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SÉPTIMA CONFERENCIA & INDICE

SÉPTIMA CONFERENCIA & INDICE

LA EVOLUCIÓN CÓSMICA

             

 [i143] ALGUIEN puede considerar ridículo dar una conferencia sobre la Evolución Cósmica, porque, como es lógico, yo ni ningún mortal sabe algo sobre este tema y, en consecuencia, somos incapaces de explayarnos sobre él. Sin embargo, hay ciertas deducciones que podemos extraer de acuerdo a la ley de analogía, que podrán conducirnos a interesantes regiones del pensamiento.

              Durante varias semanas, consideramos la evolución del átomo, etapa tras etapa, hasta incluir todo el sistema solar en el término átomo. Estudiamos, primeramente, en líneas generales, el átomo de sustancia, después, el átomo humano, y luego, aplicamos lo que conocemos, sobre ambos, a una esfera mayor, átomo o planeta, denominado átomo planetario; extendiendo la idea hasta el átomo del sistema solar, dijimos que tiene su lugar dentro de un todo mayor.

             Estudiamos tres métodos de evolución o desarrollo, en conexión con este tema. [i144] Consideramos los aspectos que evolucionaron por medio de esos átomos, sus cualidades o naturaleza psíquica, y vimos que, en el átomo de sustancia, la única cualidad psíquica que podíamos atribuirle era la inteligencia. Pasamos, después, a las formas atómicas subhumanas y vimos que las formas, en los reinos mineral y vegetal, manifestaban otra cualidad de la deidad, sensación, sensibilidad, amor embrionario y emoción. También descubrimos que, en el reino animal, comenzaba a manifestarse una tercera cualidad, la mente rudimentaria, y al llegar al átomo humano, teníamos la expresión de tres aspectos, inteligencia, amor y una voluntad central. Extendimos este concepto al planeta y al sistema solar, y hallamos que, por medio de la forma del sistema solar, actúa una excelsa Inteligencia o Mente, utilizada para demostrar otra cualidad, Amor o Sabiduría, y que energizaba todo, mediante una gran VOLUNTAD. De ello, dedujimos que esa voluntad podía ser la manifestación de una Entidad que anima a todo el sistema solar, desde el ínfimo átomo de sustancia hasta la gran Vida que energiza al sistema planetario.

            Sentados estos fundamentos, pasamos a considerar la evolución [i145] de la vida consciente, en la forma atómica, y vimos que, en cada átomo, evolucionaba conscientemente un tipo superior de conciencia, y que la conciencia humana se distingue de las otras formas inferiores, en que es autoconsciente; que el ser humano es una voluntad inteligente que ejecuta conscientemente cada acción, y se da cuenta de lo que lo rodea, actuando en una línea definida de actividad, con un objetivo particular. La autoconciencia del ser humano conduce a algo más elevado, a la conciencia del gran Espíritu planetario, que puede describirse mejor como conciencia grupal. A medida que avanza la evolución, el ser humano pasará de la etapa de la autoconciencia, en que nos hallamos ahora, ustedes y yo, al conocimiento de lo que significamos por conciencia grupal, algo prácticamente desconocido, excepto como un hermoso ideal, un sueño que se materializará en un lejano futuro.

            La conciencia grupal conducirá, lógicamente, a lo que a falta de mejor término, llamamos conciencia de Dios, aunque desapruebo el empleo de la palabra Dios, debido a que ocasiona muchas discusiones entre los distintos pensadores de la familia humana. Estas diferencias se fundan mayormente en las distintas fraseologías y términos que se emplean para expresar ideas fundamentales y los varios métodos de organización. Cuando el científico [i146] habla de fuerza o energía, el cristiano de Dios y el hinduista emplea términos análogos a 'yo soy ese yo soy', o el yo, todos se refieren a la misma Vida una, y pierden el tiempo, en el intento de demostrar el error ajeno y la exactitud de su propia interpretación.

