Navegar por los Capítulos de este Libro

FORMAS FUNDAMENTALES

La sencillez de esta regla es tal que en pocas palabras se sintetiza todo el proceso de la evolución creadora. En el plano mental toma forma una idea. [i262] En el plano del deseo sensorial, la energía compenetra esa forma. Bajo el proceso evolutivo, la forma “se dilata y crece”. Mediante la correcta dirección y orientación de la forma en la dirección requerida, se cumple el propósito del pensador.

Toda vida es vibración, el resultado de la vibración es una forma densa o sutil, siendo cada vez más sutil a medida que asciende. Al progresar, la vida palpitante cambia su grado de vibración, y en este cambio está el secreto de la destrucción y de la construcción de las formas. En esta era, de la cuarta ronda, las formas son de cuatro tipos:

1. La Forma de la Personalidad, o ese vehículo de materia física, astral y mental, que proporciona los medios de contacto en los tres mundos. Es construida en cada vida, estableciéndose la clave de la vibración en la vida anterior. Esa forma resulta apropiada para el humano común y le sirve hasta la muerte. Quien entra en el sendero esotérico, lo hace con el vehículo que le fue proporcionado, pero durante la encarnación construye para sí un vehículo más nuevo y mejor, y cuanto más avanzado esté, tanto más conscientemente trabaja. De ahí la constante agitación y frecuente mala salud del neófito en la vida esotérica. Percibe la ley, se da cuenta de la necesidad de elevar su tono y con frecuencia empieza cometiendo errores. Construye de nuevo su cuerpo físico por medio de la dieta y la disciplina, en vez de trabajar de lo interno a lo externo. En la cuidadosa disciplina de la mente, en la manipulación de la materia mental y en la transmutación de la emoción, llega a desarrollarse en el plano físico. Agréguese a los dos anteriores, la pureza del plano físico referente al alimento y los modos de vivir, y en siete años el ser humano habrá construido para sí tres nuevos cuerpos alrededor de los átomos permanentes.

2. La Forma del Medio Ambiente. Esto es en realidad la actuación evolutiva del alma grupal involutiva. No solo se relaciona con nuestros contactos externos, sino

también con los planos internos. De la similitud de vibración [i263] viene la coherencia. Por lo tanto, cuando una persona eleva su vibración y construye nuevamente desde el principio, cambia en consecuencia su tono, dando como resultado una disonancia en su medio ambiente y la consiguiente discordancia. Por consiguiente, de acuerdo a la ley, al buscador de los Misterios y al manipulador de la ley, le llega siempre un período de soledad y tristeza, en que no tiene nadie a su lado y el aislamiento es su sino. En menor grado es lo que pasa a todos, y este total aislamiento es característico del arhat o iniciado del cuarto grado. Está a mitad de camino, entre la vida de los tres mundos y la del mundo de los adeptos. Antes de la iniciación, su vibración no sincroniza con la vibración de los dos grupos. De acuerdo a la ley él está solo, pero solo temporalmente. Cuando el medio ambiente le es satisfactorio, ha llegado el momento de preocuparse; ello es señal de estancamiento. La aplicación de la ley causa una desorganización fundamental.

3. La Forma del Devoto. Sí, significa exactamente eso, pues expresa una idea abstracta. Todo tipo de persona tiene su devoción para la cual vive, y -en la ignorancia, el conocimiento o la sabiduría- aplica la ley hasta donde puede comprenderla. Tal devoción puede ser completamente física, centrada en la carne, en la codicia del oro, en las posesiones materiales. Emplea todas sus energías para satisfacer esa forma concreta, y así aprende. El objetivo del devoto puede ser totalmente astral -amor a su mujer y al hijo, a la familia, al orgullo racial, amor a la popularidad o codicia de alguna especie- y les dedica toda su energía, usando el cuerpo físico para cumplir el deseo del astral.

Pero la forma de su devoción puede ser más elevada aún -amor al arte, a la ciencia o a la filosofía, a la vida religiosa, científica o artística- y a ellas consagra sus energías física, astral y mental, y lo hace siempre con devoción. La vibración está siempre de acuerdo a la altura de la meta; descubre esa meta, la sobrepasa y se desintegra. El sufrimiento viene [i264]  cuando se destruye la forma y se cambia el tono. Durante muchas vidas, ha pasado miles de años bajo vibraciones inferiores. A medida que la evolución progresa, el desarrollo es más rápido y el tono cambia vida tras vida, mientras que en las etapas primitivas podía emitirse una clave o tono durante varias vidas. A medida que el ser humano se acerca al sendero, el sendero de probación queda sembrado de formas destruidas, y de un ciclo menor a otro cambia la meta y, con frecuencia, su vibración se eleva varias veces en una sola vida. Observen, si progresan con la rapidez deseada, que la vida de todos los aspirantes es de movimiento, cambios constantes y diferenciaciones, y de un continuo construir y destruir, planear y ver destruidos esos planes. Es una vida de incesante sufrimiento, de frecuentes choques con el medio ambiente, de innumerables amistades creadas y renovadas, de mutación incesante con su consiguiente agonía. Los ideales trascienden solo para encontrar que son una pauta para otros caminos más elevados; se ven visiones, solo para ser reemplazadas por otras; se sueña para realizar los sueños y luego eliminarlos; se hacen amigos, para quererlos y luego dejarlos, siguiendo después más lentamente los pasos del aspirante que lucha. Así es construida durante todo el tiempo la cuarta forma.

