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TERCERA PARTE - EL FINAL DEL ESPEJISMO - Parte 2

2. la técnica de la luz [I191]

Consideraremos ahora el siguiente desarrollo a obtener y el servicio a prestar por intermedio de otra técnica.

Este tema es tan vasto y puede hallarse tanta literatura sobre el tema de la luz, en las Escrituras del mundo, en las disertaciones y comentarios [i191]teológicos, que la simple verdad y unos cuantos principios básicos se pierden de vista en un cúmulo de palabras.

En mis distintos libros he impartido mucho acerca de ello, y en el libro La Luz del Alma, que escribí en colaboración con A. A. B., se intentó indicar la naturaleza de la luz del alma. La clave de esta técnica se encuentra en las palabras: En esa Luz veremos la luz. Una simple paráfrasis de estas palabras, aparentemente abstractas y simbólicas, podría ser la siguiente: Cuando el discípulo ha encontrado ese centro iluminado dentro de sí mismo y puede caminar en su radiante luz, se halla entonces en una situación (o en un estado de conciencia si prefieren) en que llega a ser consciente de la luz que se halla en todas las formas y átomos. El mundo interno de la realidad se hace visible como sustancia luz (algo diferente de la Realidad, revelada por la intuición).Puede entonces convertirse en un eficiente colaborador del Plan debido a que el mundo de significado psíquico llega a ser real para él y sabe lo que hay que hacer para disipar el espejismo. Podría decirse que el proceso de llevar luz a los lugares oscuros comprende, lógicamente, tres etapas donde:

  1. El principiante y el aspirante se esfuerzan por eliminar el espejismo de su propia vida empleando la luz de la mente. La luz del conocimiento es el principal agente disipador en las primeras etapas de la tarea, eliminando eficazmente los diversos espejismos que velan la verdad al aspirante.
  2. El aspirante y el discípulo trabajan con la luz del alma. Ésta es la luz de la sabiduría, resultado de la interpretación de una larga experiencia, que afluye y se mezcla con la luz del conocimiento.
  3. El discípulo y el iniciado trabajan con la luz de la intuición. Mediante la fusión [i192] de la luz del conocimiento (luz de la personalidad) y la luz de la sabiduría (luz del alma), la luz es vista, conocida y captada. Esta luz apaga las luces menores por medio de la radiación pura de su poder.

Tenemos, por lo tanto, la luz del conocimiento, la luz de la sabiduría y la luz de la intuición, siendo tres estados o aspectos definidos de la Luz Una. Corresponden al Sol físico, al corazón del Sol y al Sol central espiritual. Esta última frase contiene el indicio y la clave de la relación del ser humano con el Logos.

Estas etapas y sus técnicas correspondientes tienden a ser mal interpretadas si el estudiante no recuerda que entre ellas no existen líneas reales de demarcación, sino sólo una constante superposición, un desarrollo cíclico y un proceso de fusión que es de lo más confuso para los principiantes. De la misma manera que el resultado de la innata reacción al medio ambiente produce el instrumento necesario para hacer contacto con ese ambiente, así el desarrollo de los poderes a los cuales estas técnicas sirven, produce el modo de hacer contacto con el medio anímico y espiritual. Cada una de estas técnicas está relacionada con un nuevo medio ambiente, cada una desarrolla oportunamente, en el iniciado o discípulo, el poder que puede emplear en esferas superiores de actividad divina, y en bien de la humanidad; se relaciona con las otras técnicas, y libera al discípulo para entrar en relación consciente con un nuevo medio ambiente, nuevos estados de percepción y nuevos campos de servicio. Por ejemplo:

1. La Técnica de la Presencia, cuando es satisfactoriamente seguida permite que la intuición afluya, y reemplazando a la actividad de la mente razonadora, disipa la ilusión, sustituyéndola por ideas divinas, formuladas en conceptos que llamamos ideales. Debe recordarse que los Maestros sólo emplean la mente para dos actividades: [i193]

a. Llegar a las mentes de Sus discípulos y atraer aspirantes por medio de un instrumento similar a la mente del discípulo.

b. Crear formas mentales en niveles concretos, que puedan encarnar estas ideas divinas. El Agente rector, el Ángel de la Presencia, produce el poder para crear de su percepción y su reproducción.

4. La Técnica de la Luz está más íntimamente relacionada con la mente; significa el método por el cual la iluminación que afluye del alma (cuya naturaleza es luz) puede irradiar no sólo los ideales sino la vida, las circunstancias y los acontecimientos, revelando la causa y el significado de la experiencia. Cuando el discípulo capta el poder de iluminar que posee, ha dado el primer paso hacia la disipación del espejismo; y así como la Técnica de la Presencia es eficaz en el plano mental, la Técnica de la Luz otorga poderes que pueden ser eficaces en el plano astral, y oportunamente disipará y hará desaparecer ese plano.

5. La Técnica de la Indiferencia hace ineficaz o neutraliza, el aferramiento de la sustancia a la vida o espíritu, que actúa en los tres mundos, pues el alma es la evidencia de la vida.

En relación con la segunda técnica, quisiera tomar algunas palabras de La Biblia, empleando la palabra “luz” en vez de la palabra “fe”. La definiré así: La luz es la sustancia de las cosas esperadas, la evidencia de las cosas no vistas. Ésta es quizás la definición más esotérica dada hasta ahora, y su verdadero significado será revelado en las dos generaciones próximas. La palabra “fe” constituye un buen [i194] ejemplo del método de “ocultar” algunas antiguas verdades para que su significado no sea revelado prematuramente. Luz y sustancia son términos sinónimos. Alma y luz también lo son, y en esta similitud –luz, sustancia, alma– reside la clave de la fusión y de la unificación que Cristo expresó tan plenamente durante Su vida en la Tierra.

Por lo tanto, cuando los aspirantes y estudiantes progresan en el logro de hacer contacto con el alma, han dado uno de los pasos más importantes hacia la comprensión de la luz y sus aplicaciones. Sin embargo, deben tener cuidado de no confundir la intuición con la luz que ellos pueden arrojar sobre la vida, las circunstancias, los acontecimientos y el medio ambiente. La luz que estamos considerando se manifiesta en los tres mundos y revela la forma y las formas, sus reacciones y efectos, sus espejismos y atrayente apariencia, su poder para alucinar y aprisionar la conciencia. La luz a la cual nos referimos es la luz del alma que ilumina a la mente y produce la revelación del mundo de formas en que esa vida se halla sumergida.

