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LIBRO IV - LA ILUMINACIÓN - Parte 1

LIBRO IV.
La Iluminación.
a. Conciencia y forma.
b. Unión o Unificación.
Tema: Unidad aislada.

[i373]

LOS AFORISMOS DEL YOGA DE PATANJALI
LIBRO CUARTO
LA ILUMINACIÓN

1. Los siddhis (o poderes) superiores e inferiores, se obtienen durante la encarnación; o por las drogas, las palabras de poder, el deseo intenso o la meditación.
2. La trasferencia de la conciencia, de un vehículo inferior a otro superior, es parte del gran proceso creador y evolutivo.
3. Las prácticas y métodos no son la verdadera causa de la trasferencia de la conciencia, sólo sirven para eliminar obstáculos, de manera similar a como el agricultor prepara la tierra para la siembra.
4. La conciencia del "yo soy" es responsable de la creación de los órganos mediante los cuales se disfruta del sentido de individualidad.
5. La conciencia es una, no obstante, produce las variadas formas de los muchos.
6. Entre las formas que la conciencia asume, sólo las que resultan de la meditación están libres de karma latente.
8. De estos tres tipos de karma emergen las formas necesarias para la fructificación de los efectos.
9. Existe idéntica relación entre la memoria y la causa productora de efectos, aún cuando estén separadas por la especie, el tiempo y el lugar.
10. Por ser eterno el deseo de vivir, las formas creadas por la mente carecen de principio conocido. [i374]
11. Estas formas las crea y las mantiene unidas el deseo, la causa básica; la personalidad, el resultado efectivo, la vitalidad mental o voluntad de vivir, y el apoyo de la vida u objetivo exteriorizado; cuando éstos cesan de atraer, entonces las formas dejan igualmente de existir.
12. El pasado y el presente existen en realidad. La forma asumida dentro del concepto de tiempo presente es el resultado de características desarrolladas, conteniendo latentes las simientes de la cualidad futura.
13. Las características estén latentes o en potencia, participan de la naturaleza de los tres gunas (o cualidades de la materia).
14. La manifestación de la forma objetiva se debe a la centralización de la causa que produce efectos (la unificación de las modificaciones de la sustancia mental o chitta).
15. Ambas, conciencia y forma, son distintas y están separadas; aunque las formas sean similares, la conciencia puede funcionar en diferentes niveles del ser.
16. Las numerosas modificaciones de la mente una producen las diversas formas que, para subsistir, dependen de esos numerosos impulsos mentales.
17. Estas formas son conocidas o no, de acuerdo a las cualidades latentes en la conciencia perceptora.
18. El Señor de la mente, el perceptor, es siempre consciente de la constante actividad de la sustancia mental, causa productora de efectos.
19. Debido a que la mente puede ser vista o conocida, resulta evidente que no es la fuente de iluminación.
20. Tampoco la mente puede conocer dos objetos simultáneamente, ella y lo que está fuera de ella.
21. Si el conocimiento de la mente (chitta) es postulado por otra mente lejana, se inferirá que existe un número infinito de conocedores, y las consecutivas reacciones de la memoria tenderán a confundir grandemente.
22. Cuando la inteligencia espiritual, que permanece sola y libre de los objetos, se refleja en la sustancia mental, entonces se obtiene la percepción del yo.
23. Así la sustancia mental, reflejando al conocedor y lo conocible, deviene omnisciente. [i375]
24.La sustancia mental, reflejando como lo hace, una infinidad de impresiones de la mente, se convierte en instrumento del yo y actúa como agente unificador.
25. El estado de unidad aislada (absorbido en la verdadera naturaleza del yo) es la recompensa del ser humano capaz de discriminar entre la sustancia mental y el yo, u hombre espiritual.
26. Entonces la mente tiende a la discriminación y al acrecentamiento de la iluminación, respecto a la verdadera naturaleza del yo uno.
27. Sin embargo, por la fuerza del hábito, la mente reflejará otras impresiones mentales y percibirá los objetos de percepción sensoria.
28. Estos reflejos tienen el carácter de obstáculos, y el método para vencerlos es el mismo.
29. El ser humano que cultiva el desapego, hasta en su aspiración por iluminación y unidad aislada, oportunamente llega a ser consciente, mediante la práctica de la discriminación, de la influyente nube de conocimiento espiritual.
30. Cuando se alcanza esta etapa, se superan los obstáculos y el karma.
31. Cuando se han eliminado los obstáculos y purificado las envolturas, se dispone de todo el conocimiento, entonces nada le queda al hombre por hacer.
32. Las modificaciones de la sustancia mental (o cualidades de la materia), mediante la naturaleza inherente a los tres gunas, llegan a su fin, pues han cumplido ya su propósito.
33. El tiempo, secuencia de las modificaciones de la mente, también llega a su término, cediendo su lugar al Eterno Ahora.
34. El estado de "unidad aislada" es posible cuando las tres cualidades de la materia (los tres gunas o potencias de la naturaleza, A.A.B.) ya no aferran al yo. La conciencia espiritual pura se retrotrae en el Uno.

 

LOS AFORISMOS DEL YOGA DE PATANJALI
LIBRO CUARTO
LA ILUMINACIÓN

1. Los siddhis (o poderes) superiores e inferiores se obtienen durante la encarnación; o por las drogas, las palabras de poder, el deseo intenso o la meditación.