            Vimos, después, en términos generales, que la evolución atómica podía dividirse en dos etapas: una, la atómica; la otra, a falta de mejor término, la radiactiva. La etapa atómica es ésa donde el átomo vive su vida auto-centrada, preocupándose totalmente de su propia evolución y del efecto producido por sus contactos. A medida que prosigue la evolución, se evidencia que el átomo comienza a reaccionar a una vida mayor, fuera de sí mismo, y tenemos aquí un período análogo al de la construcción de formas, donde los átomos de sustancia son atraídos por una mayor carga de energía o fuerza eléctrica positiva, si desean llamarla así, que los absorbe o atrae y construye una forma con ellos, que a su vez se convierten en electrones. Vimos que, en nuestro caso y en el de toda unidad autoconsciente, se sigue el mismo procedimiento y que poseemos una vida central que mantiene, dentro de la esfera de su influencia, a los [i147] átomos que constituyen los distintos cuerpos, físico, emocional y mental; vimos también que nos manifestamos, nos movemos y vivimos nuestra vida, desarrollamos nuestros propósitos, atrayendo hacia sí átomos de sustancia, adecuados a nuestra necesidad, para poder así realizar los necesarios contactos.

          Estos átomos son, para nosotros, la vida central, lo que los electrones para la carga central positiva, en el átomo de sustancia. Después, comprendimos que, si esto es verdad, es decir, si existe una etapa auto-centrada o período estrictamente atómico para el átomo y para el átomo humano, entonces, se podría decir lo mismo del átomo del planeta, habitado por su Vida central espiritual. De ahí entramos en el campo de las conjeturas y consideramos que todo lo que transcurre en el planeta, se debe a la condición auto-centrada de la Entidad que lleva a cabo su propósito por medio del planeta. Finalmente, introdujimos la misma idea en conexión con el sistema solar.

            Pasamos, luego, a considerar la segunda etapa, la radiactiva, que los científicos están estudiando desde hace veinte años, en conexión con el átomo químico y físico, y vimos una condición análoga en la evolución del átomo humano, pero precedida por un período [i148] paralelo al de la etapa atómica, donde el ser humano es puramente egoísta, totalmente auto-centrado y no le interesa el bienestar del grupo del cual forma parte. Esta etapa previa es muy evidente, hoy, en el mundo. Un gran porcentaje de la familia humana se halla en la etapa atómica, pero recordemos que es una etapa protectora y necesaria; por ella pasa toda unidad humana, durante el proceso de descubrir su lugar en el grupo, permitiéndole desarrollar algo que dé valor a ese grupo cuando entre en la segunda etapa.

            También hay, en el mundo, unidades humanas que están pasando a la segunda etapa y llegando a ser radiactivas y magnéticas, influyen a otras formas y van siendo conscientes del grupo. Salen de la etapa del "yo soy" y entran en el conocimiento de "yo soy ése"; comienzan a conocer la vida y el propósito de la excelsa Entidad de cuyo cuerpo son parte; se dan cuenta del propósito detrás de la vida del Espíritu planetario, el impulso subjetivo subyacente en la manifestación objetiva de la tierra. Empiezan a colaborar con Sus planes, a trabajar por el mejoramiento de su grupo, y la diferencia, entre ellos y los otros átomos de la familia humana, es que ahora son conscientes del grupo, poseen perspectivas más amplias, reconocimiento grupal y [i149] un propósito mayor. Al mismo tiempo, no pierden su autoconciencia ni su identidad individual, y mantienen su propia vida esferoidal, pero no aplican a sus propios planes la fuerza y la energía que afluyen a través de ellos, sino en la colaboración inteligente con la excelsa Vida de la cual forman parte.

            Dichos seres humanos son pocos y vienen de vez en cuando, pero cuando sean más numerosos, entonces, podremos esperar un cambio en las  condiciones del mundo, y también la llegada de ese momento de que habla San Pablo, cuando dice: "No deberá haber desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros deben cuidarse mutuamente. Si un miembro padece, todos sufren con él, y si un miembro es honrado, todos se regocijan con él... El mismo Dios actúa en todos. Hay diversidad de dones, pero el mismo espíritu; hay diversidad de ministerios o servicios, pero el mismo Señor". Cuando todos seamos conscientes del grupo, entonces, lo seremos del propósito subyacente en la manifestación, en nuestro planeta; cuando seamos conscientemente activos y apliquemos nuestra energía en llevar a cabo los planes del grupo, entonces, llegará lo que los cristianos llaman el "milenio".