La intuición nada tiene que ver con los tres mundos de la experiencia humana, sino sólo con las percepciones de la Tríada espiritual y con el mundo de las ideas. La intuición es para el mundo de significados, lo que la mente para los tres mundos de la experiencia. Produce comprensión, de la misma manera que la luz del alma produce conocimiento, por medio de esa experiencia. El conocimiento no es una reacción puramente mental sino que es algo que se encuentra en todos los niveles, siendo, en alguna forma, intuitivo en todos los reinos. Esto es axiomático. Los cinco sentidos traen el conocimiento del plano físico; la sensibilidad psíquica trae el conocimiento del plano astral; la mente trae la percepción intelectual, pero los tres son aspectos de la luz del conocimiento (que viene del alma) a medida que va formando sus vehículos de expresión, en el vasto triple [i195] medio ambiente que elige como prisión con el propósito de evolucionar.

En una vuelta más elevada de la espiral, la intuición es la expresión de la triple Tríada espiritual relacionada con los niveles superiores de la expresión divina, siendo el resultado de la vida de la Mónada la energía que trae la revelación del propósito divino. El discípulo aprende oportunamente a trabajar en el mundo de esta divina revelación, y el iniciado actúa conscientemente en él. La activa vida en los tres mundos es una expresión distorsionada de esta experiencia superior, constituyendo también el campo de entrenamiento en el cual se desarrolla lentamente la capacidad de vivir la vida iniciática de percepción intuitiva y de servicio al Plan. Estas diferenciaciones (en tiempo y espacio, debido a que todas las diferenciaciones son parte de la gran ilusión, aunque necesarias e inevitables cuando la mente las controla) deben ser cuidadosamente consideradas. Los discípulos llegarán a una etapa de su desarrollo en que sabrán si están reaccionando a la luz del alma o a la percepción intuitiva de la Tríada. Entonces llegarán a la etapa donde comprenderán que percepción intuitiva –como ellos la denominan– sólo es la reacción de la personalidad iluminada a la tendencia a identificar de la Tríada. Estos conceptos están más allá de la percepción del individuo medio, debido a que fusión e identificación no son lo mismo.

Las reglas para la Técnica de la Luz han sido establecidas adecuadamente en el sistema de Raja Yoga de Patanjali, de las cuales las cinco etapas: Concentración, Meditación, Contemplación, Iluminación e Inspiración son ilustrativas; éstas, a su vez, deben ir acompañadas por un acatamiento a las cinco Reglas y a los cinco Mandamientos. Quisiera que los estudien. Éstos a su vez, producen los innumerables resultados de la sensibilidad psíquica, de los cuales son un ejemplo el contacto jerárquico, la iluminación, el servicio y la disciplina y, finalmente, la [i196] etapa de “unidad aislada”, término paradójico usado por Patanjali para describir la vida interna del iniciado.

Gran parte de lo que he dicho antes es muy conocido por todos los aspirantes, ya sea que estudien el Raja Yoga de la India o la vida del místico práctico, enseñada por místicos, tales como Meister Eckhart y los modernos esotéricos polarizados en forma más mental. Estos últimos, por medio de la fusión, fueron más allá de la visión mística. No es necesario que me extienda sobre ello, pues es la etapa superior de unificación de la cual todos los verdaderos místicos son testigos.

Lo que aquí nos concierne es saber cómo esta luz puede ser reconocida, captada y empleada a fin de disipar el espejismo y prestar un profundo servicio esotérico al mundo. Podría decirse que la luz interna es como un faro que escudriña el mundo del espejismo y de la lucha humana, lo que un Maestro ha denominado “el pedestal del alma y la torre o faro espiritual”. Estos términos transmiten la idea de altitud y de distancia, tan características en el acercamiento místico. El poder para utilizar esta luz, como agente disipador, sólo se obtiene cuando dichos símbolos ya no se tienen en cuenta y el servidor empieza a considerarse como luz y centro de irradiación. He aquí la razón de algunos tecnicismos de la ciencia ocultista. El esotérico sabe que en cada átomo de su cuerpo existe un punto de luz. También sabe que la naturaleza del alma es luz. Durante eones, camina ayudado por la luz engendrada en sus vehículos, por la luz de la sustancia atómica de su cuerpo, siendo por lo tanto guiado por la luz de la materia. Luego descubre la luz del alma, y más adelante aprende a fusionar y mezclar la luz del alma con la luz de la materia. Entonces brilla como un portador de Luz, pues la luz pura de la materia y la luz del alma están fusionadas y enfocadas. El empleo de esta luz enfocada, a medida que disipa el espejismo individual, enseña al discípulo las primeras etapas de la técnica que disipará [i197] el espejismo grupal y oportunamente el espejismo mundial, siendo éste el próximo punto que trataremos.

El tópico que estamos tratando –la luz del alma, cuando disipa el espejismo en los tres mundos– es el tema de estudio más práctico, útil y necesario que existe actualmente; concierne al plano astral, y el servicio a prestar es vital y oportuno. Liberar al mundo individual y humano del espejismo omniabarcante que mantiene a la humanidad esclavizada, es un requisito esencial para la raza. La nueva era, que se abrirá ante la humanidad al finalizar la guerra, se distinguirá por su polarización mental y la consiguiente liberación del espejismo; entonces dominará la ilusión durante un tiempo, hasta que la intuición se desarrolle más plenamente. Esta ilusión tendrá resultados muy distintos a los que se producen cuando los seres humanos viven y trabajan en medio del espejismo. La segunda característica de la nueva era la constituirá la forma científica de encarar el problema del espejismo, que entonces será reconocido por lo que es y disipado científicamente, empleando las mentes iluminadas de los grupos que trabajan al unísono, especialmente para ese propósito.

Por lo tanto, les presento (a los aspirantes y discípulos del mundo) la posibilidad de realizar un servicio mundial definido. Con el tiempo se han de formar grupos con aquéllos que trabajan para disipar el espejismo existente en sus vidas individuales, y esto lo hacen no sólo para lograr su propia liberación, sino con el objetivo especial de despejar los espejismos significativos del plano astral. Trabajarán unidos en algún aspecto especial del espejismo mundial, empleando el poder de sus mentes individuales iluminadas; dirigirán unidos “el faro de la mente, reflejando la luz del sol, irradiando al mismo tiempo su propia luz interna sobre las brumas y nieblas de la Tierra, en las cuales todos los seres humanos tambalean. [i198] Dentro de la iluminada esfera de la luz radiante enfocada, surgirá triunfante la realidad”.

Es interesante observar que la plegaria más antigua del mundo se refiere a los tres aspectos del espejismo, y para ello deben emplearse las tres técnicas que posibilitarán la liberación y el progreso. Como bien saben, esta plegaria extraída del Brihadaranyaki Upanishad I, 3,28, es la siguiente:

“Condúcenos, Oh Señor, de la oscuridad a la luz; de lo irreal a lo real; de la muerte a la inmortalidad.”