[i377] Llegamos al Libro Cuarto, en el cual los poderes y los resultados obtenidos por la práctica de Raja Yoga llevan a la comprensión grupal y producen conciencia universal y no meramente autoconciencia. Cabe aquí hacer una advertencia sobre el empleo de la frase "conciencia cósmica" por falsa y engañosa, pues hasta el adepto más elevado (obsérvese cuidadosamente este término) sólo está dotado de conciencia solar y no entra en contacto con lo que está fuera de nuestro sistema solar. Los Logos planetarios (los siete Espíritus ante el Trono) y los Señores del Karma (las "cuatro ruedas" de Ezequiel), poseen una conciencia que abarca más allá de nuestro sistema solar. Las existencias menores podrán percibirla como una posibilidad, pero todavía no constituye parte de su experiencia.

[i378] Los poderes adquiridos son principalmente dos:

a. Poderes psíquicos inferiores, o los siddhis inferiores.
b. Poderes espirituales, o los siddhis superiores.

Los poderes inferiores son el resultado de la armonía establecida entre la conciencia del alma animal en el hombre y el "ánima mundi" o alma del mundo, aspecto subjetivo de todas las formas en los tres mundos, de todos los cuerpos en los cuatro reinos de la naturaleza. Los poderes superiores son el resultado del desarrollo de la conciencia grupal, segundo aspecto de la divinidad. No sólo incluyen los poderes inferiores, sino que ponen al hombre en armonía con las existencias y formas de vida en los reinos espirituales o, como diría el ocultista, en esos dos planos que están más allá de los tres mundos, y que abarcan toda la escala de la evolución del hombre, humana y superhumana.

La meta de todo verdadero aspirante es el desarrollo de estos poderes superiores, los cuales podemos describir con los términos: conocimiento directo, percepción intuitiva, percepción espiritual, visión pura, el logro de la sabiduría. Son diferentes de los poderes inferiores porque los anulan, los cuales están correctamente descritos en el Libro III, Af. 37, que dice:

"Estos poderes constituyen obstáculos para la comprensión espiritual superior, pero sirven como poderes mágicos en los mundos objetivos".

Los poderes superiores son incluyentes y se caracterizan por su exactitud e infalibilidad cuando se aplican debidamente. Su acción es tan instantánea [i379] como un destello de luz. Los poderes inferiores son falibles y están limitados en su acción porque el elemento tiempo está presente en su secuencia; forman parte de la gran ilusión y constituyen una limitación para el verdadero aspirante.

En el aforismo que estamos considerando se indican cinco métodos por los cuales se desarrollan los poderes psíquicos, y es interesante observar que en esta descripción tenemos un ejemplo de que Los Aforismos de la Yoga aún pueden servir como manual de estudio y enseñanza para aspirantes tan avanzados como los Maestros de Sabiduría. Estos cinco métodos son susceptibles de aplicación en los cinco planos de la evolución humana, e incluyen los dos superiores en que actúan los iniciados en los Misterios.

1.  Encarnación ..........    Método del plano físico.

2.  Drogas ....................   Liberación de la conciencia astral.

3.  Palabras de poder ..  Creación por medio de la palabra, o método del plano mental.

4.  Intenso deseo ........   Sublimación de la aspiración o método del plano búdico, la esfera     de amor espiritual.

5.  Meditación  .............   Método del plano átmico, la esfera de la voluntad espiritual.

En esta enumeración se observará que, así como el deseo intenso de tipo espiritual es una sublimación del deseo astral o emocional, así también la meditación, tal como la practican los iniciados, es la sublimación de todos los procesos mentales. Por lo tanto, los dos últimos métodos, como resultado del desarrollo de los siddhis o poderes, son los únicos que practican los [i380] iniciados, siendo la síntesis y sublimación del conocimiento logrado en los planos astral y mental.

Se observará que (para el buscador de la verdad) la encarnación, el deseo intenso y la meditación, son los tres métodos permitidos y los únicos que deben practicarse; las drogas y las palabras de poder o encantamiento mántrico, son herramientas de la magia negra y conciernen a los poderes inferiores.

Podría formularse aquí la siguiente pregunta: ¿no es acaso verdad que las palabras de poder y el uso del incienso forman parte de las ceremonias de iniciación y, por lo tanto, son utilizados por los iniciados y los aspirantes? Ciertamente es así, pero no en el sentido que se da aquí, es decir, con el propósito de desarrollar poderes psíquicos. Los Maestros y Sus discípulos emplean palabras de poder a fin de ponerse en contacto con existencias no humanas, para invocar la ayuda de los ángeles y manipular las fuerzas constructivas de la naturaleza; emplean hierbas e incienso con fines de purificación, para eliminar entidades indeseables y permitir a las que están en un peldaño superior de la escala de la evolución, a hacer sentir su presencia, lo cual es muy distinto a emplearlos para llegar a ser un psíquico.

