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4. Enfermedades y Problemas de Discípulos y Místicos - Parte 3

Quisiera también llamarles la atención sobre el hecho de que las líneas de demarcación de dichos estados de conciencia animal, humanos y divinos, no son tan nítidos como en nuestra clasificación. Su reconocimiento llamará la atención sobre la complejidad del asunto y evidenciará cuán difícil es nuestro tema. Creo que esta complejidad puede muy bien ser demostrada si estudiamos la forma de emplear la palabra telepatía. Generalmente, hoy, se la emplea para definir dos poderes:

  1. La captación instintiva de alguna situación, llamado o impresión, que hace impacto en el centro plexo solar. Dicho poder de impresionar no está controlado; tampoco existe una percepción supervisada e intencional de un mensaje dirigido; sólo se sintoniza un estado mental o una condición y situación vinculada con quien se considera que dirige el mensaje. En nueve de cada diez casos, es un mensaje angustioso que produce efecto, sin que el receptor posea capacidad para inducir la recepción del [i566] mismo. Un ejemplo de ello sería el de la madre que presiente que su hijo está en peligro.
  2. Una especie de clarividencia que permite al individuo ver lo que está oculto, como los símbolos ocultos de un naipe dado la vuelta sobre una mesa.

Sin embargo, la verdadera telepatía es una comunicación mental directa entre una mente y otra, y su expresión más avanzada es la comunicación entre un alma y otra, empleando, después, la mente para formular la comunicación, como en el caso de la inspiración. Es interesante observar (e instructivo también, teniendo en cuenta nuestro tema) que, cuando existe un verdadero registro telepático, los poderes inferiores pueden elevarse y emplearse en un nivel superior de percepción. Esotéricamente es bien sabido que:

a. Algunas personas captan simplemente en sus mentes, en forma telepática, la información que proviene de otra mente. La captación lo mismo que la comunicación se produce sin palabras y sin formas. El receptor simplemente sabe y el conocimiento impartido adquiere forma en la conciencia, sin etapas ni pasos intermedios. Esto constituye la telepatía amorfa.

b. Algunas personas dan forma instantáneamente al conocimiento impartido, y verán ante sus ojos el mensaje, la palabra o la información escrita o impresa, proyectada sobre una pantalla circulante, vista dentro de la cabeza.

c. Otras personas le darán tal forma, que podrán oírla.

En los dos últimos casos, el verdadero ser humano utiliza sus poderes latentes, elevándolos al nivel más alto posible y subordinándolos para ser utilizados por la mente y el alma. La diferencia [i567] que existe entre el empleo del poder de manifestar la clarividencia y la clariaudiencia, consiste en que, en este caso, hay pleno control y comprensión mentales y, en el otro, se usan automáticamente y sin control los poderes inferiores, se los aplica a cosas sin importancia, y quien los utiliza, no los comprende en absoluto.

Uno de los sentidos fundamentales, como bien saben, es el del tacto. Ésta es la razón de por qué no he ubicado la psicometría en una categoría determinada, en la clasificación de los instintos, sentidos y poderes. La psicometría es esencialmente la capacidad de trabajar y hacer contacto con el alma del grupo superior, al cual aspira llegar el ente del grupo inferior y también con el alma de quien así aspira. En realidad, concierne al grado de inclusividad alcanzado, el cual regirá la relación que existe, por ejemplo, entre un perro u otro animal doméstico y un ser humano, entre un ser humano y otro, y entre un aspirante y su alma, su Maestro y su grupo. Cuando esta inclusividad psicométrica va dirigida hacia el mundo de las cosas tangibles -es decir, minerales, pertenencias personales u otros objetos materiales- tendemos a hacer de ella un espectáculo mágico, cobrando dinero por la demostración del poder de psicometrizar. A esto, entonces, se lo denomina ciencia de la psicometría. Sin embargo, es el mismo poder dirigido hacia los reinos inferiores, tal como se aplica para hacer contacto con lo superior. Hay tres grupos de personas que consciente o inconscientemente emplean los poderes psíquicos inferiores:

Aquellos cuyo grado de evolución es tan inferior, que les permite utilizarlos automáticamente.

Aquellos que han traído de otra vida -de la época atlante- la capacidad de ver y oír en los niveles astrales o de “hacer magia”. Estos poderes son naturales en ellos, pero, por lo general, no son comprendidos ni controlados [i568] inteligentemente y convierten al que los posee en víctima o en explotador de dichos poderes.

El místico que se halla en el sendero de la visión, que (trayendo la energía del alma por medio de la meditación y la aspiración) estimula el plexo solar o el centro laríngeo, abriendo así una puerta al plano astral.

Todos estos casos revelan el plano astral. Aquí podría afirmarse que, donde existe color, forma y fenómenos análogos o réplicas de lo que hay en el plano físico, se ve el “fenómeno duplicado” en el plano astral. Cuando se materializan formas, en el plano físico, se observa una actividad análoga en los planos astral y etérico. No existen fenómenos en los niveles mental o del alma. Esto deben recordarlo siempre. El plano astral -en tiempo y espacio y para todos los fines y propósitos- es un estado real de existencia, más un mundo de formas ilusorias creadas por el ser humano mismo y su imaginación creadora. Una de las principales lecciones que se ha de aprender, en el Sendero del Discipulado, es saber diferenciar lo real de lo ilusorio.