            Ahora bien, si tenemos, en la evolución del átomo de la sustancia y en el humano, ambas etapas, y si son la base de todo futuro desarrollo, entonces, dentro del átomo planetario, tendremos [i150] las dos mismas etapas, aquella en que la Vida planetaria lleva a cabo Sus propios planes, y otra donde colabora con los planes superiores de la Vida que anima al sistema solar. Como aún no puedo entrevistar al Espíritu planetario, no puedo decir si colabora con los propósitos del Logos solar, pero podemos tener una idea general del propósito, estudiando la evolución de la raza y el desarrollo de los grandes planes internacionales en el planeta. También debe recordarse que, aunque los seres humanos nos consideramos como la manifestación más elevada en el planeta, puede haber otras evoluciones, a través de las cuales pudiera estar actuando la Vida central y de la cual muy poco sabemos. No sólo debemos estudiar al ser humano, sino también la evolución angélica o dévica, como la llama el hinduista. Esto nos abre un dilatado campo de estudio y reflexión.

            En el sistema solar, esperamos hallar, además, etapas análogas, y probablemente la gran Vida que anima todo el sistema solar, esa gran Entidad que utiliza al sistema solar para llevar a cabo un propósito definido, lo energiza, por medio de estos grandes centros de fuerza que llamamos átomos planetarios, que, a su vez, actúan por medio de centros menores o grupos, haciendo descender su energía a través [i151] de los grupos de átomos humanos, a los distintos reinos de la naturaleza, y así al minúsculo átomo de sustancia que refleja, a su vez, todo el sistema solar. Si meditamos sobre esta cuestión de la vida atómica, resulta muy interesante y nos introduce en múltiples conjeturas. Uno de los puntos más interesantes que nos ofrece es la íntima correlación, la estrecha interacción de los diversos átomos y la unidad omnipenetrante que, finalmente, debemos reconocer.

            Si hemos descubierto que, en la evolución de los átomos de todo tipo, llega una etapa en que palpan y buscan su lugar en el grupo, y de positivos se convierten en negativos, en lo que respecta a una vida mayor, si es verdad que, en estas manifestaciones de conciencia, hay una etapa autoconsciente y otra de conciencia grupal, ¿no sería lógico y posible, después de todo, que nuestro sistema solar sea sólo un átomo dentro de un todo mayor? ¿No habrá para nuestro sistema solar y Logos solar, una vida central más grande hacia la cual el espíritu animador, dentro de la esfera solar, sea gradualmente atraído y a cuya conciencia aspira nuestra deidad? ¿Se observan, en alguna parte, indicios de esta fuerza atractiva o meta? ¿Hay mayores esferas de vida solares fuera de nuestro sistema, que producen un efecto definido sobre él?

            Todo esto puede ser una mera conjetura, pero ofrece puntos interesantes. Si consultamos los tratados de astronomía, para averiguar si [i152] lo afirman los astrónomos, hallaremos muchas opiniones contradictorias. Unos dicen que, en las Pléyades, hay un punto central en cuyo entorno gira nuestro sistema planetario, y otros declaran que el punto de atracción magnética está en la constelación de Hércules, y por otra parte, otros lo contradicen rotundamente. Algunos astrónomos  hablan de "deslizamientos de estrellas" y dicen que van hacia una dirección específica, mientras otros arguyen que, en distancias tan vastas, no es posible determinar si ciertos sistemas siguen o no una órbita definida.