4. La Forma del Cuerpo Causal. Este es el vehículo de la consciencia más elevada, el templo de Dios Inmanente, que es de una belleza tan rara y de una estabilidad tan firme, que cuando tiene lugar la destrucción final de esa obra maestra de muchas vidas, en verdad la copa que hay que apurar es bien amarga, pues la unidad de consciencia parece quedar totalmente despojada. Entonces consciente únicamente del inherente Espíritu Divino, consciente solo de la Verdad de la Deidad, dándose cuenta de las profundidades de su ser, de la naturaleza efímera de la forma y de todas las formas, permaneciendo solo en el vórtice de los ritos iniciáticos, despojado de todo sostén (amigo, Maestro, doctrina [i265] o medio ambiente), muy bien puede el iniciado clamar: “Yo soy Ese Yo soy y no existe nada más”. Bien puede poner simbólicamente su mano en la de Su Padre en el Cielo, y tender la otra, en bendición, al mundo humano, porque solo las manos que han dejado deslizar todo lo que existe en los tres mundos, están libres para impartir la bendición final a la humanidad que lucha. Entonces construye para sí una forma tal como la desea -una forma nueva que no está sujeta a la destrucción, pero suficiente para sus necesidades, y puede ser desechada o utilizada, según lo justifiquen las circunstancias.

En la actualidad es necesario reflexionar sobre esta cuestión de las formas, porque con la entrada de un nuevo rayo y el comienzo de una nueva era, viene siempre un período de gran desorganización, hasta que las formas existentes se adapten a la nueva vibración. En esa adaptación, quienes han cultivado la flexibilidad y la adaptabilidad, o las poseen como rayo de la personalidad, progresan con menos desorganización que aquellos que están más fijos y cristalizados.

Especialmente en estos momentos se debe cultivar la flexibilidad y procurar que la forma responda, porque cuando venga Aquel a Quien todos adoramos, ¿no creen que su vibración causará desorganización si aún existe cristalización? Así sucedió antes, y así sucederá nuevamente.

Respondan a los Grandes Seres, procuren adquirir expansión mental y sigan aprendiendo. En lo posible piensen en términos abstractos o numéricos, y mediante el amor hacia todos, trabajen con la plasticidad del cuerpo astral. En el amor hacia todo lo que respira viene la capacidad de vibrar universalmente, y en esa plasticidad astral vendrá la respuesta a la vibración del Gran Señor.

Este resumen del proceso y de las formas es también verdad respecto a Dios y a Su trabajo cósmico creador; al alma, a medida que esta construye su instrumento para expresarse, sea inconscientemente en las etapas primitivas, o conscientemente en las posteriores; al discípulo, a medida que procura expresar su comprensión del trabajo a través del trabajo grupal y la organización de su [i266] vida; al ser perfecto, a medida que aprende, por medio de la experiencia, a centrar sus fuerzas en el plano mental, y desde allí lograr su propósito de generar y producir esas formas mentales que moldean las mentes de los humanos y encarnan en sí mismas ese aspecto de la Mente Universal, necesario para la correcta producción de esa fracción inmediata del Plan que su era y su generación requieren.

Estas distintas aplicaciones de la regla podrían ser dilucidadas y ampliadas. Sin embargo, este problema debe estar siempre claro en nuestra mente. Somos almas conscientes o estamos en proceso de serlo. Mediante nuestro trabajo de meditación y aplicación al estudio, comenzamos a trabajar en niveles mentales.

Creamos formas continuamente, compenetrándolas con energía, y enviándolas a cumplir su función de acuerdo con el propósito subjetivo comprendido.

Se debería acentuar la palabra comprendido del párrafo anterior. De acuerdo con la claridad de visión y la profundidad de la comprensión interna, así será la forma creada y la fuerza de la vida que le permitirá cumplir la función que le fue designada.

Hasta el momento actual, la mayoría de los aspirantes del mundo expresan los resultados de los pensamientos endebles y mezquinos, pero actúan rápidamente. La meta para los estudiantes debería ser en la actualidad pensamiento rápido y concentrado, y acción lenta. Sin embargo, esa acción lenta será potente en sus resultados; no habrá movimientos superfluos ni reacciones demoradas, y tampoco vacilaciones. Cuando el pensador enfoca su atención en el plano mental, el progreso del pensamiento manifestado es seguro e inevitable. Cuando se capta la idea con toda claridad, con atención bien enfocada, y se aplica firmemente la energía o aspecto vida, da por resultado la inevitable e irresistible aparición y la acción poderosa en el plano físico.