Es interesante notar aquí que la primera causa productora del desenvolvimiento de los poderes del alma, superiores e inferiores, es la gran rueda del renacimiento. Esto debe tenerse siempre en cuenta. No todos estamos en la etapa en que es posible el desenvolvimiento de los poderes del alma. El aspecto alma está todavía dormido para muchos, porque aún no [i381] han llegado a la plena experiencia y desarrollo de la naturaleza inferior. Los cuarenta años de deambular en el desierto con el Tabernáculo y la conquista de Canaán, precedieron al régimen de los reyes y a la construcción del Templo de Salomón. Deben transcurrir vidas antes que el cuerpo o aspecto Madre esté tan perfeccionado que el Cristo-Niño pueda formarse dentro del receptáculo ya preparado. También debe recordarse que la posesión de poderes psíquicos inferiores es, en muchos casos, síntoma de un grado evolutivo muy inferior y de la íntima asociación de su poseedor con la naturaleza animal. Esto debe trascenderse antes que los poderes superiores puedan florecer.

Es innecesario indicar que el empleo del alcohol o drogas y también la práctica de la magia sexual, pueden liberar y liberan la conciencia astral, pero esto es simplemente astralismo puro, con el cual el verdadero estudiante de Raja Yoga no tiene nada que hacer, pues es parte del desenvolvimiento del sendero de la izquierda. La obtención de los poderes del alma, por medio del intenso deseo (o ferviente aspiración) y por la meditación, fue tratada en los libros anteriores y no es necesario ampliarlo aquí.

2. La trasferencia de la conciencia, de un vehículo inferior a otro superior, es parte del gran proceso creador y evolutivo.

Ésta es una traducción muy libre, pero es una clara interpretación de la verdad que se debe captar. La evolución de la conciencia y el efecto de tal evolución sobre los vehículos, en los cuales la entidad consciente actúa, es la suma total de los [i382] procesos de la naturaleza, y desde el punto de vista de la unidad humana inteligente, tres palabras abarcan el proceso y el resultado. Estas palabras son: transferencia, transmutación y transformación.

Una de las leyes básicas del desarrollo ocultista y del desenvolvimiento espiritual, está contenida en las palabras: "Así como el ser humano piensa, así es él". Podría agregarse como explicación, la verdad oriental de que "la energía sigue al pensamiento". A medida que el hombre cambia sus deseos, se cambia a sí mismo; a medida que traslada su conciencia de un objetivo a otro, se transforma a sí mismo; esto también es verdad en todos los reinos y en todos los estados, superiores o inferiores.

El efecto de la transferencia de nuestro modo de pensar consciente, de un objetivo inferior a uno superior, produce una afluencia de energía de una cualidad vibratoria equivalente a la del objetivo superior, trayendo una mutación en las vestiduras de la entidad pensante, que se transmutan y llevan a una condición donde se las adecua al pensamiento o deseo del ser humano. Llevadas a su culminación, se produce una transformación, entonces resultan claras las palabras de San Pablo: "Sed trasformados por la renovación de vuestra mente".

Cambiando la línea de pensamiento cambiará mucho la naturaleza. Deseando lo que es puro y santo, verdadero y correcto, más el conocimiento de estas cosas, hará del antiguo vehículo uno nuevo, o un ser humano nuevo, un "instrumento adecuado para ser utilizado".

Esta trasferencia, transmutación y eventual transformación, se logra por cualquiera de los dos métodos siguientes: [i383]

1. El método lento de vidas, experiencias y encarnaciones físicas se repite hasta que con el tiempo la fuerza impulsora del proceso evolutivo lleva al ser humano, etapa tras etapa, hacia arriba en la escala de la evolución.

2. Un proceso más rápido, donde, mediante el sistema delineado por Patanjali y enseñado por todos los custodios de los misterios de la religión, el ser humano por sí mismo, y de acuerdo a las reglas y leyes establecidas, llega por su propio esfuerzo a un estado de desenvolvimiento espiritual. Se observará que estos procesos llevan al hombre a la iniciación denominada Transfiguración.

3. Las prácticas y métodos no son la verdadera causa de la transferencia de la conciencia, sólo sirven para eliminar obstáculos, de manera similar a como el agricultor prepara la tierra para la siembra.

Éste es uno de los aforismos más sencillos y claros, de manera que requiere poco comentario.

Las prácticas se refieren principalmente a:

1. Los métodos para eliminar obstáculos (Véase Libro I, Af. 29 al 39). Esto según se dijo anteriormente se efectúa por:
               a. La constante dedicación a un principio.
               b. La simpatía hacia todos los seres.
               c. La regulación del prana o aliento de vida.
               d. La estabilidad de la mente.
               e. La meditación sobre la luz.
               f. La purificación de la naturaleza inferior.
               g. La comprensión del estado de sueño. [i384]
               h. El camino de la devoción.

2. La manera de eliminar los obstáculos (Véase Libro II, Af. 2 al 33). Estas obstrucciones se eliminan por:
               a. Una actitud mental opuesta.
               b. La meditación.
               c. El cultivo del correcto pensar.

Conciernen más específicamente a la preparación, durante la vida, para el verdadero entrenamiento en la práctica de la yoga, y cuando se la practica lleva la naturaleza inferior a tal condición que los métodos más drásticos pueden producir efectos rápidos.

Los métodos se refieren a los ocho sistemas de yoga o unión, enumerados de la manera siguiente:

Mandamientos, reglas, postura o actitud, correcto control de la fuerza vital, abstracción, atención, meditación y contemplación (Véase Libro II, Af. 29 al 54 Y Libro III, Af. 1 al 12).