“Condúcenos de la oscuridad a la luz” se refiere a la mente cuando eventualmente la ilumina la luz de la intuición; esta iluminación es llevada a cabo por medio de la Técnica de la Presencia, desde la Cual brilla la luz. Este factor mediador produce la Transfiguración de la personalidad y un centro de luz radiante en el plano mental. Esta afirmación es verdadera, ya se refiera a un individuo o a ese punto focal de luz formado por la unidad mental y el claro pensar de la humanidad avanzada. Por el poder de su mente unida conseguirá liberar al mundo de algunos aspectos de la Gran Ilusión.

“Condúcenos de lo irreal a lo real”tiene una relación específica con el plano astral y todos los espejismos que abarca. Dichos espejismos personifican las cosas irreales que al ser presentadas a los prisioneros del plano astral los induce a confundirlos con la Realidad. La actividad de la Técnica de la Luz, empleada por quienes trabajan en forma grupal para disipar el espejismo y hacer surgir en la conciencia de los seres humanos un claro concepto y reconocimiento de la naturaleza de la Realidad, puede dar fin al aprisionamiento producido por el espejismo.

El tema inmediato lo constituye el trabajo especial de disipación. Es de importancia vital para quienes ven [i199] la puerta abierta hacia el futuro y a través de la cual han de pasar todos los seres humanos que comiencen a llevar a cabo dicha tarea. Sólo de esta manera la humanidad podrá ser ayudada para que olvide los errores, los espejismos y los fracasos del pasado. Esta técnica puede liberarnos del espejismo y transformar la vida humana, trayendo así la nueva civilización y la nueva cultura. Esta disipación puede ser llevada a cabo por todos los discípulos del planeta, ayudados por los aspirantes del mundo; sin embargo, este trabajo han de realizarlo principalmente aquéllos que, por el enfoque del rayo a que pertenecen, hacen de la vida astral su línea de menor resistencia y han aprendido o están aprendiendo a dominarla por el poder del pensamiento y la luz mental. Las personas del primer caso pertenecen al sexto rayo, siendo ayudados por los aspirantes y discípulos de segundo y cuarto rayos.

En tiempo y espacio, esta tarea será ante todo instituida y controlada en forma grupal, sólo por aspirantes cuyo rayo del alma o de la personalidad, corresponda al sexto, o por aquéllos cuyos cuerpos astrales están condicionados por el sexto rayo. 

Cuando hayan comprendido la naturaleza del trabajo a realizar y “adoptado fanáticamente la técnica de la luz en servicio de la raza”, su trabajo será completado por los discípulos de segundo rayo, trabajando desde los Ashramas de los Maestros que aceptan discípulos. El trabajo efectuado por ambos grupos será finalmente revelado (en fecha muy posterior) por aquellos aspirantes y discípulos que entrarán en actividad astral cuando el cuarto rayo empiece nuevamente a manifestarse. En consecuencia, el trabajo de disipar el espejismo es llevado a cabo por aquéllos que vienen a la manifestación de acuerdo a las líneas de energía que personifican el segundo, cuarto y sexto rayos. Hago hincapié sobre esto pues frecuentemente los discípulos emprenden tareas para las cuales no están particularmente adaptados y cuyos rayos no los ayudan a cumplir y, a veces, impiden que las efectúen.

[i200]La totalidad del tema se relaciona con la conciencia, el segundo aspecto, y concierne a las formas mediante las cuales la humanidad llega a ser progresivamente consciente. El espejismo es causado por el reconocimiento de aquello que el individuo mismo ha creado y, como se ha dicho esotéricamente, “el ser humano solo llega a ser consciente de la Realidad cuando ha destruido lo que él mismo ha creado”. Estas formas se clasifican en dos grupos principales:

  1. Las que tienen un origen muy antiguo, siendo el resultado de la actividad, el pensamiento y el error humanos. Abarcan todas las formas de la naturaleza de deseos que el ser humano ha creado en el transcurso de las edades, constituyendo la sustancia nebulosa del espejismo nebulosa desde el punto de vista físico, pero densa desde el ángulo del plano astral. Son las que proveen el incentivo que se halla tras todo esfuerzo y actividad en el plano externo, cuando el individuo trata de satisfacer el deseo. El aspirante individual debe liberarse de estas formas, después que atraviesa ese portal denominado la segunda iniciación y pasa a una conciencia más amplia.
  2. Las que van siendo constantemente creadas e incesantemente producidas en respuesta a la aspiración de la humanidad y proporcionan el incentivo que conduce al ser humano, primeramente, a realizaciones personales elevadas y luego a realizaciones espirituales. Contienen en sí indicios de lo nuevo y lo posible. Análogamente (por extraño que parezca) constituyen un espejismo, pues son temporarias e ilusorias y no se les debe permitir que oculten lo Real. Esa Realidad se precipitará en el momento oportuno cuando afluya la luz superior. Son indicaciones de lo Real, y a menudo se las confunde con lo [i201] Real; están en conflicto con las ideas y deseos del pasado y, con el tiempo, han de ceder su lugar a la verdadera Presencia de lo Real. Constituyen –en tiempo de crisis– la gran prueba para todos los aspirantes y discípulos, evocando el tipo más sutil de discriminación; una vez que esa prueba ha sido pasada triunfalmente puede confiársele al discípulo y al aspirante la tarea de disipar estos dos tipos de espejismo, remarcando la necesidad inmediata o algún espejismo mundial particular de actualidad.
  3. Por lo tanto, es evidente que los grupos que trabajan conscientemente en la tarea de disipar el espejismo tendrán las características siguientes:

    1. Estarán constituidos por aspirantes y discípulos de sexto rayo, ayudados por trabajadores espirituales de segundo rayo.

    2. Estarán formados por aquéllos que:

    • a. Están aprendiendo o han aprendido a disipar sus propios espejismos individuales y pueden comprender la tarea a realizar.
    • b. Están enfocados en el plano mental y, por lo tanto, poseen cierto grado de iluminación mental. Están dominando la Técnica de la Luz.
    • c. Conocen la naturaleza de los espejismos que intentan disipar y pueden emplear como faro, a la mente iluminada.