            Sin embargo, si consultamos los antiguos libros mitológicos, podremos definir el mito como algo que oculta una gran verdad, hasta comprenderla, y si estudiamos los antiguos libros de Oriente, hallaremos que todos aluden a dos o tres constelaciones que poseen una relación íntima y peculiar con nuestro sistema solar. Respecto a esto, los modernos astrónomos mantienen una actitud agnóstica, que corresponde al punto de vista de la ciencia materialista. Lo que trato de acentuar es que un tópico, sobre el cual están divididos y discuten los astrónomos, [i153] y que, sin embargo, exponen tan claramente los libros orientales, debe basarse en la realidad científica y en que, probablemente, hay algo de verdad en tal afirmación.

            Mi sugerencia personal es que este aspecto de la verdad, no reside en la interpretación física, sino en la conciencia; que la evolución psíquica (empleando la palabra psíquica en sentido de conciencia subjetiva) se está llevando a cabo en el átomo, puesto que está insinuada en dichos libros, subrayando la relación oculta que tenemos con otros sistemas solares. Quizás aquí encontremos la verdad. La vida subjetiva puede ser una, la energía que fluye entre ellas también puede ser una; pero, en las formas físicas, reside la diversidad. Quizás en la evolución de la inteligencia, en la manifestación del amor, o conciencia grupal, y en el desarrollo de la voluntad, o propósito, reside la unidad, la unicidad de la vida subjetiva y el reconocimiento final de que, sólo en la forma, existe separación y diferenciación.

               Al considerar este asunto, los libros orientales dicen que las siete estrellas de la Osa Mayor, las siete estrellas de las Pléyades y el sol Sirio, están en íntima relación con nuestro sistema solar y tienen una estrecha relación psicomagnética con nuestro Logos solar.

             [i154] Hemos visto que la meta, para el átomo de la sustancia es la autoconciencia, y que, para la entidad que está evolucionando a través de un planeta, la meta puede ser la conciencia de Dios. Pero, lógicamente, al considerar al Logos solar fallan las palabras; sin embargo, para Él también debe haber una meta, que bien podríamos denominar Conciencia Absoluta. Daré un ejemplo: se dice que nuestro cuerpo está constituido por multitud de pequeñas vidas, células o átomos, y que posee cada uno su propia conciencia individual o autoconciencia. La conciencia del cuerpo físico, considerado en conjunto, podría ser, desde el punto de vista del átomo, como su conciencia grupal. Después, tenemos la conciencia del ser humano, el pensador, que energiza al cuerpo, lo maneja a voluntad, y es, para el átomo de su cuerpo, de forma análoga a lo que denominamos conciencia de Dios.

          Nuestro conocimiento autoconsciente se halla tan lejos del átomo, como la conciencia del Logos solar está de la nuestra. Para el átomo del cuerpo humano, esa conciencia del Logos solar, ¿no podría ser la denominada Conciencia Absoluta? Esta idea puede extenderse al átomo humano y al átomo planetario, de modo que el Logos solar tiende a una conciencia más allá de la propia, análoga a la que se extiende entre nuestro átomo y el de Él. Aquí [i155] se nos abre una maravillosa perspectiva sumamente alentadora, porque, si estudiamos la célula del cuerpo físico y consideramos la enorme distancia recorrida entre su conciencia y la humana, tenemos la promesa y la esperanza de una futura realización y el incentivo para perseverar en nuestro esfuerzo.

            Los antiguos libros de Oriente han mantenido en secreto, durante largos siglos, muchas verdades que hoy empiezan a introducirse en la conciencia del occidental. Enseñaron, hace miles de años, la radiactividad de la materia, y quizás después de todo, puede haber el mismo fondo de verdad en su enseñanza sobre las constelaciones. Acaso en las estrellas que vemos en el lejano firmamento, y en la vida que en ellas evoluciona, esté la meta de nuestro Logos solar, y las influencias que afluyen hacia él, lo atraen y, a su debido tiempo, lo hacen radiactivo. Los libros orientales dicen que, en el sol Sirio, está la fuente de la sabiduría y que, de allí, emana la influencia o energía del amor. También dicen que hay una constelación que está más estrechamente vinculada a nuestro Logos solar, debido a que Éste no ha evolucionado bastante para responder completamente a Sirio, pero puede responder a la influencia de las siete hermanas, [i156] las Pléyades, que es una interesante constelación.