Por lo tanto, como se verá, podemos relacionar las prácticas más específicamente, con esta etapa de la vida del aspirante que se encuentra en el sendero de probación, el sendero de purificación, mientras que los métodos se relacionan con las etapas finales de ese sendero y con el sendero del discipulado. Cuando se siguen las prácticas y los métodos, producen ciertos cambios en la forma que ocupa el hombre real o espiritual, pero no son la principal causa de la transferencia de su conciencia al aspecto alma, que la aleja del aspecto cuerpo. Este gran cambio es la resultante de ciertas causas extrañas [i385] a la naturaleza del cuerpo, tales como: el origen divino del ser humano, el hecho de que la conciencia crística o egoica está latente en esas formas y el impulso del proceso evolutivo que lleva la vida de Dios existente en todas las formas a una expresión más plena. Debe recordarse que así como la Vida una, en quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, pasa a una realización superior, así las células y átomos de Su cuerpo están análogamente influidos, estimulados y desarrollados.

4. La conciencia del "yo soy" es responsable de la creación de los órganos mediante los cuales se disfruta del sentido de individualidad

Aquí tenemos la clave de la manifestación misma, la razón de todas las apariencias. Mientras la conciencia de cualquier entidad (solar, planetaria o humana) se dirija externamente hacia los objetos del deseo, hacia la existencia sensoria, la experiencia individual, la vida de percepción y el goce de los sentidos, se crearán vehículos u órganos, mediante los cuales el deseo pueda satisfacerse, la existencia materializada disfrutarse y los objetos percibirse. Ésta es la gran ilusión, que mantiene alucinada a la conciencia, y mientras el espejismo ejerza algún poder, la ley de renacimiento hará que la conciencia se manifieste en el plano de la materia. La voluntad de ser y el deseo de existir es lo que lleva externamente hacia la luz al Cristo cósmico, que actúa [i386] en el plano material por medio del sistema solar, y al Cristo individual, que actúa por intermedio de la forma humana.

En las primeras etapas, la conciencia de "yo soy" crea formas inadecuadas de materia para la plena expresión de los poderes divinos. A medida que la evolución avanza, estas formas son cada vez más adecuadas, hasta que los "órganos" creados permiten al hombre espiritual disfrutar del sentido de individualidad. Una vez alcanzada esta etapa, llega la gran comprensión de la ilusión. La conciencia despierta al hecho de que en la forma, en la percepción sensoria y en la tendencia a exteriorizarse, no hay gozo ni placer reales; entonces inicia un nuevo esfuerzo caracterizado por el retraimiento gradual de esa tendencia y la abstracción del espíritu de la forma.

5. La conciencia es una, no obstante, produce las variadas formas de los muchos.

Aquí Patanjali presenta la fórmula básica que sirve para explicar no sólo el propósito y la razón de la manifestación misma, sino que abarca, en una breve frase, el estado de ser de Dios, del ser humano y del átomo. Tras todas las formas se halla la Vida una; dentro de cada átomo (solar, planetario, humano y elemental) se encuentra una existencia sensible; tras la naturaleza objetiva, suma total de todas las formas, en todos los reinos de la naturaleza, tenemos la realidad subjetiva, que esencialmente es un todo unificado o unidad, que produce los muchos diversificados.

[i387] Lo homogéneo es la causa de lo heterogéneo, la unidad produce diversidad, el Uno es responsable de los muchos. Esto lo podrá apreciar más inteligentemente el estudiante, si sigue la regla de oro que revela el misterio de la creación y si se estudia a sí mismo. El microcosmos revela la naturaleza del macrocosmos.

Descubrirá que el ser humano real o espiritual, el pensador o la Vida una, en su diminuto sistema, es responsable de la creación de sus cuerpos, mental, emocional y físico, sus tres aspectos inferiores, la "sombra" de la Trinidad, así como su espíritu, alma y cuerpo, son reflejos de los tres aspectos divinos, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Se dará cuenta que es responsable de la formación de todos los órganos de su cuerpo y de todas las células, de las cuales ellos están compuestos; a medida que profundice cada vez más su problema, llegará a percibir que su conciencia y vida se compenetran, siendo él por lo tanto responsable de incontables miríadas de diminutas vidas infinitesimales, y la causa de su agrupamiento en órganos y formas, y también la razón por la cual tales formas se mantienen en existencia. Gradualmente, surge de él una verdadera comprensión del significado de las palabras: "Hecho a imagen de Dios". Su "conciencia es una y, sin embargo, ha producido las variadas formas de los muchos" dentro de su pequeño cosmos; lo que es verdad respecto a él lo es también de su gran prototipo el Ser Humano celestial, el Logos planetario, e igualmente del prototipo de Su prototipo, el gran Ser Humano de los Cielos, el Logos solar, Dios manifestado por medio del sistema solar. [i388]

6. Entre las formas que la conciencia asume, sólo las que resultan de la meditación están libres de karma latente.

Las formas son el resultado del deseo. La correcta meditación es un proceso puramente mental, donde no tiene cabida el deseo. Las formas son el resultado de un impulso o tendencia hacia afuera. La meditación es el resultado de la tendencia introspectiva, de la capacidad de abstraer la conciencia de la forma y de la sustancia, y centrarla en sí misma.

La forma es el efecto producido por la naturaleza, amor o deseo, del ente consciente; la meditación es productora de efectos y tiene relación con la voluntad o aspecto vida del hombre espiritual.