    3. Entre sus miembros se hallarán aquéllos que, hablando esotéricamente, están rápidamente desarrollando o poseen:

    • a. El poder de reconocer no sólo el espejismo por lo que es, sino de discriminar entre los diferentes y muchos otros tipos de espejismos.
    • b. El poder de apropiarse de la luz, absorbiéndola en sí mismos y luego consciente y científicamente la proyectarán al mundo del espejismo. Los [i202] Maestros, los iniciados avanzados y los discípulos mundiales lo hacen solos, si es necesario, no requiriendo la protección del grupo ni la ayuda de luz de los miembros del grupo.
    • c. El poder de emplear la luz, no sólo por medio de la absorción y la proyección, sino también por el empleo consciente de la voluntad, conduciendo la energía por medio del haz de luz proyectada. A esto agreguen el enfoque constante y firme. El haz así proyectado tiene un doble uso: Actúa en forma expulsora y dinámica, así como un fuerte viento esparce o disipa una densa niebla o como los rayos del sol disipan y absorben la neblina. 0 bien actúan como un haz de luz por el que puede penetrar lo nuevo y una parte de la intención divina. Las nuevas ideas e ideales deseados pueden llegar “sobre el haz”, análogamente como el haz de luz dirige y lleva a los aviones hacia el lugar de aterrizaje.

     

    a. La Disipación del Espejismo Individual

    Consideraremos, ante todo, la forma en que el aspirante individual puede lograr disipar los espejismos que durante épocas han condicionado su vida en los tres mundos. Ha sido dominado por el deseo durante las cuatro quintas partes de sus encarnaciones. Ha empezado a transmutar el deseo en aspiración y a buscar –con toda la devoción, la emoción y el anhelo de que es capaz– la realización. Entonces se hace consciente de la aterradora naturaleza de los espejismos entre los cuales camina automática y normalmente. El espejismo surgió cuando el ser humano reconoció y registró, como incentivo, el deseo, demostrando así su humanidad y su diferencia con el animal, pues la mente revela la existencia del deseo. El esfuerzo instintivo para satisfacer el deseo innato –inherente a la naturaleza inferior– dio [i203] lugar a esfuerzos planeados para satisfacer el deseo, implicando el empleo rector de la mente. De esta manera, la línea de demarcación entre lo animal y lo humano fue cada vez más evidente, apareciendo hace eones la primera y básica expresión del puro egoísmo. Más tarde, a medida que prosiguió la evolución y el deseo era transferido de una satisfacción a otra, empezó a asumir un aspecto menos físico, y el ser humano buscó el placer en la experiencia emocional y en su dramatización; esto condujo al drama como primera expresión artística, por cuyo intermedio en el transcurso de las épocas, el ser humano ha tratado de colmar la vida emotiva y dramática individual, sumergiéndose en el drama a fin de exteriorizarse complementando sus dramas, deseos y objetivos personales con los desarrollados por la imaginación creadora, sentando la base para el reconocimiento, inteligente y real, de la parte en relación con el todo. Así se estableció en las primeras épocas de la raza Atlante la base para desarrollar el sentido de dualidad mística, pasando por las diferentes etapas del reconocimiento antropomórfico de la deidad hasta lograr el reconocimiento de lo real en el ser humano; finalmente llegamos al problema que enfrenta el discípulo. Luego, el Morador en el Umbral se enfrenta con el Ángel de la Presencia y tiene lugar el último y principal conflicto.

    Esta conciencia dual culmina durante la tercera iniciación cuando se libra la última batalla entre los pares de opuestos y el Ángel logra su triunfal victoria, la personificación de las Fuerzas del Bien en el individuo, en el grupo y en la humanidad. Entonces no desaparece uno mismo (identificado con el Todo) sino la dualidad y el deseo por lo material, lográndose la unidad y la “vida más abundante”.

    El proceso seguido por el discípulo que trabaja conscientemente para disipar el espejismo en su vida, puede ser [i204] dividido en cuatro etapas, de las cuales pueden darse las siguientes definiciones:

    1. Reconocimiento del espejismo o espejismos que velan lo Real, los cuales dependen, en cualquier crisis de vida, del rayo de la personalidad. 

    2. Enfoque de la conciencia del discípulo en el plano mental, concentrando la luz en ese punto de enfoque para iluminar con claridad y ver con nitidez el trabajo a realizar y dirigir el faro de la mente sobre el espejismo que se ha de disipar.

    3. Orientación, lo cual implica la constante afluencia de luz orientada inteligentemente hacia los lugares oscuros del plano astral, recordando que la luz permitirá al discípulo hacer dos cosas:

    • a. Disipar el espejismo una experiencia satisfactoria.
    • b. Ver lo Real una experiencia terrible.

     

    4. Identificación con lo Real cuando se hace contacto con ello después de haber disipado el espejismo. Entonces se dispondrá de más luz y se reconocerán espejismos más sutiles que también deben ser disipados.

    Este proceso de reconocimiento, centralización, disipación y consiguiente revelación prosigue continuamente desde el momento en que el discípulo huella el Sendero del Discipulado aceptado, hasta llegar a la tercera iniciación.

    La clave del éxito en este proceso está relacionada, por lo tanto, con la meditación y con el proceso de mantener la mente firme en la luz. Sólo por medio de la perseverancia puede formarse, intensificarse, enfocarse y proyectarse el haz de luz y luego [i205] –en el momento oportuno– ser retirado. No puedo dilucidar aquí el proceso de la meditación, basado en la correcta comprensión de la naturaleza de la concentración. Ya he escrito mucho sobre el tema, y la disciplina del Raja Yoga es muy conocida. La concentración y el control mental es tema corriente en todas las instrucciones dadas por los educadores y los padres iluminados. En la actualidad, a la persona común le resulta difícil comprender que existió una época en que frases tales como “emplee la mente” o “si sólo pensara” o “si controlara un poco su mente sería más útil” eran totalmente desconocidas, puesto que la mente estaba poco desarrollada, Entonces sólo era reconocida como factor activo por aquéllos que poseían conciencia iniciática. El Sendero de Evolución es, en realidad, el Sendero de los reconocimientos, que conduce a la revelación: Todo el proceso de la evolución es de carácter iniciático y lleva de una expansión de conciencia a otra, hasta que los mundos de lo sin forma y de la forma queden revelados por la luz que genera el iniciado, y en la cual camina. Estas luces son variadas y diversamente reveladoras. Tenemos:

    1. La luz de la materia que se halla en todo átomo de sustancia.
    2. La luz del vehículo vital o etérico –reflejo de la Luz Una, porque unifica los tres tipos de luz dentro de los tres mundos.
    3. La luz del instinto.
    4. La luz del intelecto o del conocimiento.
    5. La luz del alma.
    6. La luz de la intuición
    Vamos de una luz a otra y de una revelación a otra, hasta que salimos del reino de la luz y entramos en el reino de la vida que es, todavía para nosotros, plena oscuridad.