            Si consultamos, en un diccionario, la palabra "electricidad", hallaremos que se refiere etimológicamente a la estrella Electra, una de las siete hermanas, que para algunos es la Pléyade perdida. Los instructores orientales dicen que, en el misterio de la electricidad, está oculto todo conocimiento, y que, cuando lo sondeemos, conoceremos todo lo conocible. No es posible decir qué relación existe entre las Pléyades y nuestro sistema solar; pero la Biblia cristiana reconoce tal relación, pues Job habla de la "dulce influencia de las Pléyades", y alguna de las Escrituras orientales afirma que la conexión reside en el sonido o vibración. Quizás las Pléyades son la fuente de la vida atómica de nuestro Logos, el aspecto inteligente activo, el primero que se desarrolló y al que podríamos llamar materia eléctrica.

               Tenemos, luego, la Osa Mayor. Muchas cosas de interés dicen los escritos orientales acerca de la relación entre las Pléyades y la Osa Mayor. Se dice que las siete hermanas son las siete esposas de las siete estrellas de la Osa Mayor. ¿Qué verdad encubre esta leyenda? Si las Pléyades son la fuente de la manifestación eléctrica, el aspecto inteligente activo del sistema solar y la energía que anima a toda materia, pueden [i157] representar el aspecto negativo, cuyo polo opuesto o positivo serían sus siete esposos, las siete estrellas de la Osa Mayor. Quizás la unión de ambas constelaciones haya engendrado nuestro sistema solar. Puede ser que estos dos tipos de energía, el de las Pléyades y el de la Osa Mayor, al unirse en su conjunción, produzcan y sigan produciendo el surgimiento en los cielos de lo que llamamos nuestro sistema solar.

               La relación de ambas constelaciones, o más bien su relación subjetiva, debe tener una base real, pues de lo contrario, no la insinuarían las diversas mitologías. Debe haber algo que las relaciona, entre las miríadas de constelaciones, con nuestro sistema solar. Pero nos extraviamos cuando tratamos de aplicarla en forma puramente física. En cambio, si la definimos, en líneas de la vida subjetiva y la conectamos con la energía, cualidad o fuerza, probablemente tropecemos con la verdad y descubramos algo de la realidad subyacente en lo que, a primera vista, parece una fábula disparatada. Todo cuanto dilate nuestro horizonte y nos permita ampliar la visión y obtener una clara perspectiva de lo que sucede en el proceso evolutivo, será muy valioso, no por lo que valga la acumulación de hechos comprobados, sino por lo que permite acrecentar, dentro de nosotros mismos, nuestra capacidad de pensar en términos más amplios, [i158] ver más allá de nuestro punto de vista auto-centrado e incluir, en nuestra conciencia, aspectos diferentes del nuestro.

    

                Al hacerlo, desarrollamos la conciencia grupal y llegamos, finalmente, a comprender que los hechos aparentemente maravillosos, por los cuales luchamos y morimos, en el transcurso de los siglos, y destacamos como toda verdad, fueron, después de todo, simples fragmentos de un plan y porciones infinitesimales de la gigantesca suma total. Quizás cuando volvamos de nuevo a la tierra y podamos mirar las cosas, que tanto nos interesan ahora y tan importantes nos parecen, descubramos cuán erróneos eran los hechos tal como los captamos entonces. Después de todo, los hechos no tienen importancia; no la tienen, ahora, los hechos del último siglo, y en el próximo siglo, los científicos se reirán de nuestras aseveraciones dogmáticas y se admirarán de cómo observábamos la materia. Lo importante, en realidad, es el desarrollo de la vida y su relación con lo que la circunda, y mucho más aún, el efecto que producimos con quienes estamos asociados y el trabajo que realizamos, que afecta, para bien o mal, al grupo al cual pertenecemos.