El deseo produce efectos, y los órganos de la conciencia sensoria quedan inevitablemente regidos por la ley de causa y efecto, o de karma, que rige la relación de la conciencia-forma. Cuando el proceso de la meditación se extiende y practica correctamente, requiere que la conciencia del hombre espiritual se aparte de todas las formas en los tres mundos, y que él se separe de todas las percepciones y tendencias sensorias. Así en el momento de meditación pura, está libre de ese aspecto del karma que se refiere a la producción de efectos. Temporariamente está tan abstraído, que su pensamiento, perfectamente concentrado, sin relación alguna con los tres mundos, no exterioriza vibraciones ni se relaciona con forma alguna y tampoco afecta a la sustancia. Cuando esta meditación concentrada se convierte en hábito y en actitud diaria normal de su vida, el ser humano se libera de la ley [i389] de karma. Entonces se da cuenta de los efectos que todavía se han de eliminar, aprende a no crear nuevos ni iniciar acción alguna que pueda "crear órganos" en los tres mundos. Mora en el plano de la mente, persiste en la meditación, crea por un acto de la voluntad y no por su impotencia ante el deseo; es un "alma libre", un amo, un hombre liberado.

7. Las actividades del alma liberada están libres de los pares de opuestos. Las de otras personas son de tres tipos.

Este aforismo presenta la enseñanza en conexión con la ley del karma, en forma tan estrictamente oriental, que confunde considerablemente al estudiante occidental. Un análisis del significado de estas palabras, y el estudio del comentario del gran instructor Vyasa, podrán servir para dilucidar el significado. También debe tenerse en cuenta que en este Libro Cuarto son tratadas las excelsas etapas de conciencia alcanzadas por quienes han practicado los ocho métodos de Yoga y experimentado los efectos de la meditación, detallados en el Libro Tercero. El yogui es ahora un hombre liberado, emancipado de las condiciones de la forma y enfocado en su conciencia, fuera de los límites de los tres mundos del esfuerzo humano. Ha alcanzado la región del pensamiento puro y puede mantener su conciencia desligada y libre de deseo. En consecuencia, aunque formula ideas y puede practicar poderosas meditaciones y dirigir y controlar las "modificaciones del principio [i390] pensante", no crea condiciones que lo puedan retrotraer al vórtice de la existencia del plano inferior. Está libre del karma, nada origina, ni efecto alguno puede atarlo a la rueda del renacimiento. Vyasa, en su comentario, indica que el karma (o acción) es de cuatro tipos:

La actividad de tipo maligno, pernicioso y depravado. Se denomina negra. Esta acción es producto de la ignorancia más profunda, el materialismo más denso o la deliberada elección. Si es resultado de la ignorancia, el desarrollo del conocimiento trae, gradualmente, un estado de conciencia en el cual ya no se conocerá este tipo de karma. Cuando el materialismo denso produce lo que llamamos acción errónea, el desenvolvimiento gradual de la conciencia espiritual cambiará la oscuridad en luz, siendo el karma nuevamente anulado. Sin embargo, cuando es resultado de deliberada elección o que se ha preferido la acción errónea, a pesar del conocimiento, y desafiando la voz de la naturaleza espiritual, este tipo de karma lleva a lo que el ocultista oriental llama "avitchi", o la octava esfera, sinónimo de la frase "alma perdida" del cristianismo. Sin embargo, dichos casos son excesivamente raros y se relacionan con el sendero de la izquierda y la práctica de la magia negra. Aunque esta condición implica separación del principio más elevado (el espíritu puro, de sus dos expresiones, el alma y el cuerpo, o de los seis principios inferiores), no obstante, la vida misma permanece y, después de la destrucción [i391] del alma en "avitchi", se le ofrecerá un nuevo ciclo de devenir.

2. Esa actividad que no es totalmente buena ni mala, descrita como blanca-negra. Concierne a la actividad kármica del ser humano común, regido por los pares de opuestos, y cuya experiencia de la vida se caracteriza por su oscilación entre lo bondadoso, inofensivo y resultado del amor, y lo malo, dañino y resultado del odio. Vyasa dice:

Lo blanco-negro es producido por medios externos, pues en ellos el vehículo de las acciones se desarrolla causando dolor a otros o actuando bondadosamente.

Por lo tanto, evidentemente, el progreso de la unidad humana y sus acciones, dependen de la actitud hacia los demás y del efecto producido en ellos. De esta manera también se produce el retorno a la conciencia grupal, y así se contrarresta o se genera el karma. También la oscilación del péndulo entre estos pares de opuestos se ajusta gradualmente hasta alcanzar el punto de equilibrio, y el ser humano actúa correctamente, porque la ley del amor o del alma lo dirige desde arriba, y no porque el deseo bueno o malo lo atraiga en cualquier sentido.

3. El tipo de actividad denominado blanco. Es el tipo de pensamiento viviente y del trabajo practicado por el aspirante y el discípulo. Caracteriza la etapa del sendero que precede a la liberación. Vyasa la explica de la manera siguiente:

[i392] "Lo blanco es de quienes emplean los métodos de superación, estudio y meditación. Esto depende sólo de la mente y no de medios externos; por lo tanto, su práctica no daña a otros".

Se comprenderá, en consecuencia, que estos tres tipos de karma se relacionan directamente con:

a.    El plano del materialismo .....................................           el plano físico.

b.    El plano de los pares de opuestos ........................          el plano astral.

c.    El plano del pensamiento enfocado ......................          el plano mental.

