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CONSIDERACIONES PRELIMINARES

“Antes de que el alma pueda ver, debe lograrse la armonía interna, y los ojos de la carne deben estar ciegos a toda ilusión.

“Antes de que el alma pueda oír, la imagen (el ser humano) debe estar sorda a los rugidos y a los murmullos, a los bramidos de los elefantes y a los argentinos zumbidos de la dorada luciérnaga.

“Antes de que el alma pueda comprender y recordar, debe unirse a aquel que habla en silencio, así como la mente del alfarero se une primero a la forma que le dará a la arcilla.

“Entonces el alma oirá y recordará.

“Y entonces hablará la Voz del Silencio al oído interno”.

LA VOZ DEL SILENCIO

 

CONSIDERACIONES PRELIMINARES

[iIX] La Ciencia de Raja Yoga o “Ciencia Soberana del Alma”, tal como la presenta su exponente principal Patanjali, con el tiempo hallará su más amplia demostración en Occidente, lo cual se debe a que, de acuerdo a la ley cíclica, la quinta raza raíz (en su quinta subraza) debe inevitablemente alcanzar su punto culminante. Tal punto, en la economía de la raza, está ejemplificado en el correcto empleo de la mente y su utilización por el alma, para lograr los objetivos grupales y el desarrollo de la conciencia grupal en el plano físico.

Hasta ahora, la mente ha sido deificada o prostituida para alcanzar fines materiales. Mediante la ciencia de Raja Yoga, la mente será conocida como el instrumento del alma y el medio por el cual el cerebro del aspirante se iluminará y adquirirá el conocimiento de los asuntos concernientes al reino del alma.

De acuerdo a la ley de evolución, la quinta raza raíz debe ocuparse íntimamente de la mente, por ser el quinto principio, y su correspondiente quinta subraza debe hacerlo más estrechamente que ninguna otra. Los estudiantes harían bien en tener presente las siguientes analogías:

1. La quinta raza raíz .......... aria

2. La quinta subraza ............  anglosajona

3. El quinto principio ............ mente o manas

4. El quinto plano .................. el mental

5. El quinto rayo .....................  conocimiento concreto.

[iX] Los diversos yogas han tenido su lugar en el desarrollo del ser humano. En la primera raza, puramen- te física, denominada lemuriana, el yoga impuesto en esa época a la infantil humanidad fue el Hatha Yoga, el yoga del cuerpo físico, que enseña el empleo y la mani- pulación consciente de los diversos órganos, músculos y partes de la estructura física. El problema de los adeptos de esa época fue enseñar a los seres humanos (que eran poco más que animales) el propósito, significado y em- pleo de sus diversos órganos, para poder controlarlos conscientemente y comprender el significado simbóli- co de la figura humana. Por lo tanto, en esos primitivos días, los seres humanos llegaban al portal de la iniciación gracias a la práctica del Hatha Yoga. En aquel entonces, la tercera iniciación, cuyo resultado era la transfiguración de la personalidad, era la más elevada que el ser humano podía alcanzar.

En la época atlante, el progreso de los hijos de los humanos se lograba mediante la imposición de dos yo- gas. Primero, la conocida con el nombre de Laya Yoga, el Yoga de los centros, que produjo la estabilización del cuerpo etérico y de los centros en el ser humano, y el desarrollo de la naturaleza astral y psíquica. Más tarde el Bhakti Yoga, resultado del desarrollo del cuerpo emocio- nal o astral, fue incorporado al Laya Yoga, sentándose las bases de ese misticismo y devoción, que ha sido el incentivo fundamental de nuestra particular raza raíz aria. El objetivo, en esa época, era la cuarta iniciación. [iXI] El tema de estas grandes iniciaciones está tratado con mayor extensión en el libro Iniciación Humana y Solar.