                      Al cerrar esta serie de conferencias, no puedo hacer nada mejor que citar las palabras de San Pablo: "Porque tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la [i159] gloria venidera, que en nosotros ha de manifestarse... porque somos salvados por la esperanza... por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados, ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna cosa creada, nos podrá separar del amor de Dios..."
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OBRAS DE ALICE A. BAILEY

Iniciación Humana y Solar

Cartas sobre Meditación Ocultista

Tratado sobre Fuego Cósmico

Tratado sobre Magia Blanca

Discipulado en la Nueva Era – vol. I

Discipulado en la Nueva Era – vol. II

Los Problemas de la Humanidad

La Reaparición de Cristo

El Destino de las Naciones

Espejismo un Problema Mundial

Telepatía y el Vehículo Etérico

Educación en la Nueva Era

Exteriorización de la Jerarquía

Tratado sobre los Siete Rayos:

Vol. I  Psicología Esotérica

Vol. II Psicología Esotérica

Vol. III Astrología Esotérica

Vol. IV Curación Esotérica

Vol. V Los Rayos y las Iniciaciones

La Conciencia del Átomo

El Alma y su Mecanismo

Del Intelecto a la Intuición

De Belén al Calvario

La Luz del Alma

Autobiografía Inconclusa

Recopilaciones:

La muerte, una Gran Aventura

Sirviendo a la Humanidad

El sexo Reflexionen sobre esto

 

 

 

INDICE

Los números de página corresponden a la versión inglesa

A

Actividad inteligente, cuatro estados del alma, 92-93

Amor –

               del Logos, 83, 85, 87, 89, 100, 148

demostración, 144

               grupal, 129

              

Átomo –

análogo a sistema solar, 80,122

cuatro tipos, 79-80, 92-93,

definiciones, 18, 33-36,  42, 78, 80, 81, 82.

estructura, 61, 78

evolución, 45, 47, 149-150

expresado en términos de fuerza o energía, 36-44, 78

humano, crecimiento, formas, 47-48

humano, almacenamiento de la experiencia del pasado, 105

iniciación, 115

naturaleza de, 41, 42, 45, 68-69

propiedades, 38-42, 57-58, 67-68

Átomos, propósito, 67-74, 154

Auto conciencia-

               definiciones, 101-102

               humana, característica, 145

Auto realización, 27-28

B

Browning, Robert, citas,  82,91,93-94,103

Búdico plano, 132

C

Centros de fuerza, 34, 44, 45, 49

Ciencia, transición, 33-41, 120, 122

Clarividencia, definición, 138

Concentración, intelectual, valor, 113-114

Conciencia –

continuidad, 137

definición, 99

en el ser humano, la evolución, el método, 103-116, 148-149

evolución, 19, 78

radioactiva, 128

tres tipos, 99-101

unidad, 38, 44, 48, 53, 57

universal, definición, 100, 101

Cordón plateado, rotura en la muerte, 60

Cristianismo, forma, 65-66

Crooks, Sir William,  citas, 37, 41, 78

Cualidad y energía o fuerza, 36

D

Dimensiones, cuarta, quinta, sexta, 138-139

Dios –

               imagen, hombre, 82-87, 98, 103

               interno, 136

Discriminación, inteligente, 106, 108-110

E

Edison, Thomas A.-

               citas, 38-39

suposiciones, 39-40

Einstein, Albert,  indicación, 45

Encarnación cósmica, secreto 62-63

Energía –

               centro, 36

               la naturaleza de, 36, 38

               utilización, métodos correctos, 49

Espíritu planetario, cooperación con, 148-149

Éter –

del espacio, definición, 37-38

y radio, 37

Etérica, visión, definición y desarrollo, 132-133

Evolución –

               definiciones, 20-24, 55-56, 62-63

de la inteligencia, 18

               de la substancia, 17, 85

               etapas, 24-28

humana, 85-94, 121-139

               métodos, 78, 106-111, 143-151

              

F

Forma –

               definición, 54-55

               liberación de, 62-64

               vida de, historia, 61-62

Formas –

evolución, 18,19,20           

todas, etapas de la vida, 65-69

Funcionar conscientemente en todos los planos, 127-128

G

              