¿Qué ve y oye el médium, cuando se halla en trance o cuando hace una exhibición de clarividencia o clariaudiencia? Existen varias posibilidades, que podrían enumerarse como:

  1. La revelación de la “vida de deseos” de la persona o del grupo a quien se dirige el médium. Esta vida de deseo toma forma en proporción al poder del deseo inexpresado o a la capacidad mental de la persona o personas implicadas.
  2. El reconocimiento, por parte del médium, de la forma o formas mentales, que están en el aura de la persona que se encuentra en el auditorio o círculo. Estas formas mentales han sido [i569] construidas, durante un período de tiempo, y generalmente corresponden a una persona muy amada o profundamente aborrecida. A menudo, son de apariencia tan real, que la persona puede reconocerlas cuando el médium se las describe; éste, al mismo tiempo, por un proceso de telepatía (por medio del centro plexo solar) se da cuenta de las cosas que el espectador desea escuchar, lo cual estará de acuerdo con las modalidades, modos de hablar y los pensamientos del amigo vivo o difunto, y esto explica la calidad mediocre de las afirmaciones y manifestaciones que se expresan en las sesiones. La persona común que frecuenta las sesiones, posee, por lo general, poca inteligencia, a no ser que asista como simple investigador.
  3. Los raros casos en los que un alma, en el sendero de retorno a la encarnación o inmediatamente después de su muerte, es impulsada (para propósitos buenos y justificados) a hacer contacto con un amigo o pariente, por intermedio del médium. Tales casos son conocidos y generalmente se supone que el asistente, el comunicador y el médium, poseen cierto grado de inteligencia. Sin embargo, este acontecimiento es excepcional.
  4. La revelación al clarividente o clariaudiente, de muchos fenómenos del plano astral, análogos a los del plano físico, está condicionada por la calidad y la cualidad del círculo de personas que constituyen el auditorio. El médium interpreta esto y el auditorio lo reconoce.

No intento sembrar dudas sobre la honestidad de las sesiones, ni sobre esos mediums que nacen con los dones de la clarividencia y clariaudiencia. Sólo hago notar que el fenómeno con el cual hacen contacto, es de naturaleza astral, y cualquiera que observe una sesión, desde el punto de vista [i570] de los poderes psíquicos superiores, podrá observar, alrededor de cada asistente, un grupo de formas astrales (autocreadas) de los que han dejado la vida física a través de la muerte, o de quienes están constantemente en sus pensamientos, aunque se hallen vivos, y además se observará un proceso calidoscópico y de formas cambiantes que aparecen y desaparecen (algunas muy nebulosas, otras bastantes sustanciales, de acuerdo al poder del pensamiento), concernientes a la vida de deseo del asistente, a los asuntos hogareños, a su negocio o a su salud. El sensitivo las sintoniza y las vincula con las formas mentales que están allí, y así tiene lugar el espectáculo común de la sesión espiritista y sus asistentes. El médium describe, en forma veraz y exacta, lo que ve y oye; por lo tanto, es sincero y honesto, pero como no ha sido entrenado en el arte de interpretar y en la técnica de diferenciar entre lo ilusorio y lo real, solo puede describir los fenómenos que ve y repetir las palabras que oye.

Sin embargo, cuando el místico desarrolla estos mismos poderes, como sucede a veces, los fenómenos que ve y las palabras que oye, pueden ser de un orden muy elevado, y a pesar de ello, aún son astrales, porque conciernen a acontecimientos y fenómenos que pertenecen a los niveles superiores del plano astral. Entra en contacto con la vida de deseo espiritual o religiosa de la raza, y de acuerdo a la tendencia básica de su aspiración individual, en ese momento, así serán sus contactos. Si es un dedicado y devoto cristiano, verá allí una de las formas mentales hermosas y vitales del Cristo, y ante la maravilla de esa revelación, se despertará el amor y la imaginación, y lo mejor que hay en él será evocado como adoración y misterio. A esto se deben los escritos inspirados y las visiones iluminadas del místico. Si es hindú, se le [i571] aparecerá la visión del Señor de Amor, Shri Krishna; si es budista, verá en todo su esplendor al Señor de la Luz, el Buda. Si es un estudiante de ocultismo, un teósofo o un rosacruz, tendrá la visión de uno de los Maestros o de la Jerarquía entera de adeptos; podrá oír palabras que le harán creer más allá de toda controversia, que los Grandes Seres lo han elegido para acordarle un privilegio especial y prestar un servicio excepcional. Sin embargo, su conciencia

nunca ha salido del plano astral y sus contactos sólo han sido una manifestación maravillosa e inspiradora de los fenómenos de ese plano, que llegaron a su visión y a su oído internos debido a su aspiración.

Todo esto se lleva a cabo por la hiperactividad del plexo solar, estimulado por la energía que afluye desde las alturas alcanzadas en la meditación aspiracional. Los resultados son de naturaleza muy emocional y las reacciones que se desarrollan y el consiguiente servicio que se presta, ocurre en los niveles emocionales. Gran parte de esto puede observarse en los instructores que hay actualmente en muchos países, los cuales han sido y son verdaderos aspirantes y han despertado conscientemente en los niveles superiores del plano astral. Allí, en esos núcleos, vieron las formas mentales que la humanidad ha creado de la Jerarquía espiritual o Su reflejo (un grupo aún más poderoso de formas mentales), y oyeron repeticiones de lo que han dicho y pensado los aspirantes del mundo en todas las épocas, todo lo cual es muy bello, bueno y verdadero. Después de eso, se dedican a enseñar y proclamar lo que han oído, visto y aprendido, y por lo general, hacen mucho bien en los niveles astrales. Como quiera que sea, confunden el reflejo con la realidad, la reproducción con el original, y lo que ha sido construido humanamente con lo que ha sido creado divinamente.

Recuerden que en el plano astral es donde el ser humano debe [i572] aprender a distinguir lo verdadero de lo falso, lo real de lo irreal. Quienes son engañados por ese plano, están aprendiendo la lección necesaria. La realidad de la existencia del plano astral está siendo reconocida constantemente, lo cual es muy bueno. La realidad de la existencia de la Jerarquía espiritual y de los Maestros está siendo llevada a la atención de las masas, por quienes confunden el reflejo y la forma mental con la realidad.