     

    Es evidente que esta acrecentada luz, trae consigo una constante serie de revelaciones [i206] que, como todo lo demás en el mundo de la experiencia humana, despliega ante los ojos, primero, el mundo de las formas, luego el mundo de los ideales y después la naturaleza del alma, de las ideas y de la divinidad. He elegido unas pocas palabras que encierran la revelación y simbolizan su carácter. Pero todas estas revelaciones constituyen una gran revelación unificada que va abriéndose lentamente ante los ojos de la humanidad. La luz del yo inferior personal revela al ser humano el mundo de las formas, de la materia, del instinto, del deseo y de la mente; la luz del alma revela la naturaleza de la relación que existe entre estas formas de vida y el mundo de lo amorfo, y el conflicto entre lo real y lo irreal. La luz de la intuición despliega, ante la visión del alma, dentro de la personalidad, la naturaleza de Dios y la unidad del Todo. La inquietud que proporciona el deseo por lo material, tratando de ser satisfecho en los tres mundos, cede su lugar oportunamente a esa aspiración para establecer contacto con el alma y lograr la vida del alma. A su vez, esto es reconocido como un paso dado hacia esas grandes experiencias fundamentales que denominamos las cinco iniciaciones mayores, las cuales revelan al individuo el hecho, hasta entonces ignorado, de su inseparabilidad y de la relación de su voluntad individual con la voluntad divina.

    Vamos ahora a estudiar el modo en que se realizan estas fases del trabajo en el plano astral: primero, el individuo aprende a emplear la luz de la mente, que el alma genera cuando se relaciona íntimamente con la personalidad, y la impulsa la intuición. Por medio de esta luz el discípulo aprende a disipar sus espejismos personales y particulares. Menciono esto pues quisiera que comprendieran la magnitud de la tarea que un ser humano emprende cuando se dispone conscientemente a liberarse del espejismo, como preparación para prestar un servicio más amplio. Luego entra en conflicto con el espejismo de dicho plano, y está propenso a sentirse vencido al darse cuenta de lo que está enfrentando. Esto constituye una de las [i207] causas de la intensa depresión y de esos grandes complejos de inferioridad que inhiben totalmente a algunas personas o las conducen oportunamente al suicidio. Sus propios espejismos personales las ligan al espejismo nacional o planetario, condicionando así su vida y pensamiento. Les pediría que recuerden esto cuando tratan con personas de ideas fijas e incapaces de ver la verdad como ustedes la ven. Son así porque su espejismo individual está nutrido por espejismos mayores, y esto es demasiado para ellos.

    No intento específicamente ocuparme de determinados espejismos sino de darles una fórmula que, con ligeros cambios y agregados, pueda servir al individuo y al grupo en la tarea de disipar el espejismo. Comenzaré diciendo, que lo primero que el ser humano necesita es comprender sus reacciones, ideas, deseos y experiencias de la vida; en lo que respecta a su naturaleza emocional, está condicionado por un espejismo o espejismos, siendo víctima de varios espejismos engendrados en el transcurso de muchas vidas, profundamente arraigados en su historia, y a los cuales reacciona instintivamente. Sin embargo, llega el momento en que el discípulo en probación se hace consciente de estos espejismos instintivos y los reconoce en cuanto aparecen, y hasta reacciona a ellos; trata de liberarse trabajando primeramente en forma esporádica e intenta emplear la mente para razonar con el fin de liberarse de ellos y alternar entre el éxito momentáneo –cuando puede actuar deliberadamente como si estuviera libre de espejismos–, y los prolongados períodos de derrota en que se siente vencido y no puede ver la luz por ninguna parte, actuando como una persona ciega y confundida. Esto indica que es atraído como por un imán (la fuerza de los antiguos espejismos acumulados y sus efectos kármicos) hacia el centro del espejismo que está tratando de evadir. Después viene la etapa (resultado de este alternante proceso) donde la atracción del alma comienza a contrarrestar la atracción por dichos espejismos: [i208] aspirando a expresarse libremente y a liberarse del control que ejerce el plano astral. Entonces tiene lugar el proceso equilibrador.

    Durante esta etapa la meditación es de tal naturaleza que el ser humano llega a ser consciente de la luz del alma al mezclarse con la luz innata del cuerpo mental, intensificándose constantemente esta luz fusionada, cuando persiste en su trabajo de meditación. Entonces llega la etapa en que el aspirante descubre que esta luz interna puede ser empleada, y comienza, en forma experimental y con variable éxito, a dirigir esa luz sobre los problemas de su espejismo particular. En esta etapa se lleva a cabo la Técnica de la Luz, empleándola de tal manera que desaparece la vaga, poco científica y antigua técnica. Dicha técnica sólo es útil para el ser humano que sabe algo sobre la luz de la mente, la luz de la cabeza y la luz del alma. La luz de la cabeza es producida por la unión definidamente planeada de la luz del alma y la luz de la personalidad enfocada en el cuerpo mental, produciendo su efecto en el cerebro. Este proceso de centralización tiene tres etapas:

    1. En la primera, la luz de la mente y de la materia se enfoca en el vehículo mental.

    Esto significa unir la luz de la materia y de la sustancia (materia densa y luz etérica) con la luz de la mente. No existe en el cuerpo astral una luz peculiar ni específica o que pertenezca al mismo, pues sólo es un conglomerado de formas, creadas por individuos, naciones o razas, que en su totalidad constituyen el plano astral, que no posee luz innata como las otras formas. Éstas no han sido creadas por el Logos planetario como forma de expresión de una vida dinámica, constituyendo el verdadero significado de lo que dije anteriormente: que el plano astral, en realidad, no existe. Es la creación fantasmagórica del deseo humano en el transcurso de las [i209] épocas, siendo su falsa luz un reflejo de la luz de la materia o de la mente. Este proceso de enfoque se inicia mediante el alineamiento y el esfuerzo de llevar a un punto de iluminación la luz positiva de la mente y la luz negativa del cerebro, y es llevado a cabo por medio del control mental desarrollado en la meditación. Cuando ambos polos opuestos se relacionan, entonces (por un acto de voluntad de la personalidad) estos dos aspectos de la luz menor forman un minúsculo punto de luz –como la luz de una pequeña linterna– que revela algún aspecto del espejismo, al cual el aspirante responde con más facilidad. Lo único que puede hacer esta primera luz enfocada es revelar. No tiene poder de disipar ni puede neutralizar el espejismo existente, sólo logrará que el ser humano se dé cuenta en su conciencia de vigilia o cerebral, de que el espejismo lo tiene aferrado. Esto se relaciona con la etapa de concentración en el proceso de meditación.

