el estudiante recordar que el gran momento en que el hombre salió del reino animal y pasó al humano, denominado en muchos libros de esoterismo el "momento de la individualización", fue en sí una de las más grandes iniciaciones. La individualización es la captación consciente por el yo, de la relación que tiene con todo lo que constituye el no‑yo y en este gran proceso iniciático, como en todos los posteriores, el despertar de la conciencia es precedido por un período de gradual desarrollo; el despertar es instantáneo en el momento que se produce la primera autorrealización y siempre va seguido por otro período de gradual evolución, período que a su vez, conduce a una crisis ulterior denominada iniciación. En un caso, tenemos la iniciación en la existencia autoconsciente; en el otro la iniciación en la existencia espiritual.

Estos conocimientos o expansiones de conciencia están regidos por la ley natural y toda alma, sin excepción, los experimenta a su debido tiempo. Cada ser las obtiene diariamente en menor grado, a medida que aumenta gradualmente su comprensión y experiencia de la vida, pero únicamente se convierten en iniciaciones en la sabiduría (diferentes de las expansiones del conocimiento) cuando el conocimiento adquirido ha sido: [i177]

a.   Buscado conscientemente.
b.   Aplicado a la vida en forma autosacrificada.
c.   Empleado en servicio de los demás, voluntariamente.
d.   Utilizado inteligentemente en bien de la evolución.

Sólo almas de cierta experiencia y desarrollo realizan estas cuatro cosas en forma consciente y perseverante, trasmutando el conocimiento en sabiduría y la experiencia en cualidad. El hombre común trasmuta la ignorancia en conocimiento y la experiencia en facultad. Sería de utilidad que todos reflexionaran sobre la diferencia entre la cualidad inherente y la facultad innata; una es la propia naturaleza de budi o sabiduría, la otra de manas o mente. La unión de ambas, por medio del esfuerzo consciente del hombre, trae por resultado una iniciación mayor.

Estos resultados se logran de dos maneras: Primero, por el propio esfuerzo del hombre, que a su debido tiempo lo conduce a descubrir su propio centro de conciencia, a ser guiado y dirigido plenamente por el regidor interno o ego y a desvelar, tras intenso esfuerzo y penosas tentativas, el misterio del universo, oculto en la sustancia material, energetizada por Fohat. Segundo, por el esfuerzo del hombre, complementado por la amorosa colaboración inteligente de los Conocedores de la raza, los Maestros de Sabiduría. En este caso el proceso es más rápido pues el hombre recibe instrucción si lo desea y, en consecuencia, cuando ha proporcionado por su parte las correctas condiciones, se pone a su disposición el conocimiento y la ayuda de Quienes alcanzaron la meta. Para beneficiarse con esta ayuda debe trabajar con el material de su propio cuerpo, introduciendo en él material adecuado en forma ordenada y, por lo tanto, debe aprender a discernir al seleccionar la materia y también comprender las leyes de la vibración y de la construcción. Esto entraña, en cierto modo, el dominio de las leyes que rigen los [i178] aspectos Brahma y Vishnu; significa poseer la facultad de vibrar con precisión atómica y desarrollar la cualidad de atracción, base del aspecto constructivo o Vishnu.

Además debe equipar su cuerpo mental para ser un expositor y transmisor y no un factor obstaculizante como hasta ahora. Análogamente, debe desarrollar una actividad grupal y aprender a trabajar coordinadamente con otras unidades. Esto es lo principal que el hombre debe lograr en el sendero de la iniciación, y cuando ha trabajado sobre ello, encontrará el Camino, lo verá con claridad y entonces ingresará en las filas de los Conocedores.

Otro punto que debe recordarse es que el esfuerzo por lograr que la gente colabore inteligentemente con la Jerarquía y se entrene para ingresar en las filas de la Logia es, como ya se indicó, un esfuerzo especial (comenzado en los días atlantes y continuado hasta hoy) hecho por la Jerarquía del planeta y, en gran parte, de índole experimental. El método por el cual un hombre asume su lugar consciente en el cuerpo de un Hombre celestial, difiere en los diferentes esquemas planetarios; el Hombre celestial que utiliza nuestro esquema planetario, como Su cuerpo de manifestación, elige trabajar en modo particular, durante este período especial, para lograr Sus propios propósitos específicos. Constituye parte del proceso de vitalizar uno de Sus centros y vincular Su centro cardíaco con su correspondiente conexión en la cabeza. A medida que otro de Sus centros se vitaliza y entra en plena actividad, pueden emplearse otros métodos para estimular las células de Su cuerpo (las mónadas dévicas y humanas), pero por el momento, el Cetro cósmico de la Iniciación aplicado al Hombre celestial, en forma análoga a como se le aplican al hombre los cetros menores, es utilizado de tal manera, que produce ese estímulo específico demostrado por la actividad del hombre que se halla en los senderos de probación y de iniciación. [i179]

El hombre debe reconocer la naturaleza cíclica de la iniciación y el lugar del proceso en tiempo y espacio. Éste es un período especial de la actividad en el ciclo de un Hombre celestial, y se desarrolla en nuestro planeta como un vasto período de prueba o de confrontación iniciática, siendo también un período de vitalización y oportunidad.