Aquí cabe preguntarse: ¿Cómo puede evitar el místico este error y esta confusión? ¿Cómo puede distinguir entre lo real y lo ilusorio? Esto constituye el problema individual de cada místico, y no existe una regla profunda ni científica, con la cual pueda guiar sus reacciones. Las únicas reglas que puedo dar son tan sencillas, que quienes están abocados hoy a difundir y enseñar aquello con lo que han hecho contacto astralmente, no les agradaría seguirlas. La actitud mental que protegerá al místico, del error y la ilusión astrales, es:

  1. Cultivar el espíritu de verdadera humildad. Existe una arrogancia espiritual que se escuda tras la máscara de la humildad, muy prevaleciente en la actualidad. Hace que los individuos se consideren elegidos por la Jerarquía para salvar al mundo; los conduce a considerarse como voceros de los Maestros o del Cristo; tienden a ser separatistas, en sus actitudes hacia otros guías e instructores, negándose a reconocer los numerosos aspectos del trabajo uno y los innumerables métodos que la Mente de Dios ha ingeniado para llegar hasta las masas.
  2. Negarse a aceptar cualquier contacto o mensaje que involucre a la personalidad o ubique al receptor en un lugar privilegiado, lo cual tiende a desarrollar un complejo mesiánico. [i573] Me agrada esta frase. Es sencilla, concisa e ilustra dramáticamente el estado mental y describe la seguridad consciente que poseen la mayoría de los actuales instructores de la humanidad. Un contacto real establecido por la Jerarquía y el verdadero corolario de Servicio, lleva en sí la convicción de que existen muchos servidores en el Servicio Uno, numerosos mensajeros que llevan el Mensaje Uno, infinidad de instructores de los aspectos variados de la Verdad Una, y numerosos y distintos caminos de regreso al Corazón de Dios. Cuando esta revelación omniabarcante va acompañada de la demanda de servir, entonces, se desarrolla el espíritu de inclusividad y el ser humano puede tener la seguridad de que realmente se lo exhorta a colaborar y estará convencido de la realidad de su visión.
  3. Liberarse del llamado emocional. El verdadero discípulo y místico siempre está polarizado mentalmente. Su visión está libre de las reacciones engañosas del centro plexo solar; su visión despierta el centro cardíaco y evoca respuesta de la energía de su personalidad (enfocada en el centro ajna) y oportunamente produce una centralización en “el lugar de la luz”. Esto indica una creciente actividad del centro coronario. Más tarde, podrá hacer un llamado emocional controlado al dirigirse a las masas, pero debe evitar que lo domine la emoción.

Estamos considerando el desarrollo de los poderes psíquicos que producen condiciones con el sujeto, clasificados por el investigador ortodoxo como patológico, o que indican desórdenes psicológicos graves. Sin embargo, se acerca el momento en que se reconocerá actualmente el hecho de que hay otros métodos de percepción, además de los sentidos físicos, y la actitud adoptada por la ciencia médica, psiquiátrica y neurológica, sufrirán cambios [i574] definidos para alivio y ayuda de la humanidad. El desarrollo de los poderes psíquicos se debe, hoy, fundamentalmente (pues todo el problema entra en campos mutables, a medida

que prosigue la evolución) a que el psíquico va siendo consciente de un campo o campos de fenómenos que están siempre presentes, pero, generalmente, no son reconocidos, porque el mecanismo interno de percepción se halla latente o pasivo. En el ser humano no desarrollado, o en los grupos de seres humanos que están muy abajo en la escala racial, como así también en los animales, prevalece mucha percepción psíquica debido a que el centro sacro anima la vida del plano físico y el centro plexo solar rige la naturaleza psíquica. En estos casos, los centros superiores están pasivos y no se han desarrollado. El plexo solar constituye, para los mundos de la percepción inferior psíquica, lo que el cerebro está destinado a ser en los mundos de la comprensión psíquica superior. En un caso, tenemos un centro de energía tan poderoso, que impele al ser humano a un estado de conciencia fundamentalmente astral, rigiendo así la vida sexual desde el ángulo de la conciencia sensorial; en el otro, tenemos una estrecha identificación entre el centro coronario de materia etérica y el cerebro de sustancia física, de manera que un órgano que es definidamente físico, funciona armónica, exacta y sincronizadamente con su contraparte subjetiva, registrando impresiones provenientes del centro coronario y de los mundos con los cuales ese centro ha puesto al ser humano en contacto. Entonces, ambos se convierten en uno.

Entre estas etapas de vida psíquica de grado inferior y la percepción espiritual del iniciado, existen todos los tipos posibles de percepción consciente, que pueden dividirse en tres categorías principales:

  1. El desarrollo y el empleo de los poderes psíquicos superiores e inferiores. La etapa del Psiquismo [i575].
  2. La evolución de la visión mística. La etapa del Misticismo.
  3. La revelación de la luz y del poder. La etapa del Ocultismo.

Estas manifestaciones del conocimiento divino están vinculadas con el desarrollo de los centros y dependen de él. En los seres humanos de grado inferior, los centros sólo son discos de luz tenue que palpitan y giran lentamente. En los días lemurianos, el centro sacro era el más activo y brillante. En los días atlantes, el centro plexo solar era muy significativo. En la actualidad, como bien saben, las analogías superiores están entrando en una actividad de funcionamiento, y la humanidad comienza a recoger los beneficios derivados de la experiencia obtenida en tres razas, la Lemuriana, la Atlante y la Aria.

En la mayoría de los casos, el centro laríngeo es hoy el más activo y significativo. Sin embargo, llegará el momento en que la humanidad actuará, en amplia escala y en forma masiva, por medio del centro ajna; esto sucederá en la próxima raza. En el próximo gran ciclo de desarrollo racial, no existirán personas con conciencia lemuriana, y la “atracción” o la actividad del centro sacro disminuirá grandemente y habrá sido controlada. Esto ya puede observarse entre los intelectuales de la raza. El estado de conciencia atlante (que principalmente funciona por medio del plexo solar) también habrá disminuido enormemente, a medida que se va despertando el centro cardíaco. Entonces, la humanidad luchará con las dificultades y las dolencias patológicas y psicológicas, basadas en las influencias y condiciones grupales, y no tanto en el desarrollo individual del ser humano. El comienzo de esto se puede observar ya en su fase más inferior, en el surgimiento actual de lo que se llama “psicología de la masa”, algo que prácticamente no se conocía (excepto en los centros urbanos) unos siglos atrás. [i576] Por su radio de influencia, es ahora casi planetaria. La opinión pública, con su influencia condicionante y determinante, es otro aspecto de este mismo factor que está surgiendo.