[i267] Debe recordarse este pensamiento si se quieren evitar los peligros del sendero de la izquierda. Permítanme hacer algunas afirmaciones y clasificarlas brevemente, que darán una comprensión más verdadera de las palabras “el sendero de la izquierda”. Nos ocuparemos aquí principalmente de las formas mentales que el ser humano crea:

  1. El sendero de la izquierda concierne al aspecto materia, y la vida vertida solo sirve para vitalizar los átomos de la sustancia. La potencia del aspecto amor, manejada por el alma, está ausente.
  2. La forma creada está constituida por materia mental y astral y por sustancia física. Carece de la contribución del alma. Su propósito está de acuerdo al desarrollo de la forma, pero no a la expresión del alma.
  3. El sendero de la izquierda, por lo tanto, es el sendero donde progresa la sustancia o la materia, y no es el sendero donde progresa el aspecto alma. Es el “camino del Espíritu Santo”, pero no el del Hijo de Dios. Expreso esta verdad con tales palabras porque sirven especialmente para aclarar la diferencia y, no obstante, conservar la integridad de la sustancia-materia y su Unidad dentro de la Vida Una.
  4. Todas las formas creadas en cada etapa están confinadas o abarcan el sendero de la izquierda, sin embargo, van más allá de él y siguen el camino de la derecha. Esta frase proporciona tema para reflexionar, y es difícil deducir su significado. Debe recordarse que todas las formas, ya sigan el camino de la derecha o el de la izquierda, son idénticas hasta cierto punto; atraviesan las mismas etapas progresivas, y en un momento dado parecen uniformes y similares. Se percibe la diferencia solo cuando aparece su propósito, de ahí el entrenamiento del aspirante en el móvil correcto, como paso preliminar para el verdadero trabajo esotérico.

[i268] Podría formularse la pregunta: ¿qué significa este trabajo? El verdadero trabajo esotérico involucra:

  1. Contacto con el Plan.
  2. Correcto deseo de colaborar con el Plan.
  3. Trabajo de construir formas mentales, y limitar la atención del creador de dichas formas al plano mental. Es de naturaleza tan potente que las formas mentales creadas tienen un ciclo propio de vida y nunca dejan de manifestar y efectuar su trabajo.
  4. Dirección de la forma mental desde el plano mental, y la limitación de la atención a esa actividad específica, sabiendo que el recto pensar y la correcta orientación conducen a la actuación correcta y a evadir con seguridad el sendero de la izquierda.

Los aspirantes dan muy poca importancia a esta lección. Desean emocionalmente que aparezca su forma mental y se manifieste la idea. Dedican demasiado tiempo siguiendo los métodos ortodoxos de trabajo y las actividades del plano físico. Se desgastan identificándose con la forma creada, en vez de permanecer apartados de ella, actuando únicamente como agentes directivos. Ustedes aprendan a trabajar en el plano mental. Construyan allí su forma, recordando que si se sumergen en la forma de la cual son responsables, pueden ser poseídos y dominados por ella, entonces la forma será el factor dominante y no el propósito de su existencia. Cuando la forma controla, existe el peligro de que se desvíe en dirección equívoca y encuentre su camino en el sendero de la izquierda, aumentando el poder de la materia y su dominio sobre las almas sensibles.

Agregaré brevemente que todo lo que tienda a aumentar el poder de la materia y a acrecentar la potente energía de la sustancia forma, produce una inclinación hacia el [i269] sendero de la izquierda y un paulatino alejamiento del Plan y del Propósito que este vela y oculta.

Todo trabajo y todas las formas mentales creadas (ya sea que se materialicen como una organización, una religión, una escuela de pensamiento, un libro o cualquier trabajo de toda una vida) que expresen ideales espirituales y acentúen el aspecto vida, caen bajo la categoría de magia blanca. Entonces forman parte de la corriente de vida que llamamos el sendero de la derecha, porque conducen a la humanidad fuera de la forma, hacia la vida, apartándola de la materia, hacia la consciencia.

No hace mucho, en el ashram de uno de los Grandes Seres, cierto discípulo pidió a su Maestro que le expresara esta verdad en tal forma que, aunque en pocas palabras, su importancia mereciera continua consideración. Su Maestro respondió:

“Solo los Hijos de los Humanos conocen la diferencia entre la magia de los caminos de la derecha y los de la izquierda, y cuando hayan logrado la realización, los dos caminos desaparecerán. Cuando los Hijos de los Humanos sepan la diferencia que existe entre materia y sustancia, habrán captado la lección de esta era. Otras lecciones serán abandonadas, pero esta deberá ser aprendida. La materia y la sustancia unidas desarrollan el camino de la oscuridad. La sustancia y el propósito combinados indican el camino de la luz.”