4. Aquellos cuyo karma es blanco son los que por haber progresado en el equilibrio de los pares de opuestos, están ahora dedicados al proceso de su propia emancipación inteligente y consciente de los tres mundos, haciéndolo por medio de:

a. El estudio o desarrollo mental, comprendiendo la ley de la evolución y la naturaleza de la conciencia y su relación, por un lado con la materia y por otro con el espíritu.

b. La meditación o control de la mente, creando así el mecanismo por el cual el alma controla los vehículos inferiores, haciendo posible la revelación del reino del alma.

c. La inofensividad. Ninguna palabra, pensamiento y acción causan daño a esas formas a través de las cuales se expresa la vida de Dios.

4. El último tipo de karma se describe como ni blanco ni negro. No se genera ningún karma, ni se producen efectos causados por el yogui, que podrían servir para retenerlo en el aspecto forma de la manifestación. Actuando, como lo hace, desde el punto de vista del desapego, sin desear [i393] nada para sí, su karma es nulo y sus actos no producen efectos sobre él.

8. De estos tres tipos de karma emergen las formas necesarias para la fructificación de los efectos.

Cada vida que viene a la manifestación física, tiene latentes esos gérmenes o simientes que deben fructificar y son la causa eficiente de la aparición de la forma. Estas simientes fueron sembradas y deben fructificar. Son las causas o skandas que producen los cuerpos en que se han de manifestar los efectos. Son los deseos, impulsos y obligaciones que retienen al hombre en la gran rueda, que siempre gira y lo lleva a la existencia del plano físico, para que, de acuerdo a la ley, fructifiquen todas esas simientes que podrá manipular en determinada vida. Son los gérmenes subjetivos que producen la forma donde fructifican, maduran y alcanzan su culminación. Si las simientes kármicas son negras, el ser humano  será extremadamente egoísta, materialista e inclinado al sendero de la izquierda; si blanco-negras, proporcionarán una forma adecuada para el cumplimiento de sus obligaciones, deudas, deberes e intereses y la satisfacción de sus deseos. Cuando son blancas tienden a construir el último cuerpo que se destruye, el causal, el Templo de Salomón, el Karana Sarira del ocultista. Este cuerpo, en la liberación final, se destruye también, y [i394] nada separa entonces al ser humano de su Padre en los Cielos ni lo retiene vinculado al plano material inferior.

9. Existe idéntica relación entre la memoria y la causa productora de efectos, aún cuando estén separadas por la especie, el tiempo y el lugar.

Una paráfrasis de este aforismo servirá para elucidarlo, y puede expresarse de la manera siguiente: No importan la raza, el continente pretérito o presente donde haya pasado la vida, lo que dista esa vida ni cuántos miles de años hayan transcurrido, la memoria permanece en el alma o ego. A su debido tiempo, bajo adecuados ajustes, toda causa entonces iniciada, tiene inevitablemente que manifestarse en efectos y estos efectos aparecerán en alguna vida. Nada puede impedirlo ni detenerlo. Charles Johnston lo expresa en su comentario con las siguientes palabras:

"En forma análoga, el mismo poder selectivo que todo lo rige, un rayo del yo superior, reúne en diferentes nacimientos, épocas y lugares, las imágenes mentales concordantes que pueden ser agrupadas en la estructura de una sola vida o acontecimiento. Mediante este agrupamiento se producen condiciones corporales visibles o circunstancias externas, mediante las cuales el alma aprende y se estrena.

Así como las imágenes mentales dinámicas del deseo maduran en las condiciones y circunstancias corporales, también los poderes más dinámicos de la aspiración, [i395] donde el alma llega hasta el Eterno, fructifican en un mundo más sutil, construyendo la vestidura del ser humano espiritual".

10. Por ser eterno el deseo de vivir, las formas creadas por la mente carecen de principio conocido.

Otra frase que podemos emplear respecto a las palabras "deseo de vivir" es "voluntad de adquirir experiencia''. Inherente a las vidas animadoras autoconscientes de nuestro sistema (las existencias humanas y superhumanas) existe este deseo de ser, este anhelo de devenir, este impulso a ponerse en contacto con lo desconocido y distante. Por ser este anhelo cósmico y por depender del punto de vista evolutivo de esa gran Vida en quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, y en cuyo cuerpo cada forma sólo es una célula o átomo, resulta imposible comprender su explicación. Lo único que el hombre puede hacer es construir el mecanismo, mediante el cual será posible tal comprensión, y desarrollar los poderes que le permitirán establecer contacto y estar en armonía con lo que reside fuera y dentro de él. Cuando es posible esto, llega a comprender que esos deseos que lo impelen y empujan a la acción, esos anhelos que lo obligan a iniciar variadas actividades, no sólo son algo personal y real, sino parte de la actividad del Todo, del cual él es una diminuta parte. Descubre que la corriente de imágenes mentales, impelidas por el deseo, que ocupan su atención y constituyen el poder motivador de su vida, son formuladas por él mismo, [i396] pero también forman parte de la corriente de imágenes mentales cósmicas que surgen de la Mente Universal, resultante de la actividad de ese Pensador cósmico que funciona como la Vida de nuestro sistema solar.