El estado de conciencia aria, su capacidad de coordinar y su énfasis mental, controlarán la masa de los pueblos, porque, en la raza venidera, el estado de conciencia emocional atlante será para la humanidad lo que el tipo de grado inferior o lemuriano es para el ariano en la actualidad. Entonces, las masas estarán en la categoría de los intelectuales, mientras que los intelectuales de hoy serán los intuitivos del mañana. En lenguaje místico, las masas estarán en el sendero de probación y la elite de la raza se hallará en el sendero del discipulado. También serán muy numerosos los iniciados y adeptos, que están actualmente en encarnación, a fin de llevar a cabo el trabajo exteriorizado de la Jerarquía. Prevalecerán, en el mundo, individuos que serán personalidades totalmente integradas, con todas las virtudes (y por consiguiente, todos los vicios), ambiciones y problemas incidentales a esa etapa de percepción.

Por esta razón, la Jerarquía trabaja actualmente para llevar a cabo la fecundación de la raza, por medio del principio cósmico del amor, a fin de que el amor y el intelecto puedan ir a la par y equilibrarse mutuamente. Por esta razón también, la realidad de la existencia de la Jerarquía espiritual debe ser llevada a la atención de las masas. Esto debe hacerse con el fin de acrecentar el poder magnético del aspecto amor del esfuerzo jerárquico, y no para despertar el temor o pavor, pues pertenece al antiguo orden y debe desaparecer.Podría referirse, aquí, a la actividad paralela que desarrollan las fuerzas que trabajan para evitar la exteriorización de la Jerarquía de la Luz, pues un acontecimiento de esta naturaleza significaría un poder creciente, que ya ha sido comprobado. Como bien saben, en los planos mental y astral, existen [i577] “centros oscuros”, así denominados, debido a que el énfasis de su actividad se ha puesto sobre el aspecto material de la manifestación y en la actividad de la sustancia material, y toda la energía está subordinada a los propósitos estrictamente egoístas. Como ya he dicho, las Fuerzas de la Luz trabajan con el alma que está oculta en todas las formas. Se ocupan de los propósitos grupales y de fundar el reino de Dios en la tierra. Las fuerzas oscuras trabajan con el aspecto forma de la manifestación y tratan de fundar un centro controlador que será exclusivamente suyo y subyugarán a las formas vivientes de todos los reinos para sus peculiares mandatos. Ésta es la antigua historia familiar, en fraseología bíblica, de los reinos del mundo y del reino del Cristo, del poder del antiCristo y el poder del Cristo. Esto produjo una gran encrucijada en los días atlantes y, aunque triunfó la Jerarquía de la Luz, fue sólo por un pequeño margen. La batalla se libró en el plano astral, aunque tuvo su analogía en el plano físico, en un gran conflicto mundial, según narra una antigua leyenda y culminó en la catástrofe del diluvio. Las simientes del odio y de la separatividad fueron fomentadas, desde entonces, y los tres métodos con los cuales las fuerzas de la oscuridad tratan de dominar a la humanidad son el odio, la agresión y la separatividad. Las tres grandes contrapartes espirituales son el amor, la participación altruista y la síntesis.

Sin embargo, el aferramiento de las fuerzas que trabajan contra el principio viviente del amor (personificado en la Jerarquía), no gana terreno en la actualidad, porque la respuesta de la humanidad a lo que es bueno y sintético, es mucho más rápida y general de lo que fue hace unos cuantos cientos de años. Hay muchas razones para esperar que el control indeseable vaya disminuyendo constantemente. Las fuerzas oscuras están regidas, en el plano físico, por un grupo de seis guías orientales y seis occidentales. Los orientales son más poderosos porque [i578] racialmente son los más antiguos y tienen, por lo tanto, mucha experiencia. Trabajan intensificando el espejismo y estimulando los poderes síquicos inferiores. Su punto particular de ataque es, en la actualidad, el grupo de discípulos e iniciados del mundo, pues los iniciados son los responsables de fomentar el amor en el mundo y de unir a los seres humanos en un espíritu de unidad. Sí las fuerzas malignas no tienen éxito en esa tarea, entonces, será posible la exteriorización de la Jerarquía y disminuirá enormemente el control que ejercen las pseudo fuerzas malignas.

Si ellas no pueden hacer que sucumban a cierta forma de espejismo, los discípulos de todas partes, individual o grupalmente, tratarán entonces de utilizar el espejismo grupal para contrarrestar sus esfuerzos y obligar, a aquellos con quienes trabajan los discípulos, a pensar mal, a impugnar sus móviles y a narrarles una historia tan convincente que el discípulo esforzado casi tendrá que luchar sólo. Si no pueden lograrlo, entonces, atacarán los cuerpos físicos de los trabajadores y agentes de la Jerarquía y procurarán, por la angustia del cuerpo físico, controlar lo que el discípulo produce. Esto no siempre tiene éxito y el Maestro frecuentemente puede proteger y protege a Su discípulo. Las fuerzas oscuras trabajan también

intensificando o estimulando el mecanismo psíquico, a fin de que los poderes psíquicos inferiores se desarrollen prematura y anormalmente, hasta asumir proporciones casi incontrolables. Esto sucedió, en amplia escala, en la época atlante y condujo a que fuera revelado todo el plano astral, pero no fue comprendido. Sus potencias indeseables fueron liberadas sobre el plano físico, lo cual condujo a la guerra entre dos grandes escuelas de los misterios -la de la Luz y la de la Oscuridad- que culminó con la destrucción del mundo entonces conocido.

