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CAPITULO X - UNIVERSALIDAD DE LA INICIACIÓN

CAPITULO X

UNIVERSALIDAD DE LA INICIACIÓN

[i94] En las enseñanzas esotéricas muchas veces se hace hincapié en que la iniciación, tal como se la entiende comúnmente, no es un proceso normal. Todo progreso en el reino de la conciencia se efectúa, lógicamente, mediante una serie de despertares, que deberían realizarse en forma mucho más gradual y abarcar un período más extenso, como sucede en las actuales condiciones planetarias. Este modo particular de desarrollar la conciencia en la familia humana fue iniciado por la Jerarquía al final de la cuarta subraza de la raza raíz atlante, y continuará hasta mediados de la próxima ronda. Entonces se habrá proporcionado el necesario estímulo; tres quintas partes de la humanidad "habrán puesto esotéricamente los pies en el sendero", y un gran porcentaje de ella estará en camino de convertirse en el sendero mismo, retomando la rutina normal.

La Iniciación en los distintos Planetas

El procedimiento para estimular a los egos humanos por medio de graduadas instrucciones y la aplicación de la fuerza eléctrica dinámica del Cetro, se emplean actualmente en tres de los planetas de nuestro sistema. Se instituye en cada cuarta ronda y su principal interés reside en que para la cuarta Jerarquía creadora, en cada cuarta cadena y cuarto globo, durante la cuarta ronda, la iniciación más importante es la cuarta, la Crucifixión. La cuarta Jerarquía creadora es la suma expresión de la voluntad [i95] consciente y el sacrificio del Logos solar, y el gran símbolo de la unión inteligente del espíritu y la materia. De ahí el lugar preeminente de la cuarta iniciación, con su presentación de las verdades cósmicas y su síntesis del propósito de este sacrificio fundamental.

El estudiante debe recordar que los otros sistemas planetarios, aunque fundamentalmente son como nuestro esquema, difieren profundamente en su manifestación debido a sus distintas características y al karma individual del Logos planetario o rayo encarnante. Estas diferencias afectan a:

  1. a. El proceso iniciático, tanto en su aspecto altruista como en el ceremonial.
  2. b. La aplicación del Cetro, pues el tipo de fuerza que personifica cuando entra en conjunción con la fuerza diferenciada del tipo planetario, produce resultados de diversa naturaleza y grado.
  3. c. Los períodos de la iniciación. Los egos encarnados de cualquier planeta serán o no fácilmente estimulados, según el tipo de rayo y las condiciones astrológicas. Esto traerá períodos de desarrollo más o menos prolongados, antes de cada iniciación o entre ellas.
  4. d. Los fenómenos eléctricos producidos en los planos superiores, a medida que un mayor número de unidades humanas "fulguran" esotéricamente. Se debe tener presente que el sistema solar, con todo cuanto incluye, se expresa en términos de luz y que el proceso de la iniciación puede ser, por lo tanto, considerado como aquel en que se estimulan los diferentes puntos de luz (o chispas humanas), se incrementa su radiación y temperatura y se amplía la esfera de influencia de cada luz. [i96]


Los tres esquemas planetarios donde se está probando el gran experimento de la iniciación son: la Tierra, Venus y otro planeta. Venus fue la primera esfera para el experimento, y el éxito del esfuerzo y la fuerza generada fueron la causa de un intento similar en nuestro planeta. Ningún planeta acrecienta su acumulación de fuerza y por consiguiente su esfera de influencia, sin incurrir en obligaciones y afectar a otros esquemas; el intercambio de fuerza y energía entre Venus y la Tierra es continuo. Un proceso similar tuvo lugar recientemente en otro esquema planetario, y cuando en la próxima ronda nuestra Tierra alcance una etapa en la evolución, análoga a la del esquema venusiano en la época en que su influencia fue sentida por nosotros, también ayudaremos a estimular a otro grupo de egos planetarios y a instituir un procedimiento similar en otro esquema, entre los hijos de los hombres.

En los tres grandes esquemas planetarios de Neptuno, Urano y Saturno no se empleará el método de la iniciación. Serán los receptores de aquellos que se "salven" esotéricamente de los otros esquemas, es decir, que a todos los que en cualquier esquema logren las necesarias expansiones de conciencia (tales como las que logrará la mayoría de la familia humana antes de la mitad del próximo ciclo o ronda), se los considerará "salvados", mientras que al resto se los considerará fracasados y serán retenidos para un mayor desarrollo en períodos posteriores, o transferidos a esos esquemas planetarios que, desde el punto de vista del tiempo, no estén tan avanzados como nuestro esquema terrestre. Esos tres esquemas mayores son los que absorben y sintetizan la energía de los demás.