    2. En la segunda, el enfoque se produce por el esfuerzo realizado al practicar la meditación. En la etapa anterior, el proceso de fusión de las dos luces materiales corresponde totalmente a la forma, y el aspirante es impulsado por las fuerzas y aptitudes de su personalidad. Una ilustración de esto y de su efectividad puede verse en el individuo que, por móviles puramente egoístas y mediante una intensa concentración, enfoca su mente para lograr satisfacer sus deseos y alcanzar sus objetivos. Elimina todas las reacciones emocionales, disipando gran parte del espejismo; desarrolla la capacidad de extraer la luz de la materia (materia física y sustancia mental) generando así una falsa luz, de la cual está rigurosamente excluida la luz del alma. Este poder engendra con el tiempo al mago negro, el cual ha desarrollado la capacidad de extraer [i210] la energía de la luz de la materia, enfocándola en forma tan poderosa y eficaz que se convierte en una gran fuerza destructiva. Esto ha dado a Hitler y a sus seis malignos asociados el poder para destruir en el plano material. Pero, en el caso del aspirante, el poder para meditar sobre la realidad espiritual y de hacer contacto con el alma contrarresta los peligros innatos, cuando se enfoca en la luz de la materia y la emplea en forma exclusiva; a la luz de la materia se le añade la luz del alma, entonces ambas luces fusionadas, o aspectos de la Luz Una, son enfocadas en el plano mental por medio del poder de la imaginación creadora. Esto capacita al individuo oportunamente para disipar el espejismo, liberándolo del plano astral.

    3. En la tercera etapa la luz de la materia, la luz de la mente y la luz del alma (como canal para la intuición) son conscientemente mezcladas, fusionadas y enfocadas. Entonces el ser humano enfoca esta luz fusionada, dirigida por el alma, sobre el mundo del espejismo y sobre ese determinado espejismo que le preocupa en un momento dado. La falsa luz del plano astral desaparece en esta triple luz fusionada, así como el fuego puede desaparecer de la vista cuando está expuesto a la plena luz del sol o a una lente de aumento, enfocando los rayos solares, puede iniciar una llama destructora. El empleo de una potente luz puede llegar a eliminar una luz menor y disipar una niebla.

    Todo esto debe ser llevado adelante, comprensiva y conscientemente, como paso preliminar de la técnica. Su trabajo será primero experimental y oportunamente lo aplicará en forma científica. Estará fundado en el reconocimiento de la verdad que es enfrentada y aceptada. Este trabajo no constituye una especie de razonamiento, aunque precede al trabajo [i211] definidamente científico que estoy delineando; tampoco consiste en cultivar nuevas ocurrencias de tipo mental y espiritual que gradualmente reemplazan al deseo y expelen al espejismo, lo cual es de carácter preparatorio y conduce a ese desenvolvimiento que capacita al aspirante para trabajar científicamente; ni es un proceso para “matar el deseo” como enseñan algunas escuelas de pensamiento, sino un proceso de eliminación gradual del deseo por medio de una severa disciplina y un duro trabajo de entrenamiento, implicando incidentalmente, la disipación del espejismo. Éstas han sido las técnicas lentas del pasado. Hoy el proceso debe cambiar, porque muchas personas son el producto de la comprensión y pueden trabajar inteligente y científicamente.

    Estoy desarrollando un proceso mediante el cual obtendrán una rápida y efectiva disipación, y se funda en la aceptación de la hipótesis de la luz, en el reconocimiento de que el plano astral no tiene verdadera existencia, en la aplicación de la imaginación creadora y en seguir incuestionablemente las instrucciones, como individuos y como grupo.

    Tengo la intención de darles dos fórmulas. Una, para uso individual y otra, para los grupos que pueden emplearla, cuando dedican su esfuerzo unificado a disipar el espejismo, ya sea grupal o en relación con algún aspecto del prevaleciente espejismo mundial. Dos cosas serán evidentes:

    Primero, que quienes participan en la eliminación del espejismo deben saber distinguir entre el espejismo y la realidad. A menudo, ambos se asemejan cuando se examinan superficialmente. Deben estar en condición de reconocer que una situación emocional o astral constituye un velo tendido sobre la verdad y es una distorsión de la presentación o apariencia de la expresión de la divinidad en el individuo o en el grupo. Por lo tanto, deben ser capaces de visualizar, pensar con claridad y reconocer rápidamente lo que impide [i212] la materialización de esa visión y la exacta recepción de la verdad. También deben ser capaces de distinguir entre un espejismo mayor y otro menor. Un espejismo menor, una forma mental pasajera que se desvanece y posee una naturaleza fácilmente reconocible no justifica el uso de cualquiera de las fórmulas. Este espejismo menor podría ser, en un individuo, el sentimiento de auto conmiseración o la glorificación de una notabilidad, por un individuo, un grupo o una nación. El tiempo y el sentido común bastarán para resolver tal situación. Primero, el espejismo mayor en el mundo (anterior a la guerra) era el énfasis puesto sobre las posesiones y la creencia de que la felicidad dependía de las cosas, de los bienes y de las comodidades materiales.

    Segundo, las tres etapas de enfoque mencionadas, constituyen un proceso preparatorio. Estas tres etapas deben ser, en cierta medida, desarrolladas antes de que sea posible emplear, con eficacia, las fórmulas. Quienes intentan trabajar en la tarea de liberar al mundo del espejismo, deben someterse constantemente a estos aspectos en el arte de la polarización, si así puedo denominarlo; han de poseer una comprensión del mecanismo del pensamiento, de la creación de formas mentales y de la naturaleza del pensador; tienen que estar emocionalmente polarizados y, sin embargo, cuando realizan el trabajo grupal deben hallarse relativamente libres del control astral. Esta liberación astral debe controlar hasta cierto punto las decisiones de quienes han de trabajar en las disipaciones mayores. En el caso del individuo que está tratando de disipar el espejismo en su vida individual, debería estar mentalmente polarizado por la decisión y el esfuerzo, aunque la naturaleza emocional sea para él, en una vida determinada, la línea de menor resistencia. Quienes trabajan en forma grupal lograrán cierta medida de centralización mental, pero para los propósitos del trabajo a realizar, se enfocarán consciente y deliberadamente en el plano emocional, [i213] controlando sus naturalezas. En consecuencia, los trabajadores deben haber practicado la meditación, haber reflexionado mucho sobre la naturaleza del pensamiento y su empleo y ser conscientes de la luz interna.