En la actualidad estas potencias, la de la luz y la de la oscuridad, nuevamente luchan por la manifestación y la supremacía en el plano físico, pero esta vez [i579] el resultado es muy distinto. El esfuerzo por establecer contacto con el alma u obstaculizarlo, se manifiesta en forma de enfermedades nerviosas y condiciones patológicas que afectan poderosamente la actividad grupal del ser humano. El esfuerzo realizado por las fuerzas oscuras para estimular los poderes psíquicos inferiores, parece que no puede penetrar en la materia y la forma más allá de los vehículos etéricos, pero sí, desde allí, condicionar fisiológicamente al cuerpo físico por medio de enfermedades, lesiones, desórdenes nerviosos y trastornos cerebrales, y las diversas y numerosas formas de incapacitar e inutilizar al ser humano para enfrentar la vida diaria y las condiciones mundiales modernas. Pero la naturaleza mental ha llegado a la etapa en que puede servir de protección, pues algunas de las grandes barreras protectoras, que hoy se erigen alrededor de la humanidad, son el escepticismo y la negación de la existencia y el valor de los poderes psíquicos. Esto es algo que debe recordarse.

Repetidas veces he empleado la frase “el despertar prematuro” de los poderes psíquicos. Con ello, quiero significar el desarrollo anormal de la clarividencia y de la clariaudiencia, a tal extremo que los niveles inferiores del plano astral quedan revelados, aunque el que los posea, no pueda controlar ese sutil fenómeno del oído y la vista ni interpretar correctamente lo que ve y oye. En las primitivas etapas del animal o del salvaje, estas facultades son frecuentemente normales y no hay una reacción mental de ningún tipo, por lo tanto, tampoco una tensión indebida sobre el sistema nervioso y el cerebro. Tenemos, aquí, lo que podría denominarse una llana pasividad sin emociones, en esa condición que se produce por falta total del sentido interpretativo y de la actitud dramática y autoconsciente del ser humano que comienza a emplear la mente. En cuanto la “conciencia del Yo” predomina, entonces, la posesión de estos poderes psíquicos inferiores se convierte en un obstáculo y una complicación. Momentáneamente deben ser relegados a segundo término, [i580] a fin de que el principio pueda afirmar su control y la vida del alma pueda afluir y expresarse, en forma sensata y reflexiva en el plano físico. Relegar los poderes psíquicos a un lugar, bajo el umbral de la conciencia, es el propósito del desarrollo proyectado para la raza aria.

Quisiera que observaran que empleo la palabra “aria”, en contradicción con la mayoría de las razas que viven en Asia. Generalizando, podrían hoy clasificarse en tres grupos:

  1. Los innumerables restos de la Atlántida o pueblo de la cuarta raza raíz, más unos pocos individuos diseminados de los pueblos lemurianos, tan pocos que pasan desapercibidos.
  2. La raza aria misma, que incluye la civilización de la India y las razas latina, teutona, nórdica y anglosajona, y sus diversas ramas.
  3. Un grupo de enlace entre las razas orientales y la raza aria, denominado semita. Dicha raza no es oriental pura y tampoco aria.

Los judíos forman un grupo, donde el principio de separatividad es muy pronunciado. Durante épocas, han obedecido terminantemente los mandatos del Antiguo Testamento y han insistido en considerarse un pueblo privilegiado. En el transcurso de los siglos, se han mantenido apartados de los demás pueblos del mundo. Ahora, como resultado de ello, evocan, de las razas, entre las cuales están diseminados, el correspondiente deseo de obligarlas a mantenerse apartadas. De acuerdo a la ley, extraemos de los demás lo que está presente en nosotros, y dicha ley no exceptúa a ninguna raza o nación. Mediante la interrelación de los judíos y los gentiles, de los semitas y los arios, y la solución del [i581] problema judío, desaparecerá la gran herejía de la separatividad.

La raza aria no está destinada a ser una raza psíquica. Su meta consiste en que predomine la naturaleza mental. Esto no podría tener lugar, si la “derivación” de las fuerzas que afluyen al mecanismo humano, fuera en dirección al plexo solar, el centro principal que rige el desarrollo psíquico inferior. Así como hoy se llevan a cabo ciertas trasferencias de los centros que están debajo del diafragma a los que están arriba del mismo, análogamente el plexo solar (semejante al cerebro que controla al animal y al ser humano físico emocional) dejará de controlar las actividades del ser humano y, en su reemplazo, el cerebro deberá convertirse en el asiento del agente rector. Nuevamente generalizando, existen tres factores principales controladores de la vida del ser humano:

  1. El plexo solar, que corresponde a la etapa en que la actividad de las fuerzas es física, etérica y astral. La etapa del desarrollo psíquico.
  2. El centro ajna entre las cejas, que corresponde al período de integración y control de la personalidad, donde ciertas zonas del cerebro se sensibilizan y utilizan. La etapa del desarrollo mental.
  3. El centro coronario, que abarca toda la zona del cerebro alrededor de la glándula pineal, donde el ser humano espiritual asume el control. La etapa en que el alma controla.

En esta última etapa, entran en actividad las facultades psíquicas superiores y pueden utilizarse nuevamente los poderes inferiores, si se considera deseable. El iniciado ejerce pleno control sobre sus facultades y poderes, y sabe cómo y cuándo debe emplearlos con provecho y con el menor gasto de energías. [i582] Sin embargo, se debe observar que el médium, o psíquico moderno común, no entra en esta categoría, porque los iniciados y Maestros emplean Sus poderes silenciosamente y detrás de la escena, y no hacen demostraciones públicas. La mayoría de los psíquicos de hoy trabajan con el plexo solar, aunque unos pocos, muy pocos, comienzan a transferir sus fuerzas al centro ajna y a desarrollar las facultades mentales. Esto tiene un efecto integrador y temporalmente se destaca por la total y necesaria cesación de los poderes inferiores. En este sentido, “la mente es el matador de lo real”, pero sólo de lo relativamente real. Aquello que parecía real e importante, o interesante y emocionante para el psíquico común, oportunamente será forzado a ser relegado bajo el umbral de la conciencia por medio del desarrollo de la mente. Este período necesario de transición, en la mayoría de los psíquicos modernos, reside en la raíz de numerosas e indiscutibles dificultades. Están enfrentados con cuestiones que no pueden resolver ni comprenden, pues no han tenido experiencia ni comprensión de las prácticas ocultistas. Han llegado a un punto en que abandonan las antiguas modalidades, aunque nada significan para ellos las nuevas técnicas y prácticas de vivir. Tampoco les atrae el futuro, que deben enfrentar sin los fenómenos que hicieron el pasado tan emocionante, interesante y, a menudo, remunerativo. Sin embargo, en realidad, se enfrentan con la transición del estado de conciencia atlante al estado ario superior de percepción. Se les permite avanzar un paso adelante, y es necesario que recuerden que todo paso adelante en la evolución y, por lo tanto, hacia la meta espiritual, tiene su precio y significa abandonar todo lo que hasta ahora ha sido amado.