La Iniciación y los Devas

Quizás se pregunten si los devas reciben iniciaciones; este punto podríamos tratarlo brevemente. [i97]

La iniciación tiene que ver con el desenvolvimiento consciente del yo y concierne al aspecto sabiduría del Yo Uno. Supone el desarrollo del principio inteligencia e implica que el ente humano capte el propósito y la voluntad y además que participe inteligentemente mediante el amor y el servicio. Los devas, excepto los devas mayores que en previos ciclos pasaron por el reino humano y colaboran ahora en la evolución del hombre, no son aún conscientes de sí mismos. Progresan y evolucionan por medio de la expansión de realizaciones autoconscientes, autoiniciadas y autoimpuestas. La aspiración y el esfuerzo consciente es lo más difícil de desarrollar en el sistema solar, pues no sigue la línea de menor resistencia, sino que trata de iniciar e imponer un ritmo superior. Los devas siguen la línea de menor resistencia y tratan de apropiarse y experimentar la vibración de las cosas tal como son, en la plenitud de sus sentimientos y sensaciones. Por lo tanto, el método para ellos es la progresiva intensidad en la apreciación del sentimiento actual, y no, como ocurre en el hombre, una depreciación progresiva de las cosas tal como son, o del aspecto material, que conduce al esfuerzo para alcanzar y abarcar en su conciencia la realidad subjetiva o las cosas del espíritu ‑en contraposición con la irrealidad objetiva o las cosas de la materia. Los devas tratan de sentir, mientras que los hombres desean conocer. En consecuencia, los devas no experimentan esas expansiones de conciencia que llamamos iniciaciones, excepto en el caso de los seres avanzados, que habiendo trascendido la etapa humana, sienten a la par que conocen y, según la ley de evolución, expanden su conocimiento en grado progresivo. [i98]

Influencias Cósmicas e Iniciaciones Solares

Todo lo que se puede hacer aquí al tratar este tema tan profundo, es enumerar brevemente algunas de las influencias cósmicas que afectan en forma definida a nuestra Tierra, producen en todas partes resultados en la conciencia de los hombres y, durante el proceso de la iniciación, ciertos fenómenos específicos como consecuencia.

La primera y principal energía o fuerza es la que emana del sol Sirio. Si puede expresarse así, toda la energía del pensamiento o fuerza mental, llega al sistema solar procedente de un lejano centro cósmico por mediación de Sirio, que actúa como transmisor o centro focal, desde donde emanan las influencias que producen en el hombre la autoconciencia. Durante la iniciación, por medio del Cetro de Iniciación (el cual actúa como transmisor subsidiario y como un potente imán), esta energía se intensifica momentáneamente y es aplicada con enorme fuerza a los centros del iniciado. Si no fuera porque el Hierofante y los dos padrinos del iniciado la hacen pasar primeramente por sus propios cuerpos, el iniciado no la podría resistir. Este incremento de energía mental produce la ampliación y conocimiento de la verdad tal como es, siendo sus efectos duraderos. Primeramente se siente en el centro laríngeo, el gran órgano de creación por medio del sonido.

Otro tipo de energía le llega al hombre procedente de las Pléyades, pasando a través del esquema venusiano, así como la energía del esquema siriano pasa por el saturnino. Tiene definido efecto sobre el cuerpo causal y estimula el centro cardíaco.

Al iniciado se le aplica un tercer tipo de energía, que afecta su centro coronario y emana de una de las siete estrellas de la Osa Mayor, cuya vida animadora mantiene la misma relación con nuestro Logos planetario que la del ego con el ser humano. Esta energía es por lo tanto séptuple y difiere según el tipo de hombre y el rayo a que pertenece. [i99]

No es posible revelar aquí el orden de aplicación de los distintos tipos de energía ni decir en qué iniciación el hombre se pone en contacto con aquéllos.  Estos hechos involucran los secretos de los misterios y no es conveniente revelarlos. Otros tipos de fuerza provenientes de ciertos esquemas planetarios, lo mismo que desde centros cósmicos, son puestos en acción por el iniciador y trasmitidos por medio del Cetro a los distintos centros de los tres vehículos del iniciado: mental, astral y etérico. En la cuarta iniciación un especializado tipo de fuerza, procedente de un centro cuyo nombre debe permanecer innominado, es aplicado al cuerpo causal del hombre, siendo una de las causas de su desintegración final.

Al reflexionar sobre el tema de la realización de los hijos de los hombres, debe reconocerse que el género humano completa una unificación tras otra; los "Hombres celestiales" son integrados en los niveles intuitivos y espirituales, y a su vez constituyen los centros de los grandes "Hombres celestiales" en el sistema solar. Estos siete Hombres celestiales en cuyos cuerpos encuentran su lugar cada mónada humana y deva, forman los siete centros del cuerpo del Logos, el cual a su vez constituye el centro cardíaco (porque Dios es amor) de una entidad aún superior. La consumación para quienes pertenecen a este sistema solar ocurrirá cuando el Logos reciba Su quinta iniciación. Cuando los hijos de los hombres alcancen la quinta iniciación, Él llegará a Su meta. Éste es para nosotros un incomprensible y gran misterio.