Ahora debemos tratar de comprender que la iniciación puede considerarse que tiene lugar en los tres planos de los tres mundos, y debe tenerse presente la idea del valor relativo de la unidad o célula y su ubicación en el cuerpo de un Hombre celestial. Conviene hacer resaltar que las iniciaciones mayores o de manas se reciben en el plano mental y en el cuerpo causal. Señalan su punto de evolución, donde la unidad reconoce prácticamente y no sólo en teoría, que es idéntica al divino Manasaputra, en Cuyo cuerpo ocupa su lugar. Pueden recibirse iniciaciones en el plano físico, en el astral y en el mental inferior, pero no se las considera mayores ni son estímulos conscientes, coordinados y unificados, que abarcan al entero hombre.

Un hombre, por consiguiente, puede recibir la iniciación en cada plano, pero sólo son consideradas iniciaciones, en el verdadero sentido de la palabra, las que señalan su trasferencia del cuaternario inferior a la Tríada, y únicamente son iniciaciones mayores aquellas en que el hombre transfiere su conciencia del cuaternario inferior a la Tríada. Tenemos así tres grados de iniciaciones:

Primero, las iniciaciones en que el hombre transfiere su conciencia desde los cuatro subplanos inferiores de los planos físico, astral y mental respectivamente, a los tres subplanos superiores. Cuando esto se efectúa en el plano mental, el hombre es conocido técnicamente como discípulo, iniciado y adepto. Utiliza entonces cada uno de los tres subplanos superiores del plano mental como punto de partida, [i180] para salir totalmente de los tres mundos de la manifestación humana y pasar a la Tríada. Por lo tanto, es evidente que lo que podríamos considerar como iniciaciones menores pueden recibirse en los planos físico y astral, bajo el control consciente de sus tres subplanos superiores. Son verdaderas iniciaciones, pero no hacen al hombre lo que llamamos técnicamente un Maestro de Sabiduría, sino sencillamente un adepto de grado inferior.

Segundo, las iniciaciones en que el hombre transfiere su conciencia de un plano a otro, en lugar de un subplano a otro. Es un punto que debe reconocerse cuidadosamente. Un verdadero Maestro de Sabiduría no sólo ha recibido las iniciaciones menores mencionadas, sino que ha dado los cinco pasos que involucran control consciente de los cinco planos de la evolución humana. Le falta recibir las dos iniciaciones finales que lo convertirán en un Choan de sexto grado y en un Buda, antes de que ese control se extienda a los dos planos restantes del sistema solar. Por lo tanto, es correcto hablar de siete iniciaciones. Sin embargo, sería igualmente correcto enunciar cinco, diez o doce iniciaciones. El tema es un poco complicado para los estudiantes esoteristas a causa de ciertos factores misteriosos, acerca de los cuales ellos nada saben, y que por ahora son incomprensibles. Estos factores se basan en la individualidad del Hombre celestial Mismo e involucra misterios tales como Su karma particular, el objetivo que puede tener en vista en cualquier ciclo particular y la trasferencia de la atención puesta sobre el ego cósmico de un Hombre celestial a Su reflejo, el evolucionante Hombre celestial de un sistema solar.

También puede descubrirse otro factor en ciertos períodos de estímulo y de acrecentada vitalización, tales como el que produce una iniciación cósmica. Estos efectos externos traen lógicamente ciertos [i181] resultados en las unidades o células del cuerpo del Hombre celestial y provocan, con frecuencia, acontecimientos imprevistos y aparentemente inexplicables.

Tercero, iniciaciones en las que un Hombre celestial puede recibir una iniciación mayor o menor, implicando así toda Su naturaleza. Por ejemplo, cuando tuvo lugar la individualización durante la época lemuriana o la tercera raza raíz, y en este ciclo vino definitivamente a la manifestación la familia humana, significó una iniciación mayor para nuestro Hombre celestial. El actual estímulo del esfuerzo jerárquico, conduce a una iniciación menor. Cada ciclo ve la iniciación mayor de un Hombre celestial, recibida en uno de los globos, y de allí provienen las complicaciones y los muchos temas para pensar.