Grupo –

amor, 129

como átomo, 48

contacto con, 137

conciencia –

desarrollo, 113-114, 129

                              logro, 105, 121, 131, 133, 145, 148

                              meta para el ser humano, 92

                              unificación, 90

mezcla, 89

realización, 110

servicio, 28, 47-48, 109, 113-114

vida, unión con, logro, 110-114, 134

H

Hombre –ser humano-

               un átomo, 41-43, 47-50, 79-80, 86, 98, 101, 109-110, 122-125.

               como centro de radiación activa, estudio, 49

               como centro de fuerza, 49

               conciencia, expansión, 114-116, 120, 128

               definiciones, 59, 84, 97, 98              

Hombre (ser humano) celestial, 80, 93, 114

Humanidad –

               etapa atómica, 104-106, 110

               etapa de grupo, 110-113

I

Idea, definición, 57

Iniciación –

definiciones, 114, 116       

logro, 114-116

               tipos, 115-116

Inspiración –

               deposito, llamando, 113

               importancia, 135, 136

Inteligencia-

               definición , 57-58

               evolución, 18, 19, 20

Intuición, desarrollo, 132, 134

Intuición, plano,  132

Involución, definiciones, 62, 63

J

Jardin del Eden y el Hijo Pródigo,

               simbolismo, 87

 

L

Ley de Atracción y Repulsión, 62

Logos –

auto expresión, 73

cooperación con, 148-149

objetivo para el ser humano, 70

M

              

Materia atómica, energía, aprovechamiento 131         

Materia, control, consciente, 137

Meditación,  discusión, 110-114

Mediumnidad, peligros, 135

Muerte –

               fenómenos, 59-61

               naturaleza de, 62, 64-65

N

No-Yo-

               consciencia de, 107-108

               definiciones, 12, 33

               identificación con, 108

O

Órganos físicos o centros, a evitar en la meditación, 112

Osa Mayor, respecto a las enseñanzas, 156-157

P

Pensadores, soluciones, tres, 13-17, 32

Pensamiento, único propósito, 17

Planeta como átomo, 43, 45, 50, 149-150

Pléyades, en cuanto a las enseñanzas, 155-157

Plutarco, citación, 55, 56

Poderes del alma, desarrollo, 134-139

Posturas, físicas, en meditación, 112

Protilo, definición, 37, 78

Psicometría, definición, 137-138

“Psicones”, especulación en cuanto a, 35

R

Radio –

               descubrimiento, 33, 34, 122

               la naturaleza de , 37

Radioactividad –

               en el ser humano, 123, 128, 148

               enseñada en la antigüedad, 155

Real e irreal, distinción entre, 108-109

Religión, tendencias, 133

Respiración ejercicios, peligro, 112

Respuesta, consciente, a cada vibración, 125-127

S

Sabiduría, demostración, 86, 98, 144

San Juan, Evangelio, citas, 56-57

San Pablo, citas, 56, 149, 158-159

Síntesis –

               de las unidades menores, 93

               de tres aspectos, 85, 86

               tendencia hacia, 133

Sirio, enseñanzas concernientes, 155

Sistema Solar un átomo, 35, 43, 45-46, 61

Sustancia –

               definición, 37-38

               evolución, tres etapas, 87

               radio actividad, estudio, 122

T

Tiempo y espacio, trascendiendo, 129

Todo, surgimiento, 26-27

Trinidad, Logoica, en el átomo, 82-85, 87, 97-98, 128, 144

U           

Unidad-

de la conciencia, 38, 44, 48, 57        

divina, 89

               tendencia hacia, 133

V

Vida de cualquier entidad, etapas, 64-65

Vida humana, las etapas, 64-65

Voluntad –

amor, y energía coordinada, 128     

central, activación, 146

               en Trinidad, 83, 84, 85, 86, 87, 98

              

              

Y

Yo –

real, conciencia de, logro, 108         

superior, contacto con, 136             

Yo soy el que Yo soy, 91-92