Las dificultades psíquicas, que oportunamente se acrecentarán, se agrupan en tres categorías generales: [i583]

Las que surgen del despertar prematuro de los centros. En estos casos, el psíquico no ejerce control alguno sobre sus poderes. Simplemente sabe que ve y oye lo que no puede ver y oír el ser humano común. Su problema reside en que debe vivir consciente y simultáneamente en los planos físico y astral. No puede evitar el ver y oír, su vida se complica y es muy compleja. Donde acontece este prematuro despertar, como en el caso del ser humano intelectual, frecuentemente produce grandes dificultades, tensión nerviosa, trastornos cerebrales y siempre la consabida incomprensión de quienes lo circundan. Muchas veces hay una tendencia clara a la insania. En el caso de la persona común e ignorante, generalmente cambia el énfasis de la vida pasando al plano astral, alejándose del físico, donde el ser humano está destinado a expresar todo lo que hay en él. Entonces, el psíquico vive totalmente en el mundo del espejismo y de los fenómenos psíquicos inferiores, y lo que ve y describe, es sincera y honestamente lo que ha observado, pero carece de capacidad interpretativa. Raras veces es de orden elevado, porque el psíquico no posee influencia o mentalidad de este orden.

Las que surgen debido a una conexión floja entre el cuerpo físico y el etérico. Esto produce las diversas etapas de la mediumnidad, trae el control ejercido por entidades de diversos tipos o el trance, y muchos otros tipos de obsesión temporal o permanente. En esta clasificación, no incluyo a los médium de materializaciones, pues su trabajo es totalmente distinto y, aunque no ofrece peligro para la personalidad del médium, es quizás aún más indeseable. El médium se separa en tal forma (como individuo astral, mental y egoico) de su cuerpo físico, que éste predomina [i584] en su propio campo (el material) y

puede absorber -mediante los innumerables orificios etéricos- la sustancia con que están constituidas ciertas formas inferiores, y puede también atraer sustancia primitiva de grado tan inferior, que se le puede dar forma (y frecuentemente se hace) mediante el pensamiento, sea por uno de los asistentes o un grupo de ellos, en una denominada “sesión de materializaciones”. El médium se armoniza subconscientemente con éstas. En este caso, no existe la armonía telepática, sino la armonía del plexo solar o armonía psíquica. El tema es demasiado abstruso para elaborarlo aquí, y este tipo de mediumnidad debe abandonarse inevitablemente, a medida que prosigue la evolución de la raza.

Aquellas que indican una excesiva sensibilidad a las impresiones, condiciones y la atmósfera que circunda al psíquico. Esta sensibilidad es de naturaleza más o menos incipiente y muy difícil de definir, pero tiene cierta analogía con el sentido del Tacto. No existe parte de la estructura humana que no reaccione en cierta forma, cuando se la toca. Así, el sensitivo registra la percepción psíquica de naturaleza más general que la de los poderes definidos. Tenemos por lo tanto:

Física                         Psíquica                             Analogías Superiores

a. Oído                  Clariaudiencia                    Conduce oportunamente a la telepatía mental y finalmente al conocimiento espiritual.

b. Vista                   Clarividencia                     Conduce oportunamente a la visión espiritual y finalmente a la identificación espiritual.

c. Tacto                       Conduce con el tiempo a la aspiración espiritual y finalmente a la impresionabilidad espiritual.

Se podría indicar, ahora, que la aspiración y el desarrollo místico son el camino para evadir los aspectos superiores de la conciencia atlante. En sí, es de naturaleza astral. [i585] La ciencia y el ocultismo son el camino para evadir la expresión superior de la mente concreta y de la conciencia aria de naturaleza mental. La sensibilidad o sentido psíquico del tacto, es de naturaleza etérica; se expresa generalmente en todos los sujetos y, con el tiempo, debe ceder su lugar a esa impresionabilidad espiritual que permite al ser humano, como al Cristo, simplemente “saber” lo que existe en sus semejantes, percibir la situación en que se encuentran y la condición de la vida que existe en todas las formas. Éste es el primer paso para alcanzar la llave espiritual y universal, de la cual la psicometría es la expresión inferior.

En el párrafo anterior y en las distintas diferenciaciones, he dado mucho para reflexionar y he indicado las secuencias del desarrollo individual, racial y universal.

Si ampliamos estas ideas hasta sus significados planetarios (que para ustedes podría ser interesantes, pero de ningún valor), agregaría que:

1. El tacto……… Es la nota clave de la evolución que continúa hoy en Venus. Es la sensibilidad a la impresión espiritual.

2. El oído…….… Es la nota clave de la evolución que continúa hoy en Marte. Es la telepatía y el conocimiento espirituales.

3. La vista……… Es la nota clave de la evolución que continúa hoy en la Tierra. Es la visión espiritual que conduce a la                                                identificación.

Consideraré, ahora, cómo puede ser detenido temporalmente el abuso de los poderes psíquicos inferiores, hasta que llegue el momento en que el iniciado trate de utilizarlos con pleno control y plena conciencia.