Así, la verdad y la enseñanza, formuladas en los tres libros anteriores, sobrepasan la esfera de lo personal y de lo individual y se amplían, extienden y generalizan. Para el ente humano las imágenes mentales resultantes del deseo y de la actividad del pensamiento no tienen comienzo conocido. Lo circundan por todos lados; la corriente de su actividad continuamente hace impacto sobre él, extrayendo la respuesta que atestigua la existencia del deseo que alberga en sí.

En consecuencia, debe iniciar dos nuevas actividades. Primero, transmutar y trascender los deseos y anhelos de percepción sensoria que posee y, segundo, emprender la tarea de aislarse y protegerse de la atracción e influencia de las grandes corrientes de imágenes mentales que existen eternamente. Sólo así podrá lograr “la condición de unidad aislada”, según se describe en el Libro III, Af. 50.

11. Estas formas las crea y las mantiene unidas el deseo, la causa básica; la personalidad, el resultado efectivo; la vitalidad mental o voluntad de vivir y el apoyo de la vida u objetivo exteriorizado; cuando éstos cesan de atraer, entonces las formas dejan igualmente de existir.

Este aforismo expresa una ley de la naturaleza y es tan claro que sólo necesita una ligera explicación. [i397] No obstante, será conveniente analizar someramente la enseñanza que contiene.

Aprendemos que cuatro factores contribuyen a la existencia de las imágenes mentales o formas que vienen a la existencia como consecuencia de la naturaleza de deseos:

1.  La causa básica ..........................................................................  el deseo.

2.  El efecto o resultado ..................................................................  la personalidad.

3.  La voluntad de vivir ...................................................................  la vitalidad mental.

4.  La vida exteriorizada .................................................................. el objetivo.

Cuando la causa, el deseo, ha producido su efecto, la personalidad o aspecto forma del ser humano, la forma persistirá mientras exista la voluntad de vivir. Esta forma se mantiene en manifestación debido a la vitalidad mental. Esto ha sido demostrado repetidas veces en los anales de la medicina, porque se ha comprobado que mientras persiste la determinación de vivir, así será la probable duración de la vida en el plano físico, pero desde el momento en que desaparece tal voluntad, o el interés del morador del cuerpo ya no está centrado en la manifestación de la personalidad, se produce la muerte y tiene lugar la desintegración de la imagen mental, el cuerpo.

Resulta interesante observar el significado oculto de las palabras: "el apoyo de la vida u objetivo exteriorizado", porque corrobora la enseñanza ocultista de que la corriente de la vida desciende de la causa originaria y descubre su objetivo o manifestación final en el cuerpo vital o etérico, verdadera sustancia de todas las formas, constituyendo el apoyo o estructura del vehículo físico denso.

Estos cuatro factores pueden muy bien ser divididos en [i398] dos grupos o pares de opuestos, la causa y el efecto, la voluntad de ser y la verdadera forma u objeto.

Durante un prolongado período en el proceso evolutivo, la apariencia o existencia de la forma es lo único que interesa al morador interno y la vida exteriorizada se convierte en el único centro de atracción.

Pero a medida que la rueda gira y se pasa de una experiencia a otra, se sacia y satisface la naturaleza de deseos llegando, paulatinamente,  a su fin la creación de imágenes mentales y sus efectos. En consecuencia, la forma deja de existir y ya no se busca la manifestación objetiva, quedando el ser humano liberado de maya o ilusión.

12. El pasado y el presente existen en realidad. La forma asumida dentro del concepto de tiempo presente, es el resultado de características desarrolladas, conteniendo latentes las simientes de la cualidad futura.

Este aforismo presenta los tres aspectos del Eterno Ahora, y observamos que lo que somos hoy es producto del pasado y lo que seremos en el futuro depende de las simientes latentes u ocultas, o sembradas en la actual vida. Lo sembrado en el pasado existe, y nada puede impedir o detener que esas semillas fructifiquen. Tienen que dar fruto en la vida presente, o mantenerse ocultas hasta que un suelo más favorable y una condición más adecuada puedan hacerlas germinar, desarrollar, crecer y florecer a plena luz del día. [i399] No hay nada oculto o velado que no sea revelado, ni nada secreto que no llegue a conocerse. Sembrar nuevas semillas e iniciar actividades que han de fructificar en fecha posterior es, no obstante, algo diferente, que está totalmente bajo el control del hombre. Practicando el desapasionamiento y el desapego y controlando rígidamente la naturaleza de deseos, el hombre puede reorientarse, de modo que su atención no será atraída externamente por la corriente de imágenes mentales, sino retraída y centralizada fijamente en la Realidad.

Esto se intenta, primeramente, por el control del vehículo mental, la mente, y por la conquista de las modificaciones del principio pensante; luego prosigue la utilización de ese mecanismo y su aplicación en la correcta dirección a fin de alcanzar el conocimiento del reino del alma, en vez del reino de la materia. Así también se alcanza la liberación.

13. Las características estén latentes o en potencia, participan de la naturaleza de los tres gunas (o cualidades de la materia).

Las características son, en realidad, las cualidades, capacidades y facultades que el ser humano manifiesta o puede manifestar (dadas las condiciones adecuadas). Son, como hemos visto, el resultado o los efectos de su experiencia pasada, acumulada durante todo el ciclo de vidas hasta la fecha. Los efectos de los contactos, desenvolvimientos y desarrollos que lo han regido desde los [i400] albores de su individualidad hasta el ciclo actual de vida, han producido lo que es y lo que tiene en la actualidad. Debe tenerse en cuenta que estos factores que se resumen en el término general de "características", conciernen a la forma y a su respuesta a la vida espiritual inmanente.