    Cuando estas tres etapas han sido establecidas como actividades, hábitos y reacciones automáticas relacionadas, y cuando la intención es fija y la capacidad de enfocar se ha convertido en una reacción casi instintiva, entonces puede hacerse un trabajo sólido y eficaz; a este trabajo debe añadirse la persistencia y la paciencia. Podría agregar que no es necesario haber realizado a la perfección el proceso antes de comenzar el trabajo y el servicio. Los discípulos y aspirantes deben cultivar la conciencia de colaboración y comprender que en el servicio propuesto, participan definidamente en una actividad jerárquica y, por lo tanto, están en situación de prestar ayuda, aunque solos y sin apoyo no puedan obtener los resultados deseados. Por medio de su ayuda combinada puede ser acelerado el proceso. Actualmente, a escala mundial, se está comprendiendo el poder que ejerce el esfuerzo unido en el mundo físico y el realizado durante la guerra en algunos países ha apresurado grandemente esta comprensión. El poder de la emoción conjunta (que se expresa a menudo en lo que se denomina psicología de las masas) es reconocido hoy en todas partes, temido y explotado. El poder del pensamiento unificado es aún poco comprendido, y el innato poder que existe en la luz de muchas mentes, que las hace instrumentos eficaces en los asuntos mundiales, penetrando y disipando el espejismo y demostrando ser creadoras en el plano físico, se verá que forma parte de los nuevos métodos de trabajo que serán empleados en la nueva era. Para ello, la Jerarquía ha planeado y trabajado, y está ahora preparada para probar la efectividad de ese trabajo por medio de la organización de un grupo o grupos que trabajarán con el problema del espejismo.

    Por consiguiente, observarán que lo que estoy delineando es relativamente nuevo. La tenue impresión de la técnica venidera, [i214] en lo que respecta al individuo, ha sido registrada. Hombres y mujeres de todas partes tratan de liberarse del espejismo por el poder del claro pensar, la severa disciplina y el sentido común, y por el consciente registro de su relación con el todo –que los induce a eliminar de su vida todo lo que podría causar dificultades a los demás o aumentar la decepción del mundo por medio del espejismo. A esto se agregará (quizás como un aspecto de la nueva religión mundial, en camino de exteriorización) la comprensión de que los grupos pueden eliminar con éxito los espejismos que oscurecen el camino de la humanidad hacia su meta, por medio del poder del pensamiento combinado y proyectado.

    A fin de dar, en esta línea de servicio, el primer paso hacia la actividad grupal unida, presento una fórmula o ritual grupal que –si es utilizado por aquéllos cuyas vidas están relativamente libres del espejismo y el grupo lo reconoce, son realistas y están animados por buenas intenciones– harán mucho para terminar con ciertos aspectos del espejismo mundial. Su esfuerzo, conjuntamente con el de grupos similares, debilitará de tal manera el poder de estos antiguos espejismos que el “Día del Esclarecimiento” vendrá oportunamente.

    Sin embargo, permítanme ante todo, darles una fórmula breve para que la emplee el aspirante, la cual puede ayudarlo a liberarse de su espejismo o espejismos particulares. Clasificaré el proceso, debiendo seguirlo el aspirante en la forma dada, sin tener en su mente ningún sentido del tiempo, estando dispuesto a efectuar este trabajo con regularidad durante meses y si fuera necesario durante años, hasta que se haya liberado y la luz afluya al plano astral por intermedio de su cuerpo astral. Sugeriría que ningún aspirante intente enfrentar el problema del espejismo en su totalidad o procure disipar los espejismos a los cuales es susceptible. Debe enfrentar un mal muy antiguo y también espejismos [i215] firmemente establecidos, los cuales están estrechamente vinculados a aspectos de su vida diaria, de su vida sexual o de sus ambiciones, sus relaciones con otras personas, sus ideas o ideales favoritos, sus sueños y visiones. Deberá elegir el espejismo que más prepondera y obstaculiza en un momento dado (siempre existe alguno), y ha de trabajar 

    conscientemente para disiparlo, si quiere establecer las bases de un servicio efectivo en la disipación del espejismo mundial.

    Fórmula para disipar el espejismo (Individual)

    I.Etapas Preparatorias

    1. Reconocer el espejismo a disipar. Implica:

    • a. La disposición de colaborar con el alma, en lo físico, astral y mental, a fin de ayudar en el trabajo técnico. Reflexionen sobre las implicaciones de esta frase.
    • b. El reconocimiento de las diversas maneras en que este espejismo afecta a la vida diaria y a todas las relaciones.

    2. Emprender las tres etapas de enfoque anteriormente delineadas (págs. 236–238).

    • a. El enfoque de la luz de la mente y de la luz de la materia en el vehículo mental. Esto se realiza por un proceso de elevación, mezcla y fusión, para lo cual se emplea la actividad de la imaginación creadora.
    • b. La meditación, que a su debido tiempo produce la fusión de la luz de la materia, la luz de la mente y la luz del alma en el plano mental. [i216]
    • c. La comprensión de que estas tres luces son una sola luz unificada, un faro preparado para ser dirigido en cualquier dirección.

    3. Reconocer dos aspectos de la etapa preparatoria:

    • a. El alineamiento de la personalidad, para que los tres aspectos de la naturaleza inferior sean vistos como constituyendo una sola personalidad en acción.
    • b. El acto de integración, donde la personalidad y el alma son vistas también como una unidad. Esto se realiza dedicando la personalidad al alma y su aceptación por ésta.

    Estas dos líneas de pensamiento producen un campo de pensamiento y comprensión magnéticos en el cual se efectúa todo el trabajo.

    4. Una pausa donde el ser humano se afirma para realizar el trabajo. Después de haberse preocupado profundamente de la etapa del contacto con el alma y la preparación inicial, enfoca su atenta mente sobre el espejismo a disipar, lo cual no implica tener conciencia del espejismo y de su por qué y para qué. Significa apartar la atención de la personalidad integrada con el alma y llevarla al plano astral y al espejismo particular; la atención no ha de ser dirigida al cuerpo astral del aspirante que trata de efectuar este trabajo. Esta afirmación es de gran importancia, porque al destruir el tipo peculiar de espejismo que le concierne, el aspirante o discípulo comienza a destruir la parte que le corresponde en el mismo lo que hay en él y lo pone en contacto con el espejismo, al mismo tiempo que se prepara para el servicio grupal en esa misma línea. Esta tarea no es fácil.[i217]

    II. Técnica o Fórmula

    5. Por un acto de la imaginación creadora el trabajador se esfuerza por ver y oír al alma –la fuente de luz y poder en los tres mundos– exhalando el OM dentro de la mente de la atenta personalidad expectante. Allí la luz y el poder del alma son retenidos y mantenidos por la personalidad positiva, pues no es deseable una actitud negativa.