A los tres puntos mencionados puede agregarse brevemente el de la entrada y salida de cualquier rayo particular. Lo poco que puede decirse sobre este punto que ofrece la mayor dificultad, podría resumirse en las tres afirmaciones siguientes: Primero, las iniciaciones recibidas en los cuatro rayos menores no poseen la misma cualidad que las iniciaciones recibidas en los tres mayores. Esto se complica parcialmente por el hecho de que en el esquema planetario, durante la evolución cíclica, un rayo menor puede considerarse  temporalmente como rayo mayor. Por ejemplo, en el actual momento de nuestro esquema planetario, el séptimo Rayo de Ley u Orden Ceremonial es considerado mayor, por ser un rayo de síntesis, en el cual el Mahachoan fusiona Su trabajo. Segundo, las tres primeras iniciaciones se reciben en el rayo del ego y vinculan al hombre con la Gran Logia Blanca; las dos últimas se reciben en el rayo de la mónada y producen un definido efecto en el sendero de servicio que luego escogerá el adepto. Esta afirmación debe relacionarse con la expuesta anteriormente, donde se dice que la quinta iniciación convertía al hombre [i182] en miembro de la Gran Logia o Hermandad de Sirio, siendo literalmente la primera de las iniciaciones de Sirio. La cuarta iniciación es la síntesis de las iniciaciones, en el Umbral de la Logia de Sirio. Por último, de acuerdo al rayo en que se recibe la iniciación, depende grandemente el siguiente sendero de servicio.

El Día de la Oportunidad

Cabría preguntar aquí qué valor tiene esta información para el estudiante. Como ilustración es conveniente que reflexione sobre la significación de la entrada del actual Rayo de Ley Ceremonial o Magia, que se relaciona con las fuerzas constructivas de la naturaleza y se refiere a la inteligente utilización de la forma por el aspecto vida. Es mayormente el rayo del trabajo ejecutivo y tiene por objeto construir, coordinar y producir cohesión en los cuatro reinos inferiores de la naturaleza. Se caracteriza principalmente por la energía manifestada en el ritual, pero esta palabra no debe restringirse a su actual empleo en el ritual masónico o religioso. Su aplicación es mucho más amplia e incluye los métodos de organización manifestados en todas las comunidades civilizadas, como en el mundo del comercio y las finanzas y las grandes empresas comerciales, observados en todas partes. Ante todo, el interés reside en que el rayo ofrece oportunidad a las razas occidentales, y mediante esta fuerza vital de la organización ejecutiva, de gobierno por la regla y el orden, el ritmo y el ritual, llegará una época en que las razas occidentales (con su activa mente concreta y su amplia capacidad para los negocios) podrán recibir la iniciación ‑iniciación que, como debe recordarse, se recibirá en un rayo que temporalmente se reconoce como rayo mayor. Gran número de iniciados [i183] que obtuvieron el grado de adepto en el último ciclo, fueron orientales y los que tuvieron oportunamente cuerpos hindúes. Este ciclo fue regido por el sexto rayo, que ahora va desapareciendo, y los dos precedentes. Manteniendo el equilibrio llegará el momento en que se observará un período de realizaciones de parte de los occidentales, en un rayo apropiado a su tipo mental. Es interesante observar que el tipo oriental logra su objetivo a través de la meditación con un mínimo de ritual y organización ejecutiva, y que el occidental lo logrará, en parte, mediante la organización que la mente inferior produce y por un tipo de meditación donde la intensa concentración comercial podría considerarse como ejemplo. La aplicación de la mente en forma unilateral de un hombre de negocios europeo o americano, puede ser considerada como un tipo de meditación. Cuando se purifique el móvil que subyace en esa concentración, llegará el día de la oportunidad para los occidentales.

Aprovechando el actual día de oportunidad y dando cumplimiento a las reglas para hollar el sendero, llegará para muchos occidentales la oportunidad de dar estos pasos. La encontrará el hombre que está preparado, en el lugar donde se halle y en las circunstancias familiares de su vida diaria. La descubrirá en el cumplimiento del deber, en saber sobreponerse a las pruebas y experiencias y en esa íntima adhesión a la voz del Dios interno, que distingue a todo aspirante a la iniciación. La iniciación implica las cosas que lleva a cabo diariamente quien se esfuerza conscientemente en entrenarse a sí mismo: el Maestro (ya sea el Dios interno o el Maestro del hombre, si es consciente de Él) le señala el siguiente punto a alcanzar y el trabajo que debe realizar y le explica la razón de ello. Entonces el Instructor se aparta y observa la realización del aspirante. A medida que observa, reconoce los puntos de crisis donde la aplicación de una prueba logrará una o dos [i184] cosas, enfocará y dispersará cualquier mal aún no vencido ‑si se puede emplear este término‑  y demostrará al discípulo sus flaquezas y sus fuerzas. En las grandes iniciaciones se emplea el mismo procedimiento, y la capacidad del discípulo para vencer estas Pruebas y etapas mayores depende de su capacidad para enfrentar y vencer las pruebas menores diarias. "Aquel que es leal en lo poco, lo es también en lo mucho". Esta afirmación esotérica debe en realidad caracterizar la actividad diaria del verdadero aspirante; lo "mucho" es trascendido y se deja atrás, porque es considerado simplemente como una intensificación de lo normal, y ningún iniciado pasa la gran prueba de la iniciación si no se ha acostumbrado a pasar las pruebas menores todos los días de su vida. Entonces las considera normales y como la trama usual de su vida cuando tropieza con ellas. Cuando se alcanza y se mantiene esta actitud mental, no habrá sorpresas ni posibles fracasos.