La dificultad primordial del psíquico natural y del ser humano que ha nacido médium, es su incapacidad de controlar inteligentemente los fenómenos que se ponen en evidencia. La falta de control sobre los poderes psíquicos se considera muy indeseable. La falta de control psíquico también debe considerarse en la misma categoría. El [i586] médium puede estar en trance o expresar sus poderes psíquicos, por estímulo del contacto establecido con el grupo de asistentes de una sesión o de un numeroso auditorio. En otros casos, vive continuamente en la zona limítrofe de la conciencia que existe entre los planos físico, psíquico y astral. Esto puede modificarse siempre que el médium lo desee (lo que es muy raro, en realidad) y realizarse únicamente de tres modos:

No interesándose en la demostración de dichos poderes y negándose a emplearlos, a fin de obligarlos a que desaparezcan gradualmente. Esto conduce a cerrar el centro plexo solar (la puerta abierta de los niveles inferiores del plano astral) y a atrofiar esa parte del mecanismo interno que ha puesto a su disposición dichos poderes.

Transfiriendo la atención a la vida mística y expresando una intensa aspiración para alcanzar las realidades espirituales. Esto proporciona un nuevo interés que, en su oportunidad, expulsa dinámicamente los antiguos intereses y tiende a cambiar el énfasis puesto sobre la vida, desde los niveles inferiores del plano astral a los niveles superiores, lo cual también supone que hay una tendencia en el psíquico a la orientación espiritual.

Mediante un curso de entrenamiento intelectual y de desarrollo mental, que, si persiste durante un tiempo suficientemente extenso, automáticamente imposibilitaría utilizar los poderes inferiores, porque se produciría el cambio de la afluencia de energía a los centros que están arriba del diafragma. Es bien conocido, en los círculos psíquicos, que el entrenamiento mental termina con el ciclo psíquico.

Existen tres antiguas reglas que, en el último período del ciclo atlante, fueron dadas por los Adeptos de esa época a [i587] Sus discípulos. Debe tenerse en cuenta que el problema que encaraba la Jerarquía, entonces, consistía en poner temporalmente el énfasis psíquico, que en aquel tiempo era normal, e iniciar la afluencia de fuerzas a la parte superior del cuerpo. Estas tres reglas pueden vincularse mentalmente con los tres métodos mencionados anteriormente.

I. Huye, oh chela, de las tentaciones del infierno. Que tus pies presurosos se aparten del camino inferior y busquen las cimas superiores del plano del espejismo. Asciende. Elige, como buenos compañeros, a quienes llevan una vida de arduo trabajo en las llanuras de la tierra. Parte. Desciende y vive una vida normal en la Tierra. Parte.

II. Alza tus ojos, oh chela, limpia tu corazón y ve la visión de tu alma. Mira hacia arriba y no hacia abajo, adentro, no afuera. Vive libre y apresúrate a alcanzar la meta superior. Parte y busca el lejano lugar secreto donde mora tu alma.

III. La energía sigue al pensamiento, así lo proclama la antigua regla. Piensa, chela, piensa y abandona los reinos donde no rige el pensamiento ni se puede ver una luz reveladora, sino únicamente la luz autoengendrada y, por lo tanto, ilusoria. Piensa, pues.

Estas reglas parecen sencillas y familiares, pero son muy difíciles de seguir, especialmente en el caso del psíquico común, y ello por dos razones: primero, porque no desea perder el poder que dichos poderes le otorgan y, segundo, porque, por regla general, su percepción mental está tan poco desarrollada, que el esfuerzo por transferir su conciencia a los niveles superiores de expresión resulta una tarea demasiado ardua. Pero, cuando la voluntad está activa y se percibe el peligro si se continúa trabajando en los niveles astrales inferiores, entonces, se hará a su debido tiempo el esfuerzo necesario. [i588]

Las reglas anteriores son aplicables al psíquico que tiene la voluntad y la inteligencia suficientes para cambiar su orientación y su tipo de trabajo. Pero ¿qué debe hacer el ser humano que se ha deslizado en los caminos peligrosos del psiquismo inferior, y posee conciencia aria y no atlante? ¿Qué puede hacer cuando el centro del plexo solar está excesivamente activo y ha abierto totalmente la puerta al plano astral? Tratará de cerrarla y de funcionar normalmente; desconfiará y temerá a sus poderes psíquicos de ver y oír. No existe una regla específica de conducta, porque mucho depende de la causa originaria, pero sugeriré varias reglas y normas terapéuticas de conducta.

Si la puerta astral se ha abierto debido a la práctica de ciertos ejercicios de respiración, además de la adopción de ciertas posturas y otros métodos enseñados por los instructores ignorantes de la actualidad, sugeriría que se den los siguientes pasos necesarios y preliminares:

a. Que el ser humano abandone todo ejercicio y toda postura, y evite todo contacto con el instructor. Éste es el primer paso necesario.

b. Que viva una vida de plena actividad física, sin dedicar tiempo a la introspección. Si es materialista, debe cumplir sus obligaciones comerciales, económicas y sociales, según las prácticas del plano físico y su correspondiente responsabilidad, con toda la capacidad que posea, sin pensar en forma retrospectiva.

c. Que enfoque su atención sobre las cosas del vivir físico, hasta el momento en que la evolución lo lleve a la etapa del enfoque mental y a la orientación espiritual. Antes de poder realizarlo, debe cerrar la puerta inferior. En consecuencia, debe controlar la emoción, porque la emotividad mantiene abierta de par en par la puerta y facilita la experiencia astral [i589].

d. Que “aprenda a trabajar y a pensar con la columna vertebral y la cabeza, y no con la parte delantera del cuerpo”, de acuerdo a lo que se traduce de una antigua regla. Esto significa que el psíquico común considera que el plexo solar y el centro laríngeo (los dos únicos de los cuales parece saber algo) están ubicados adelante, en el centro del torso o delante de la garganta, lo que hace que la energía descienda por el camino involutivo y no ascienda por el camino evolutivo de la columna vertebral. Esto es muy importante.