En la actual raza aria, la subyugación del cuerpo mental y el control de la mente se logran por la práctica del Raja Yoga y la meta para la humanidad en evolución, es la quinta iniciación, la del adepto. Todo yoga ha ocupado su lugar y ha servido a un propósito útil, y resultará evidente que cualquier retorno a las prácticas del Hatha Yoga, o esas que se ocupan específicamente del desarro- llo de los centros, por medio de los distintos tipos de prácticas de meditación y ejercicios respiratorios, cons- tituyen, desde cierto aspecto, un retroceso. Hallaremos que mediante las prácticas del Raja Yoga y asumiendo una posición que ejerza un control directriz (que descu- brirá quien centre su consciencia en el alma), los otros tipos de yoga resultan innecesarios, por cuanto los resul- tados del yoga superior incluyen automáticamente a las inferiores, aunque no a sus prácticas.

Cuándo las prácticas del yoga sean estudiadas, se evidenciará que recién ahora ha llegado el día de la oportunidad. Oriente nos ha preservado las reglas desde tiempo inmemorial. El mundo oriental (y unos pocos adeptos occidentales) se han valido de estas reglas y se han sometido a la disciplina de esta exigente ciencia. Así se ha conservado, para la raza, la continuidad de la doctrina secreta, la Sabiduría Eterna, y también se ha reunido el personal de la Jerarquía de nuestro planeta. En la época de Buda, [iXII] gracias al estímulo que Éste produjo, tuvo lugar una gran reunión de Arhats, los cuales alcanzaron la liberación por el esfuerzo autoiniciado. Dicho periodo marcó, en nuestra época aria, la culminación para Oriente. Desde entonces, la oleada de vida espiritual ha afluido constantemente hacia Occidente, y podemos esperar la correspondiente culminación que llegará a su cenit entre los años 1965 y 2025. Para tal fin los adeptos de Oriente y Occidente trabajan conjuntamente, pues acatan siempre la Ley.

Este venidero impulso, como en los tiempos de Buda, es de segundo rayo, el cual no tiene relación con ningún impulso de primer rayo, como el que trajo a

H. P. Blavatsky. Los impulsos de primer rayo surgen en el primer cuarto de cada siglo y alcanzan su culminación, en el plano físico, en el último cuarto. El interés demostrado ahora por el Raja Yoga, interés que se irá demostrando cada vez más, y el estudio de esta ciencia y de las reglas que proporciona para el desenvolvimiento del ser humano, indican la tendencia general de este creciente impulso de segundo rayo. Así llegará el día de la oportunidad.

Tres libros deberían estar en manos de todo estudiante: El Bhagavad Gita, El Nuevo Testamento y Los Afo rismos del Yoga, porque contienen el cuadro completo del alma y su desarrollo.

Los dieciocho capítulos del Gita describen el alma, Krishna, el segundo aspecto, en su verdadera naturaleza como Dios en manifestación, culminando en ese mara- villoso capítulo donde Él se revela a Arjuna, el aspirante, [iXIII] como el alma de todas las cosas y el punto de gloria oculto tras el velo de toda forma.

El Nuevo Testamento describe la vida de un Hijo de Dios en plena manifestación, cuando libre de todo velo, el alma en su verdadera naturaleza camina sobre la tie- rra. Al estudiar la vida de Cristo, nos damos cuenta de lo que significa desarrollar los poderes del alma, alcanzar la liberación y llegar a ser un Dios, en toda su gloria, cami- nando sobre la tierra.

Los Aforismos del Yoga contienen las leyes de ese devenir, las reglas, métodos y medios que hacen al ser humano, cuando los sigue, “perfecto, como nuestro Padre en los cielos es perfecto”. Paulatinamente despliega ante nosotros un sistema graduado de desarrollo, que lleva al ser humano, desde la etapa de la persona buena común, a través de las de aspirante, iniciado y maestro, hasta el excelso punto de evolución en que se halla ahora Cristo. Juan, el discípulo amado, dijo: “seremos igual a Él, pues le veremos tal como es”, y cuando el alma se revela al ser humano en el plano físico produce siempre una gran transformación. Cristo dijo: “Cosas más grandes que yo hago, haréis”, prometiéndonos “el Reino, el poder y la gloria”, siempre que nuestra aspiración y persistencia sean suficientes para conducirnos por el espinoso camino de la cruz y nos permita hollar ese sendero que con- duce “al camino ascendente”, hasta la cima del Monte de la Transfiguración.