    6. La luz y el poder retenidos, combinados con la luz dual de la personalidad (enfocada como sabemos en el plano mental) se ven como generando una fuerte luz que puede ser visualizada como un faro brillante e intenso. Debe ser vista como una esfera de luz brillante y vívida, pero todavía no es irradiada ni proyectada externamente.

    7. Cuando se juzga que este acto de visualización ha sido satisfactoriamente realizado, sigue entonces una pausa en la cual el aspirante enfoca toda la voluntad que posee, detrás de la luz que ha creado mediante la fusión de las tres luces. Esto se refiere a la etapa de la “mente mantenida firmemente en la luz”, mencionada por Patanjali. Aunque el uso de la voluntad –la voluntad del alma–personalidad– es dinámico, en esta etapa ha de ser pasivo, no magnético ni irradiante.

    8. Luego sigue un proceso donde el espejismo a disipar y el faro de la mente son puestos en relación con el poder del pensamiento. El espejismo y su cualidad, el faro y su poder, son reconocidos como tales, y el efecto o los efectos a producirse por medio de esta relación, son cuidadosamente analizados. Esto no debe hacerse en forma tal que los procesos mentales y la luz [i218] y el poder, fortalezcan el espejismo, que de por sí es poderoso. Debe ser hecho de tal manera que, al final 

    del proceso, el espejismo pueda ser apreciablemente debilitado y oportunamente disipado. Ésta es una realización importante.

    9. Habiendo llevado a cabo, en todo lo posible, las necesarias concentración, realización y relación, el aspirante (por un acto de voluntad y la imaginación creadora) enciende el faro y entonces debe ver un vívido haz de luz que afluye y horada el espejismo. Debe visualizar un amplio y brillante haz de luz que surge desde la mente iluminada al plano astral, y ha de creer que realmente es así.

    10. Entonces viene una fase importante y difícil del trabajo, donde el trabajador nombra el espejismo y lo ve en proceso de disiparse. Ayuda al proceso, diciendo con tensión e inaudiblemente:

    El poder de la luz impide la aparición del espejismo (nombrarlo).

    El poder de la luz impide que la cualidad del espejismo me afecte.

    El poder de la luz destruye la vida que existe detrás del espejismo.

    La pronunciación de estas tres frases constituye una afirmación de poder y de propósito y deben ser dichas en un punto de tensión, con una mente firme y orientada positivamente.

    11. Se pronuncia nuevamente la Palabra Sagrada, con la intención de producir, lo que en lenguaje esotérico se llama un “Acto de Penetración”; entonces se ve que la luz realiza tres cosas: [i219]

    • a. Un impacto definido sobre el espejismo.
    • b. Penetra el espejismo y es absorbida por éste.
    • c. Lo disipa lentamente; a medida que pasa el tiempo, el espejismo no volverá a ser tan poderoso y en su oportunidad desaparecerá completamente.

    12. A esto le sigue un proceso de retracción en el cual el aspirante, consciente y deliberadamente, retira el haz de luz y se reorienta hacia el plano mental.

    Debo hacer resaltar que el espejismo nunca se disipa inmediatamente. Tiene un origen muy antiguo. Pero el empleo persistente de esta fórmula debilitará al espejismo, desvaneciéndose lenta e inevitablemente, y el ser humano se liberará de tal impedimento. Quizás esta fórmula les parezca algo extensa, pero la he detallado apropósito, lo más plenamente posible, para que el aspirante comprenda con claridad lo que debe hacer. Después de la debida práctica y de haber seguido fielmente las condiciones requeridas, la seguirá casi automáticamente y sólo necesitará que la fórmula sea reducida al breve delineamiento siguiente:

    Delineamiento Breve de la Fórmula

    1. Las cuatro etapas preparatorias:

    • a. Reconocimiento del espejismo a disipar.
    • b. Enfoque de la luz de la personalidad, la luz dual.
    • c. Meditación y reconocimiento de la luz mayor.
    • d. Unificación de la doble luz de la materia y de la luz del alma, creando así el faro de la mente. [i220]

    2. El proceso de alineamiento y de integración definida.

    3. La orientación deliberada del faro de la mente al plano astral

    4. La actividad del alma y la retención de la luz.

    5. La generación del faro y su visualización.

    6. La evocación de la voluntad detrás del faro de la mente.

    7. La luz unificada que se ha generado, es dirigida hacia el espejismo por el poder del pensamiento.

    8. La especificación del espejismo y la triple afirmación.

    9. El Acto de Penetración.

    10.El Proceso de Retracción.

    Verá, hermano mio, lo que en realidad estoy haciendo es enseñar, a la generación venidera, cómo destruir esas formas mentales que esclavizan a la raza y que, en el caso del espejismo, constituyen formas adoptadas por el deseo, la emoción, la sensibilidad al ambiente, la aspiración en desarrollo y los viejos ideales que impiden, a la luz del alma, iluminar la conciencia de vigilia. Las energías que toman forma en el plano astral no son emoción ni sensación puras, revestidas de materia astral pura, pues no existe tal cosa, sino los deseos instintivos evocados por la sustancia en evolución del plano físico, y ésta, en su totalidad, por la actividad de la familia humana, está siendo redimida y elevada, hasta que algún día veremos la transfiguración de esa sustancia y la “glorificación de la Virgen María” –el aspecto Madre en relación con la divinidad. Son también las formas mentales descendentes que el ser humano, en evolución, crea continuamente, [i221] haciéndolas descender a la manifestación y revistiéndolas con la sustancia del deseo. Cuando las formas mentales descendentes (un reflejo en los tres mundos de esa vasta “nube de cosas cognoscibles” como Patanjali lo denomina, en proceso de ser percibida y que se cierne en el plano búdico, esperando la precipitación) y la masa ascendente de las demandas instintivas, que surgen del aspecto inferior del ente humano y de toda la humanidad, se unen en un punto de tensión, tenemos entonces la aparición de lo que se conoce como plano astral una esfera de actividad creada por el ser humano. Los reinos subhumanos de la naturaleza no saben lo que es el plano astral; los reinos superhumanos lo han trascendido y han descubierto el secreto de su ilusión, no reconociéndolo, excepto como campo temporario de experiencia en el cual vive el ser humano. En ese nivel aprende que la realidad no es “nada de esto, sino Uno y Otro relacionados entre sí”. Ésta es una de las frases ocultas que el discípulo debe aprender a comprender, pues describe la manifestación.