2. Si la puerta del plano astral se ha abierto por derecho natural de primogenitura, por la actividad de vidas anteriores y por la afluencia de fuerzas enfocadas normalmente en el plexo solar, el problema es mucho más difícil. Por lo tanto, será necesario:

a. Adquirir cierta comprensión de la constitución etérica del ser humano. Se debe impartir la enseñanza sobre la naturaleza de los centros de fuerza, para que el psíquico ario tenga algún antecedente inteligente sobre el cual trabajar. Debe hacerse un esfuerzo para construir un cuerpo saludable.

b. Hacer hincapié sobre las metas superiores y recalcar la necesidad de una vida dedicada al servicio. Recordaré que servicio es un método científico, mediante el cual las fuerzas que despiertan, estimulan y controlan el plexo solar, son dirigidas al centro cardíaco, cerrando en forma absoluta la puerta astral y descentralizando el interés psíquico. Dicha descentralización se cumple técnicamente cuando el plexo central ya no constituye un factor dominante y cambia el interés mental del ser humano.

c. Aquí cabría otra sugerencia práctica que podría ser de utilidad. Cuando el psíquico está en la etapa aria de desarrollo y no simplemente en la atlante, entonces, le haría mucho bien [i590] usar con frecuencia el color amarillo. Debe rodearse de ese color, porque sirve para mantener en la cabeza las energías que afluyen, o para evitar que no desciendan más abajo del diafragma. Esto hace que no afluya constantemente la energía del plexo solar, y también ayuda a liberar al psíquico del plano astral. Les indicaré que el psíquico que posee conciencia atlante (lo cual constituye la mayoría de los casos), funciona normalmente cuando despliega las facultades psíquicas, aunque en un arco retrógrado, pero, si el ser humano que posee conciencia aria, despliega esos poderes, es una anormalidad.

3. Donde existe un grave peligro, que produce gran tensión nerviosa o excesiva debilidad, debe tenerse mucho cuidado. Cuando se está librando una lucha violenta contra la actividad psíquica, o hay un colapso nervioso y falta de dirección y control mental, entonces, es esencial a veces forzar al psíquico a tomarse largos descansos en la cama, llevando una dieta liviana y absteniéndose totalmente de todo contacto. A veces será necesario refrenarlo. En la actualidad, innumerables casos como este -que luchan denodadamente para obtener el equilibrio mental y tratan de cerrar la puerta astral- son considerados de demencia o que están al borde de la insania. Su situación se empeora por la incomprensión de sus amigos, del médico y del psíquico. Su dificultad no es mental, sino que está totalmente relacionada con el plexo solar. Sólo cuando se reconozca esto, se comenzarán a tratar correctamente estos casos problemas. Es raro encontrar, verdaderamente, un psicólogo que honestamente admita las posibilidades de estas premisas [i591].

Cuando surgen desórdenes psíquicos, en el místico avanzado, en el discípulo o en el estudiante ocultista, la forma de encararlos debe ser más definidamente científica, porque la dificultad está muy profundamente arraigada, debido a que la mente está más implicada. Trabajar exclusivamente con los centros ubicados a lo largo de la columna vertebral y en la cabeza, es correcto, pero debe llevarse a cabo bajo una cuidadosa vigilancia. No puedo dar, aquí, los ejercicios que conducen a:

1. cerrar los distintos centros,

2. abrir los centros superiores y

3. transferir la fuerza de un centro a otro.

La finalidad de este tratado, que será muy leído por la próxima generación, es llegar al público. Si diera aquí dichos ejercicios, los lectores podrían experimentar con ellos, y lo único que lograrían sería dañarse a sí mismos.

La Ciencia de la Respiración, ciencia del Laya Yoga o ciencia de los centros, tiene gran importancia y también constituye un serio peligro. En último análisis, es la Ciencia de la Energía, y enseña el método para controlar la energía, dirigirla y utilizarla, a fin de expandir la conciencia, establecer buenas relaciones entre el ser humano y su medio ambiente, y, ante todo (en lo que respecta a los miembros de la Gran Logia Blanca), practicar magia blanca. Esta energía pránica actúa a través del cuerpo vital y corre por los innumerables nadis que allí existen. Hay millones de ellos y son diminutos canales de fuerza que subyacen en todo el sistema nervioso del ser humano. Constituyen la contraparte de ese sistema y son el factor animador, hacen posible la sensibilidad e inician la acción y la reacción que convierte el mecanismo de un ser humano en un complicado receptor de energía y director de fuerza. Cada [i592] una de estas diminutas líneas de energía es de naturaleza quíntuple y se asemejan a cinco hilos o fibras de fuerza, compactamente tejidas, dentro de una envoltura de distinta fuerza, las cuales están en forma transversal ligadas entre sí.

Además, se ha de observar que estos cinco tipos de energía forman cada uno una unidad compactamente tejida, constituyendo en su totalidad la envoltura etérica. A través de estos cinco canales, fluyen cinco pranas principales energizando, activando y controlando todo el organismo humano. No existe parte del cuerpo físico, en el cual no se encuentre ni subsista esta red de energía, que constituye la verdadera forma o sustancia.

Cuando las líneas de fuerza se cruzan y entrecruzan, a medida que repiten en el microcosmos los arcos involutivo y evolutivo del macrocosmos, se forman cinco zonas, a lo largo de la columna vertebral, y dos en la cabeza, donde las energías son más poderosas que en otra parte, porque allí están más concentradas. Así aparecen los centros mayores. Por todo el cuerpo se cruzan y entrecruzan, y así viene a la existencia el equipo de los centros de energía:

  1. Donde las líneas se cruzan veintiuna veces, se hallará un centro mayor, de los cuales hay siete.
  2. Donde se cruzan catorce veces, aparecen los centros menores, a los cuales ya me referí anteriormente.
  3. Donde se cruzan siete veces, tenemos centros diminutos, de los cuales hay centenares.