¿Cómo se produce este gran cambio? ¿De qué manera el ser humano, víctima de sus deseos y [iXIV] naturaleza inferior, se convierte en el ser victorioso que triunfa sobre el mundo, la carne y el demonio? Esto sucede cuando el cerebro físico del ser humano encarnado llega a ser consciente del yo, el alma; pero esta percepción consciente sólo es posible cuando el verdadero yo puede “reflejarse en la sustancia mental”. El alma está inherentemente libre de los objetos y permanece siempre en estado de unidad aislada. Sin embargo, el ser humano en encarnación, debe alcanzar, en la consciencia del cerebro físico, la comprensión de estos dos estados del ser. Debe liberarse conscientemente de todos los objetos del deseo y mantenerse, como un todo unificado, desapegado y liberado de todo velo y forma en los tres mundos. Cuando el estado consciente del ser, tal como lo conoce la persona espiritual, sea también una condición de la consciencia humana en encarnación física, entonces se habrá alcanzado la meta. El ser humano ya no es la víctima del mundo como cuando se ha identificado con el cuerpo físico. Camina libre “con faz resplandeciente” (I.Cor.3), y la luz de su rostro se proyecta sobre todo cuanto encuentra. Sus deseos ya no ponen la carne en actividad, por eso el cuerpo astral no lo subyuga ni lo vence.

Por medio del desapasionamiento y equilibrio de los pares de opuestos, se libera del temperamento, sentimientos, anhelos, deseos y reacciones emocionales, características de la vida de la persona común y alcanza el punto de paz. El demonio del orgullo, la personificación de la naturaleza mental mal empleada y las deformadas percepciones de la mente, han sido dominadas y queda liberado [iXV] en los tres mundos. La naturaleza del alma, las cualidades y actividades inherentes a la naturaleza de amor del Hijo de Dios y la Sabiduría que se manifiesta cuando amor y actividad (segundo y tercer aspectos) se unen, caracterizan su vida en la tierra y puede decir como Cristo: “Consumado es”.

La fecha del nacimiento de Patanjali es descono- cida; existe mucha controversia sobre ello. La mayoría de los autores occidentales la fijan entre los años 820 y 300 a.C., aunque uno o dos la fijan d.C.; los hindúes, que se supone saben algo al respecto, fijan una fecha muy anterior, algunos hasta 10.000 años a.C. Patanjali recopiló las enseñanzas que, hasta la época de su advenimiento, habían sido trasmitidas oralmente durante muchos siglos. Fue el primero en transcribir la enseñanza para los estudiantes, por eso se lo considera fundador de la Escuela Raja Yoga. Sin embargo, el sistema se ha aplicado desde los principios de la raza Aria. Los Aforismos del yoga son la enseñanza básica de la Escuela Trashimaláyica, a la cual pertenecen la mayoría de los Maestros de Sabiduría. Muchos estudiosos sostienen que los Esenios y otras Escuelas místicas de entrenamiento y pensamiento, íntimamente relacionadas con el fundador del cristianismo y con los cristianos primitivos, están basadas en el mismo sistema y que sus Instructores fueron preparados en la gran Escuela Trashimaláyica.

Los aforismos, tal como los presentamos, [iXVI] han sido dictados y parafraseados por el Tibetano; los comentarios han sido escritos por mí, pero sometidos a su revisión e indicaciones. Se observará que la traducción no es literal ni una definición exacta de cada uno de los términos sánscritos originales. Es un intento de verter al inglés, en forma clara y comprensible, el significado exacto, hasta donde es posible hacerlo en un idioma poco elástico e imaginativo. Al estudiante le será útil, cuando estudie estos aforismos, comparar la versión dada aquí con las distintas traducciones disponibles.

ALICE A. BAILEY
Nueva York, Mayo de 1927.