Se producen con la misma rapidez con que el Morador Interno espiritual puede plasmar su impronta sobre la sustancia de esas formas, obligarlas a cumplir su voluntad, controlarlas y someterlas. La forma tiene ciertas actividades vibratorias propias, inherentes a su naturaleza. Identificándose con la forma y utilizándola, el Morador Interno desarrolla dos series de características. Una serie se manifiesta en el yo inferior, y concierne a la adaptabilidad de la forma, a la influencia interna y al medio ambiente externo. La otra concierne a las tendencias, impulsos y deseos que tienden a afectar, permanentemente, al cuerpo del yo superior o causal. De allí que estas características tengan, en ambos casos, que ver con el ritmo o gunas de la materia.

Podría decirse que todo cuanto somos es producto del pasado y se manifiesta como característica de la forma de la personalidad. Lo que seremos en la próxima encarnación lo determina la capacidad del verdadero ser humano para ejercer influencia sobre ese yo personal, obligarlo a cumplir fines elevados y elevar su grado de vibración. Una cosa es el hombre cuando viene a la encarnación y otra cuando sale de ella, porque entonces es el producto del pasado, además de lo realizado en la vida presente; lo adquirido bajo el gran impulso evolutivo lo ha llevado inevitablemente a una condición [i401] sáttvica o rítmica, armoniosa y lo ha alejado de la condición tamásica de inercia, de inmovilidad. Esto se obtiene imponiendo las características de actividad, el guna intermedio, que predominantemente regula la actividad externa e impulsa al hombre hacia la experiencia sensoria.


14. La manifestación de la forma objetiva se debe a la centralización de la causa que produce efectos (la unificación de las modificaciones de la sustancia mental o chitta).

El impulso hacia la evolución, o apropiarse de una forma, es tan dominante y el resultado del pensamiento egoico está tan centralizado, que resulta inevitable la manifestación objetiva. La sustancia mental o chitta (en el gran proceso de apropiarse de una forma) está tan completamente unificada y el deseo de experimentar por medio de contactos en el plano físico es tan dominante, que todas las modificaciones de la mente van dirigidas hacia el mismo objetivo.

Cuando la condición se invierte y el hombre en el plano físico efectúa su propia liberación, lo hace por el mismo método, o sea la centralización y unificación. Ciertas frases relacionadas con el simbolismo de la estrella de cinco puntas, en El Antiguo Comentario, aclaran esto:

"La sumersión es hacia abajo, hacia la materia. El punto desciende, precipítase a través de la esfera acuosa y penetra en lo inerte, inmóvil, oscuro, silencioso y remoto. El punto de fuego y de piedra se unen, alcanzándose la armonía y unión en el sendero descendente".

[i402] "El vuelo es hacia arriba, al espíritu. El punto asciende, elevando a los dos que están detrás, y los tres y los cuatro se extienden hasta aquello que está detrás del velo. El agua no consigue apagar el punto de fuego; de esta manera el fuego se une al fuego y se fusionan. Se logra armonía y unión en el arco ascendente. Así el Sol se desplazará hacia el norte".

15. Ambas, conciencia y forma, son distintas y están separadas; aunque las formas sean similares, la conciencia puede funcionar en diferentes niveles del ser.

Este aforismo no debe considerarse separado del posterior, el cual afirma que la Mente una o Vida una, es la potente causa de todas las mentes y vidas menores diferenciadas. Esto debe tenerse siempre en cuenta. En este aforismo van implícitas tres ideas principales.

Primero, que hay dos líneas principales de evolución; una concierne a la materia y la forma, la otra al alma, el aspecto conciencia, el pensador en manifestación. Cada uno de estos senderos de progreso difieren, cada uno sigue su curso. Como ya se ha observado, durante un prolongado periodo de tiempo el alma se identifica con el aspecto forma y trata de seguir el "Sendero de la Muerte", porque en efecto, para el pensador ese es el sendero obscuro. Más tarde, por medio de un gran esfuerzo, cesa esta identificación; el alma se hace consciente de sí misma y de su propio sendero o dharma; entonces sigue el camino de la luz y de la vida. Sin embargo, debe tenerse siempre en cuenta entre ambos aspectos, que el propio sendero de cada uno es el de la derecha, y que los impulsos ocultos en el vehículo físico [i403] o en el cuerpo astral, no son en sí malos. Son malos, desde cierto ángulo, cuando se tergiversa su correcto empleo. La comprensión de esto condujo a exclamar al discípulo, según el Libro de Job: "He pervertido lo que era correcto". Las dos líneas de desenvolvimiento son separadas y distintas. Ésta es una de las cosas que el aspirante debe aprender.

Cuando el aspirante ha comprendido esto, trata de ayudar a la evolución de sus formas de dos maneras: primero, negándose a identificarse con ellas y, segundo, estimulándolas.

Aplicando la fuerza espiritual también se dará cuenta de la etapa de evolución en que se encuentran sus hermanos, y no criticará lo que para él constituirían acciones erróneas y para ellos es la actividad natural de la forma, durante el ciclo en que forma y alma están identificadas y se consideran una misma cosa.